Pollo, Jorge y Javi Martel, trío de lujo en el organigrama del Maspalomas

La cantera del Maspalomas ha sido, por tradición y recorrido, una de las más prestigiosas del fútbol canario. Sin ir más lejos, de sus escalafones inferiores emergió David García, leyenda viva de la UD Las Palmas después de haber jugado más partidos oficiales que nadie en los casi 72 años de historia del gran escudo representativo. Ejemplo ilustrativo de cómo se trabaja en el vivero sureño y en cuyo organigrama de filiales ejercen ahora tres técnicos de pasado ilustre en el fútbol profesional: Adrián Hernández, Pollo, Jorge Larena y Javi Martel. Todos, sin excepción, disfrutan la rutina de poder tutelar el crecimiento de alevines, cadetes y juveniles y, basados en las experiencias que acumulan, imparten magisterio con conocimiento de causa, sensibilidad y empatía. Tantos años en vestuarios y convivencias les dejaron un legado que ahora exprimen en su labor docente a pie de campo. Un lujo para el Maspalomas haber juntado a tres figuras que viven el fútbol con tanta o más pasión que cuando lo protagonizaron como actores principales.

Jorge Larena, que fue ídolo en el Insular a comienzos de siglo de la mano de Sergio Kresic y en Primera, vive su etapa inciática en los banquillos con la ilusión de un niño: «Vine hace un año y medio de Chipre, donde colgué las botas, me empecé a sacar los cursos de entrenador y me ofrecieron la posibilidad de ayudar. Encima, tengo a un hijo en el Maspalomas y vivo aquí. Me pareció una oportunidad interesante. Empecé en el cadete B, que es en el que estoy ahora, y también ayudo en el cadete A. Cada día aprendo y estoy encantado».

«Me gusta este rol y mi intención es ir a lo profesional, que es el mundo que viví. Me estoy formando desde abajo», añade.

En su estilo en la banda hay correlación con su manera de entender la vida: «Intento entrenar como soy a nivel personal. Trato de ser cercano con el jugador, aplicar ideas y metodología de muchos entrenadores que tuve y que me marcaron. Y transmitir siempre tranquilidad, exigencia y respeto, sin recurrir a gritos ni formas que no van con mi manera de ser». Y eso que ha tenido que adaptarse porque los tiempos actuales no tienen nada que ver con los que alumbraron sus inicios, como así admite: «Ha cambiado todo. Yo empecé con nueve años jugando en campos de tierra. Ahora veo más facilidades y medios. Ha mejorado todo. Instalaciones, nivel de los entrenadores, organización...». Con sus antiguos compañeros y siempre amigos Ángel y Guayre en el organigrama de la UD, en labores auxiliares en el primer equipo y filial, respectivamente, Jorge no se cierra las puertas a volver: «Con Tonono hablé varias veces y tenemos una percepción del fútbol similar. La UD es el club de mi vida, me lo dio todo. Siempre habrá opciones. No sé si mañana, en un mes, en un año. Cuando llegue el momento quiero estar a la altura».

Javi Martel, por su parte, también es un hombre feliz por su rutina en el Maspalomas: «Llevo seis años. Se disfruta de otra manera el fútbol cuando estás en labores formativas. Empecé en cadetes, ahora estoy en División de Honor Juvenil, con más exigencia, pero sabiendo siempre que los valores y la educación están por encima de todo. Siento que soy un privilegiado por haber caído en el lugar indicado, en un club en el que me siento integrado y valorado, una familia».

Sus dogmas sagrados pasan por el colectivo y la ejemplaridad: «El éxito de mis equipos está en el orden, con el bloque siempre por encima de cualquier jugador, y en los valores, en que los jugadores sean respetuosos con compañeros, rivales, árbitros, que dignifiquen el deporte con su comportamiento. He tenido muy buenas camadas y me siento orgulloso de que los chicos hayan asimilado la importancia de la educación en todo momento».

Inevitable, como a Jorge, cuestionarle si se ve, en un nuevo ciclo en los banquillos, en la UD: «Ya estuve con Chus Trujillo en Las Palmas C. Fue una gran experiencia de la que aprendí mucho. Ahora me debo al Maspalomas. No me cierro puertas pero mi prioridad se seguir haciendo mi trabajo aquí. Trasladé mi residencia a Maspalomas. Vivo al lado de mi lugar de entrenamientos. Uno de mis hijos también está en la cadena y nos pasamos todo el día en los campos y respirando fútbol. No puedo pedir más».

Pollo es hombre de la casa y del municipio. Ha vivido en carne propia los progresos de la entidad: «De cuando empecé yo a como estamos ahora la evolución ha sido tremenda. Del único campo que conocí en mi etapa de jugador, a disponer ahora de tres campos de fútbol once, la cancha de fútbol 8, otro campo en El Tablero... Somos unos privilegiados. En el Maspalomas se incide en la formación de los entrenadores. Es algo que debemos reconocerle a Raúl Borrero, quien hizo un trabajo sensacional hace unos años y sentó unos cimientos muy importantes».

«Llevo seis años entrenando, casi siempre en la Escuela Football Project CD Maspalomas, en la que está otro ex de la UD como es Miguel Cobas, y no he salido del fútbol 8. Me lo paso en grande con los niños. Disfruto con los grupos reducidos que te permiten conocerles y ayudarles».

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Combina en su manual diversión y balón: «Siempre quiero que inicien el juego desde atrás y traten bien la pelota. Que disfruten de un deporte tan increíble».