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El duro revés que ha sufrido Canarias con la quiebra del gigante turístico Thomas Cook es innegable. Pero en el peor escenario posible, es decir, en el caso de que no se recuperara ni uno solo de los potenciales turistas que habrían viajado con el mayorista desde Reino Unido si hubiera sobrevivido, el archipiélago volvería a las cifras de turistas de 2015. Canarias presumía entonces de acumular varios años de récord de visitantes y de facturación que se siguieron pulverizando hasta 2017, cuando se rozaron los 16 millones de turistas.
En 2018, Canarias recibió 5 millones de turistas británicos, de los que poco más de 800.000 viajaron con Thomas Cook, según los datos de Promotur y de Aena. Eso quiere decir que si elimináramos la aportación de este turoperador, el archipiélago se quedaría con 4,2 millones de turistas británicos, lo que supondría volver al mismo registro de llegadas de visitantes procedentes de Reino Unido que se alcanzó en 2015.
Es improbable que se pierdan tantos turistas británicos en los próximos doce meses, porque el resto de operadores absorberán progresivamente buena parte de la capacidad aérea que desaparece con el cierre del mayorista británico, en función de la demanda vacacional del destino. Es el caso de operadores como TUI, IAG, Easyjet, o Ryanair, que ya han mostrado su interés por empezar a cubrir los huecos de Thomas Cook ampliando sus programaciones, lo que implica que los turistas encontrarán alternativas para viajar a las islas.
Canarias ha superado crisis similares en los últimos años. Air Berlin, la que fuera una de las piezas más importantes del puzle de su conectividad aérea, quebró y dejó de operar el 28 de octubre de 2017, aunque el impacto mediático fue mucho menor que el que ha provocado el cierre de Thomas Cook.
Un año antes, en 2016, la aerolínea alemana había traído al Archipiélago a 800.000 pasajeros, prácticamente la misma cifra que los que sumó la división británica de Thomas Cook el pasado año. Pese a la gran pérdida de plazas que supuso también entonces la desaparición de Air Berlin, en 2018 llegaron desde Alemania a Canarias un total de 3.065.360 turistas, solamente 60.000 menos que en 2017. El propio mercado se encargó de reequilibrar la balanza, con Norwegian en aquel momento al frente de la remontada.
En los últimos días se han comenzado además a disipar las dudas sobre el futuro de Condor, que el año pasado transportó hasta las islas a casi 890.000 pasajeros. Un tribunal de Frankfurt ha iniciado un procedimiento de protección para los inversores de esta aerolínea, filial de Thomas Cook, que podría evitar que se declare insolvente. El Gobierno alemán garantizó este martes un préstamo de 380 millones de euros para que Cóndor pudiera seguir operando y garantizar los puestos de trabajos.
En Escandinavia también sigue operando el grupo Ving, la filial nórdica del turoperador británico Thomas Cook. El grupo nórdico está compuesto por la aerolínea Thomas Cook Airlines Scandinavia, los turoperadores suecos Ving y Globetrotter, la compañía de viajes danesa Spies y la finlandesa Tjäreborg, y es una de las filiales más rentables del gigante turístico británico. Y esta división nórdica trajo a Canarias el pasado año a 436.456 turistas. Canarias por tanto tiene muchas posibilidades de salvar estos dos mercados, el nórdico y el alemán.
Pero en el peor caso, es decir, si el archipiélago perdiera absolutamente todos los 2,1 millones de turistas que llegaron en 2018 con Thomas Cook y todas sus compañías satélites –algo improbable–, el destino también retrocedía a las cifras de 2015, cuando se alcanzaron los 13,3 millones de turistas.
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