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En plena mejoría de la construcción, que acumula en Canarias tres años de crecimientos en términos de empleo y de producto interior bruto (PIB), el sector se ha topado en las islas con un problema con el que no contaba: la falta de áridos. Este material es indispensable para la construcción de edificios e infraestructuras, como carreteras, puertos y aeropuertos, y por distintos motivos comienza a escasear amenazando la mejoría de un sector que vuelve a ser un pilar en la economía de Canarias. Solo en 2017 el PIB de la construcción creció en el archipiélago a precios de mercado en torno a un 10% y generó 2.347,6 millones de euros, según los datos provisionales del INE.
En el caso de Gran Canaria, según distintas fuentes consultadas, comienza a haber problemas de desabastecimiento a consecuencia del cierre de la cantera Ramos Gil en el Barranco de Tirajana, la más antigua de las isla, por un problema medioambiental de polvo. El viento arrastraba las partículas hacia los núcleos residenciales y tras muchas quejas se ha cerrado.
Actualmente existen en Gran Canaria cinco canteras más de áridos, si bien, solo hay dos cuya producción se vende en su totalidad a quien demanda. El resto son plantas que están en manos de contratistas y hormigonistas y aunque venden al público en general parte de su producción la reservan para consumo propio. Algunos de sus propietarios son constructores.
«Es bastante complicado hacerse con áridos. Llevamos dos meses con dificultades y la cosa no tiene visos de ir a mejor. Es un problema que empieza a preocupar al sector porque ahora es cuando más está tirando el sector», señala el encargado de una potente constructora de las islas, quien recuerda que los áridos son clave para construir edificios y el asfalto de las carreteras, entre otros.
Según explica, la carencia de áridos en las islas no podría cubrirse con material traído del exterior porque encarecería mucho. «Se importan aditivos y cemento pero el árido es inviable. De África se trae en barco arena fina de las dunas, que es muy limpia, y con ella se elabora el mortero pero el árido sería imposible porque encarecería muchísimo cualquier obra», indica.
En Tenerife existe también un problema grave de desabastecimiento de áridos pero el problema tiene otros motivos. En esta isla existen solo dos canteras legales, de las que se extrae el 55% de los áridos. El 45% restante y que es fundamental para cubrir toda la demanda se extrae de las llamadas plantas RSD, de reciclaje y demoliciones de la construcción. El problema es, según indica el presidente de la Federación de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife (Fepeco), Óscar Izquierdo, que muchas de estas plantas no fabrican árido de material reciclado sino que lo extraen de forma ilegal «picando y agujereando toda la isla». Se queja además de su baja calidad. «Es necesario alguna cantera más», asegura Izquierdo, que critica el escaso control que hay por parte del Gobierno de Canarias hacia esas plantas RSD.
La portavoz de la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos, Rita Martínez Andía, coincide con Izquierdo en la necesidad de controlar una actividad que se hace de forma encubierta. «Por ejemplo piden autorización para nivelar un terreno para el riego cuando el fin real es sacar el árido», dice.
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