Patricio Viñayo, director general de la UD Las Palmas, en una imagen reciente. Fotos: UD Las Palmas

«Musculatura caliente y cabeza fría. Así tenemos que competir»

Fútbol ·

Patricio Viñayo, director general de la UD, apela a «plantar batalla hasta el final» en la carrera por una salvación que se ha encarecido

Ignacio S. Acedo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 22 de marzo 2025, 16:50

En el receso del campeonato que antecede ya a su desenlace, con una sucesión de partidos que es definitiva, en la UD Las Palmas aguardan con expectación qué suerte les va a deparar el cierre del curso. Pese a la delicada situación competitiva y clasificatoria, con diez jornadas consecutivas sin ganar y una penúltima posición inquietante, el mensaje desde el club apela a la serenidad y la confianza. Patricio Viñayo (Sevilla, 1964) es una de las voces autorizadas con más jerarquía de la entidad desde su atalaya domo director general, cargo que ocupa desde 2015 y al que accedió tras nueve años de una valiosa hoja de servicios primero como encargado del área de Comunicación y, posteriormente, en el departamento de Gestión. Casi dos décadas de pertenencia ininterrumpida al escudo y que le dan una perspectiva documentada a intransferible.

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–Se encaran las diez últimas jornadas del campeonato ocupando en la actualidad puesto de descenso. ¿Hay más optimismo que preocupación en estos momentos en el club?

–Por supuesto que hay preocupación porque la victoria no llega. Pero por encima de ella está la certeza de que el equipo y el cuerpo técnico están capacitados para lograr los puntos necesarios para permanecer. Lo más importante cuando las cosas se complican es ser plenamente conscientes de la situación. Hoy somos el segundo equipo más amenazado por la posibilidad de descenso. Con esa imperiosa necesidad de puntuar hay que competir y gestionar cada partido. Con la ambición reforzada de ganar, pero sin planteamientos a la desesperada. Con la musculatura caliente y la cabeza fría.

-¿A qué atribuyen la mala racha de diez jornadas sin ganar?

-A un conjunto de circunstancias, algunas de ellas incontrolables. Desde un penalti que se falla y pierdes la oportunidad de ponerte por delante en el marcador, hasta expulsiones que te merman considerablemente durante muchos minutos, pasando por lesiones duraderas o recurrentes de jugadores diferenciales.Y cada jornada sin puntuar te va cargando una mochila que cada vez pesa más. Las famosas dinámicas.

-El año pasado se vivió una secuencia sin triunfos similar con García Pimienta y no hubo cambios en el banquillo. Ahora se repite este mensaje de confianza con Diego Martínez. ¿Este mensaje de convicción en la adversidad habla de la fortaleza del proyecto más allá de los resultados? ¿Terminará la temporada Martínez en el banquillo de la UD?

-La UD Las Palmas actual es un club que busca la estabilidad en todos los ámbitos. El banquillo no es una excepción. Los relevos se producen con detonantes reveladores. El partido contra el Celta fue uno de ellos. Pero un relevo se fundamenta en algo anterior que se va detectando. En el caso de Diego Martínez y su equipo de trabajo todo el club aprecia su trabajo diario y a un equipo que no ha dejado de competir. Hay partidos mejores y peores, pero el equipo compite. Hablamos de la Primera División española, tal vez la más competitiva del planeta. La situación que vivimos ahora debe entrar, por pura lógica, en el abanico de posibilidades que debemos manejar.

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- El discurso del entrenador ha variado poco respecto al que tenía cuando se ganaban partidos. No mira la clasificación, reconocimiento del trabajo de los futbolistas y afán perfeccionista... ¿Se interpreta este equilibrio como un buen indicativo?

-El mundo del fútbol profesional es tan dinámico que no se puede asegurar nada sobre el futuro. ¿Quién apostaría por una victoria sobre un Barça líder, de un equipo que no gana al colista? Sabiendo esto, Diego nunca se mostró triunfalista en los mejores momentos ni derrotista en esta mala racha. Ese equilibrio casa perfectamente con nuestro carácter de club forjado en los últimos veinte años, bajo la presidencia de Miguel Ángel Ramírez. Siempre querríamos tener a alguien así en el banquillo. Desmitificamos en 2006 la obligación de ascender cuando alcanzamos la Segunda División, conscientes de nuestra debilidad en el fútbol profesional. Lo explicamos y el aficionado lo entendió perfectamente, con una madurez que se le negó durante años, sin necesidad de vender humo. Se desinflaron las urgencias, como acuño Ángel Cappa, y apoyaron al equipo en aquellas temporadas hasta la última jornada. Sin desmayo. Ahora creemos que el aficionado teme el descenso, como es natural, pero es consciente de que estamos en la pelea que nos corresponde. Y hay que plantar batalla hasta el final. Ya no vale recordar los últimos meses previos a Navidad. La primera vuelta es historia. Ahora estamos en la lucha que cabía esperar. Y hay que repetir lo que dijimos en la previa del partido contra el Valencia: la única lucha que se pierde es la que se abandona.

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-¿Qué reflexión le merece que la UD sea en estos momentos el equipo más amonestado de LaLiga EA Sports con 86 cartulinas amarillas y 5 rojas?

-Muy clara. Lo anecdótico pasa por encima de lo fundamental. El reglamento sancionador se centra, primordialmente, en proteger la integridad física del jugador. ¿La Unión Deportiva es el equipo más intenso y/o agresivo de la Liga? Obviamente no. ¿Qué es lo anecdótico? Que un jugador como Mata celebre puños en alto frente a un rival como Muriqi que nuestro portero atrape un balón cuando defendemos un córner. Que trates de levantar a un rival del césped cuando pierde tiempo reiteradamente en cualquier encontronazo, y el amonestado es el que quiere jugar, nunca el que prefiere no jugar… A todo esto hay que darle una vuelta.

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-Mucho se viene hablando del sistema arbitral. A diferencia de otros clubes, desde la UD no se ha emitido queja alguna pese a que algunas decisiones de los colegiados que han resultado manifiestamente negativas. ¿En esta línea de actuación, la de no referirse a este colectivo, hay más que ganar que perder?

-La UD Las Palmas habla en el foro adecuado, no públicamente. Muchas veces los dirigentes hablan públicamente para contentar la ira de los aficionados de sus equipos, para generar el efecto de que están con ellos. Pero eso no lleva más que a aumentar un clima de crispación que crea el clima menos propicio para que los árbitros rindan a su mejor nivel. Vivimos, como recordaban los contertulios Miguel Ángel Román, José Sanchis y Alberto Edjogo en la Universidad Fernando Pessoa esta semana, una sociedad ya crispada de por sí, y lo único que sobra en el fútbol es la crispación.

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-¿Puede ejercer de punto de inflexión el último resultado (2-2 ante el Alavés) por la manera en que se produjo?

-Puede serlo. Desde luego es un botón de muestra de lo que el equipo puede hacer, del compromiso de los jugadores y de su capacidad para revertir situaciones adversas. Ese es el camino. Hay que saber interpretar cómo administrar ese empuje que también te lleva a asumir riesgos.

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-El Sporting de Lisboa ya ha anunciado la venta de Essugo al Chelsea. Siendo, como es, pieza fundamental en el equipo, ¿esta noticia puede interferir en su plena focalización en la UD con todo lo que hay en juego?

-Dario es un chico excepcional, con mucho futuro, pero en la misma situación que cuando llegó a nuestro club: cedido. Nada ha cambiado.

-Se ha hablado en numerosas ocasiones de la importancia estratégica para el futuro de la UD de esa consolidación en Primera División ahora en riesgo. ¿Qué valor le da y en qué medida el club está preparado para, si se da el peor supuesto, volver a sufrir una caída en Segunda con el impacto económico y de pérdidas que comportaría?

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-En un sistema de ligas abiertas, en la que por muy bien que lo hagan veinte equipos, tres pierden la categoría cada año, tienes que gestionar contemplando todas las posibilidades. Así se gestionan quince equipos. Obviamente nosotros somos, en esta etapa histórica, cola de león. El consejo de administración sabe que una categoría es una circunstancia y actúa con la responsabilidad necesaria para que la UD Las Palmas nunca más se vea abocada a la posibilidad de desaparecer.

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