La UD sigue de dulce

Sigue adelante la UD a golpe de puntos y triunfos, con Viera, Vitolo y Sandro en la reserva y luciendo una pinta tremenda. Sin la autoridad que debió tener, por ocasiones y empuje, despachó esta vez a un Andorra osado (2-0), que se mantuvo en el jaleo hasta el final y obligó a algún que otro salvavidas defensivo. Lecciones que deja la competición, esta vez casi que tocó pedir la hora para conservar el botín, hasta el 88 no llegó el cierre con el penalti forzado por Benito, aunque en nada resta valor a lo conseguido con una victoria que deja al equipo en posiciones de ascenso directo y la sensación de que esto no acaba más que de empezar. Queda un mundo, pero muchos ya se cambiarían los muchachos de García Pimienta, incontestables en rendimiento, implicación y réditos.

Se anunciaba un Andorra contestatario y, en efecto, se vio a un visitante aseadísimo con la pelota, siempre intencionado cuando miró hacia arriba y que obligó a la UD a correr. No le ayudó al equipo el achique poco armónico, muy partidos Mfulu y Loiodice en la zona ancha, aunque, todo hay que decirlo, cuando Moleiro entraba en acción, el remedio era universal. Lo de Moleiro empieza a ser mayúsculo. Si venía de un recital en Málaga la semana pasada, anoche volvió en plan total y asomando por encima del resto.

Después de que Valles sacara una rodilla salvadora ante Jacobo para evitar el 0-1 y que Curbelo la reventase al larguero, en lo que pudo ser el gol de jornada por plasticidad y potencia, Moleiro decidió marcarse un jugadón como falso interior derecho, con amague, acelerón, cabeza arriba y pase, todo un caramelo, a Marc Cardona para que la empujara. Bien el delantero descolgándose del central para hacerse sitio y magistral lo del diez, que hace honor al dorsal por todo lo que produce.

El gol, al filo de la media hora, no cortó el cuerpo a un Andorra que siguió a lo suyo y gustó por sus maneras impecables, si bien toleró a la espalda y permitió el galope, lo que dio pábulo de nuevo a Moleiro, imparable en sus arrancadas, para dejar solo a Álvaro Jiménez ante Ratti. Si no lo han visto bien, deléitense con el toque de exterior que hizo el tinerfeño, sin desmerecer a los patentados por Modric. y en una asistencia soberbia. Álvaro, que terminaría lastimándose en la acción, se llenó de balón, dilató el remate y terminó encontrando el pie el arquero andorrano, ágil en tapar cuando parecía superado. Cosas del fútbol, en una clavada en La Rosaleda, la picó por arriba y firmó una vaselina magnífica. En esta ocasión, le fallaron las luces para poner la sentencia, y para colmo de males, cayó lesionado.

Si se fue al descanso en ventaja la UD fue por el influjo de Moleiro y un Valles que siempre se gana las habichuelas. Porque con el equipo con diez al decidir Pimienta aguantar sin cambios tras retirarse Álvaro por aquello de no gastar una ventana de sustituciones, Fernández obligó al andaluz a una manopla por arriba con un trallazo que iba a la red.

Tras el descanso, bajaron los decibelios. Las fuerzas tampoco eran las mismas. Remando a favor de corriente, Las Palmas se permitió un paso atrás para buscar la contra, si bien ya la claridad escaseaba y Moleiro, en las pocas que tuvo, se enredó más que otra cosa. Así avanzó el pleito con la incertidumbre que daba el 1-0 hasta que, ya sobre la bocina, Benito, uno de los hombres de refresco, sacó oro de un recorte hacia afuera en un costado del área para el penalti que Marc Cardona convirtió en el definitivo 2-0.

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