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La ganadería de Canarias «se encuentra en la UVI», mantenida con respiración asistida y con pocas posibilidades de mejora. Esa es el diagnóstico que realiza Asaga Tenerife tras una pérdida de explotaciones en los últimos diez años de un 25%, esto es, una de cada cuatro ha desaparecido.
El entorno cada vez más complicado de elevados costes -sobre todo los salariales a cuenta de la subida del SMI- más la fuerte competencia del exterior -tanto de península como de Latinoamérica- lastra cada año un sector que lleva una década de capa caída y perdiendo posiciones. La soberanía alimentaria en las islas en lo que se refiere al sector primario es solo un objetivo recogido en un papel.
En esta pugna además, solo los grandes sobreviven, ya que tienen más medios para poder introducir tecnología en sus explotaciones, que les permite reducir los costes de una mano de obra cada vez más cara y más difícil de encontrar. Nadie quiere trabajar en el campo.
Los pequeños desaparecen y los grandes siguen creciendo a cuenta de comerse a los chicos. Mas concentración y menos competencia. Así se concluye del análisis de los datos de evolución de sector ganadero de Canarias que maneja Asaga y que apuntan a que entre los años 2010 y 2014 Canarias perdió más de 1.100 explotaciones ganaderas.
De esta forma, de las 5.211 que había en el año 2014 se ha pasado actualmente a 4.085 explotaciones, o lo que es lo mismo, titulares. La caída del número de explotaciones ha ido acompañada de un descenso del número de cabezas de ganado que hay en las islas destinadas al consumo humano. Si en 2014 había casi 340.000 entre cabras, ovejas, cerdos y vacas, a cierre del pasado año ascendían a 305.207, un 10% menos.
Del total de este 'ganado mayor', son las cabras las más numerosas, con casi 200.000 cabezas, debido a que se destinan a la producción de queso, un producto de transformación que deja algo más de margen y con mayor rentabilidad. Así todo, desde 2014 ha habido un recorte del 9% en las cabezas; en las explotaciones el descenso es de un 29%, con la perdida de más de 500. Hoy hay activas 1.261 explotaciones.
Los cerdos le siguen en número, con algo más de 39.000 cabezas y 366 explotaciones, si bien sufren un recorte superior del 21% con la desaparición de casi 130 titulares. Tampoco le ha ido muy bien a las ovejas, que en la última década han retrocedido en un 21% las cabezas y las explotaciones, con la desaparición de 10.000 animales y 234 explotaciones. Hoy suman 854.
El caso de las vacas llama la atención, como apunta el secretario general de Asaga, Theo Hernando. Si bien en la última década se registra un incremento de esta ganadería en un 12% en el número de cabezas (hasta las 18.500), no ocurre lo mismo con las explotaciones, que retroceden un 34%, con la pérdida de 317, lo que da lugar a mayor concentración. En el último año, sin embargo, el bovino se pegó un fuerte «batacazo» y cayó un 18%, como consecuencia del encarecimiento de los piensos por la Guerra de Ucrania y los cuellos de botella del transporte marítimo. Muchos titulares de explotación se vieron obligados a sacrificar a los animales y abandonar el sector. Entre 2024 y 2023 se perdieron 4.000 vacas.
Por lo que respecta a las explotaciones ganaderas de conejos y gallinas, la evolución ha sido muy dispar. Los primeros son los que más retroceden en todo el archipiélago, con una fuerte caída del 56% en la última década. De casi 42.000 animales se ha pasado a poco más de 18.000 mientras que el número de explotaciones han descendido un 18%, hasta las 104.
Como explica Hernando, la razón de esta caída está en la pérdida de competitividad de las granjas de las islas, muy familiares en su práctica totalidad y sin capacidad para competir con el producto que entra de fuera de la mano de las grandes superficies, que ofertan a menor precio. El pollo se encuentra en una situación similar por la competencia de Brasil. El acuerdo con Mercosur agravará la crisis. «Nos va a arrasar», indica Hernando.
En cuanto a las gallinas, es el subsector que más ha crecido en los últimos diez años, con un alza del 11%, superándose los tres millones de animales. Este volumen permite que Canarias esté hoy en el 62% de autoabastecimiento de huevos. Hace unos años se llegó hasta el 90% y se ha retrocedido en parte por los cambios que introdujo la ley de bienestar animal, que obliga a ampliar jaulas y naves. «La ganadería necesita incentivos y ayudas», indica Hernando, que avisa del riesgo de que la ganadería sufra «otro batacazo» en un plazo corto de tiempo en parte debido a la falta de relevo generacional.
Como indica, actualmente el 54% de las explotaciones ganaderas de las islas las dirigen personas de más de 60 años, que se jubilarán a corto plazo, en cinco, seis o siete años y no hay personas para sustituirlas. Hay en riesgo una de cada dos explotaciones.
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