A Coruña, una ciudad donde sentirte bien y comer mejor

Si le preguntas a un canario por Galicia, específicamente por A Coruña, lo primero que se le viene a la cabeza es verde, lluvia y marisco. No me sorprendería esa respuesta. Pero después de viajar con Binter el pasado fin de semana pude comprobar que esta ciudad milenaria es mucho más que eso.

Una escapada al 'Balcón del Atlántico' -como allí le llaman- permite desconectar, sentir que todo vuelve a la normalidad y sumergirse en una tranquilidad que a veces, por no decir a menudo, se pierde entre la rutina y el ajetreo del día a día.

Una calma que se evidencia a la perfección en la imponente y preciosa Torre de Hércules que vigila cada barco desde sus 55 metros de altura. Este monumento es una de las señas de identidad de esta ciudad bañada por el Océano Atlántico. Cuando la visité fue como si de repente retrocediera en el tiempo y me teletransportara a aquella época de los romanos, cuando estos vislumbraban el faro pensando que ahí se acababa el mundo y que se acercaba la 'Costa da Morte' (Costa de la Muerte).

Es el faro más antiguo del mundo todavía en funcionamiento y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Si la visita (algo que recomiendo encarecidamente por las privilegiadas vistas y lo bien preservada que está) lleve playeras adecuadas, ropa cómoda y una botella de agua para subir los 230 escalones paso a paso. Las vistas desde arriba son privilegiadas. Si cuando sube se dirige a la izquierda verá en el suelo del Parque Escultórico a la Rosa de los Vientos, que representa la mitología celta del Atlántico Norte y que se ha convertido con el tiempo en otro de los símbolos de los coruñeses.

Podrá sentirse vivo disfrutando en familia de la vuelta del RCDeportivo al fútbol profesional en el Estadio Municipal de Riazor o haciendo deporte por A Coruña en su extenso paseo marítimo, el más largo de Europa (13 kilómetros de longitud). No obstante, locales y extranjeros encuentran esa vitalidad frente a un plato de cualquier tipo de marisco gallego sentado en alguna de las mil tabernas que tiene la ciudad.

Es en los pequeños detalles está la diferencia y en Galicia, concretamente en el 'Balcón del Atlántico', saben que su marisco es de los mejores del mundo, por no decir el mejor. Para una persona (como el que se encuentra escribiendo este artículo) que no está acostumbrada a comer 'alimentos del mar' podría ser un desafío inasumible, pero cuando la atención, la autenticidad, el sabor y la simpatía se unen, el paladar cede y solo disfruta de un crustáceo diferencial, fresco y puro.

Si a esto, encima, le suma restaurantes como Pracer, O' Secreto, el Mesón de Herves, Artabria o las tabernas Mundiña o Cinco Mares todo lo hace más sencillo.

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