Nadie quiere ver fantasmas en la UD pese al pésimo inicio de 2025
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El palo de la Copa y el tropiezo con el Getafe se digieren con temple y el convencimiento de reacción. Viene el Madrid en el BernabéuFútbol ·
El palo de la Copa y el tropiezo con el Getafe se digieren con temple y el convencimiento de reacción. Viene el Madrid en el BernabéuY de repente, dos derrotas, un rendimiento desconcertante y, en el horizonte inmediato, el Santiago Bernabéu. Nadie quiere ver fantasmas en la actualidad de una UD que ha empezado de pena 2025, encadenando disgustos en Liga y Copa del Rey, pero lo cierto es que, en cuestión de días, y a golpe de resultados negativos, las previsiones optimistas han dejado paso a un desconcierto moderado, por no hablar del recuerdo de lo acontecido el cuero pasado, cuando, en una situación muy similar la actual (25 puntos se totalizaron con García Pimienta al término de la primera vuelta por los 22 actuales), luego vino lo que vino, esto es, una interminable sucesión de jornadas sin ganar (14 durante la temporada en curso más otras nueve correspondientes a la siguiente hasta alcanzar las 22) para añadir sufrimiento a la permanencia anterior y, posteriormente, hacer saltar por los aires el proyecto con Luis Carrión.
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«Este grupo aprendió de lo que nos pasó y no se repetirá», advirtió, raudo, Kirian Rodríguez para aminorar preocupaciones. En el club se comparte ese presentimiento positivo y, de igual manera, el llamamiento es a la calma, por mucho que lo acontecido frente al Getafe haya dejado una decepción sustancial.
Diego Martínez, profesional perfeccionista y que no es sospechoso de fomentar euforias, tampoco detecta síntomas para alarmarse y, en su análisis interno, tampoco va más allá. Reconoció en Elche, tras el 4-0 de la víspera de Reyes, que nada funcionó («fueron mejores que nosotros, que no estuvimos bien ni física ni tácticamente») y llamó a pasar página de inmediato. Una semana más tarde, tras el asalto del Getafe al Gran Canaria (1-2), puso en valor la posición del equipo, de la que se declaró «orgulloso», resaltó la complejidad de lo conseguido («nadie nos dijo que iba a ser fácil») y hasta se permitió cierta licencia irónica, pese al enfado por perder, asegurando que esa UD que ganaba y seducía antes del parón invernal «tampoco es que fuera a jugar la Champions».
Martínez cree que lo que ha pasado forma parte de las curvas del calendario y más en un equipo como la UD, que se había instalado en una excelencia de juegos y resultados que tampoco era normal.
Sumar diez puntos de doce posibles, tal y como se cerró 2024, constituye una secuencia más propia de candidatos al título que de un aspirante a eludir el descenso. Y gracias a lo acumulado, todavía se dispone de cierto margen con el trío de cola (seis unidades más que el Espanyol, antepenúltimo) y con hasta tres rivales más por debajo antes de la zona de descenso (Getafe, Alavés y Leganés en orden ascendente).
La receta de la normalidad es la que todos quieren aplicar en estos momentos, confiando en los mimbres actuales y, al contrario que en otros clubes, evitando ansias precipitadas en el mercado invernal de transferencias ahora vigente. De hecho, las intenciones originales de no contemplar altas, aún con las salidas de Iván Gil y Fabio González, y con Pejiño y Sinkgraven con la puerta abierta, permanecen intactas.
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Es más, salvo sorpresa, con esta plantilla se llegará a junio, confiando en los retornos de los lesionados Campaña y Viti y en que Januzaj pueda, al fin, ser una pieza que sume. Lo que no quita que si llega algún ofrecimiento que se ajuste a presupuesto y necesidades pueda estudiarse un cambio de estrategia. Fichas disponibles hay.
El clima de serenidad que impera en la UD de puertas para adentro, sin que las críticas abran vías de agua, no impide que técnicos y jugadores admitan que las cosas se pueden hacer mejor. Un debate constructivo y necesario para detectar los errores y ponerles solución. Visitar al Real Madrid no conforma el mejor menú para sacar la cabeza, pero en la mente de todos está, como ya se hizo en Montjuic y ante el todopoderoso Barça a finales de noviembre, buscar la mejor reivindación posible.
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«Ni somos tan malos ahora ni tan buenos antes. Iremos al Bernabéu a ganar, nuestra misión cada fin de semana es ganar los tres puntos sea cual sea el rival y el equipo está centrado en eso», enfatizó Alberto Moleiro sintetizando el ánimo de todos. Desde ya se activa el borrón y cuenta nueva renovando ambiciones y sabiendo que el escenario que viene brinda una oportunidad soberbia para enterrar incertidumbres.
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