La derrota en Girona (2-1) ha dejado muy expuesta a la UD en la tabla clasificatoria, a dos puntos del descenso y sin ese resultado positivo que tanto se demanda para salir del socavón en el que lleva desde que arrancó el año. Con todo, y pese a la decepción que comportó la visita a Montilivi, marcada por un inicio nefasto y un despertar tardío que no alcanzó para sumar, desde el club se maneja un mensaje de seguridad y optimismo a propósito del porvenir que aguarda hasta finales de mayo con las 16 jornadas que restan de calendario.
Por mucho que el panorama actual no invite a exhibiciones de esperanza, en la dirigencia se aplican con certezas: «Este equipo se va a salvar sin ningún tipo de dudas». Y esta seguridad se ha trasladado a los profesionales que deben ejecutar el plan sobre el césped. Hay confianza máxima en revertir el rumbo y volver a la versión más fiable, algo que pasa por la recuperación progresiva de los ausentes (a los lesionados Sandro, Marvin, Januzaj y Campaña se les espera en breve, así como la reaparición de un Viti que no juega desde diciembre, y a Essugo le restan dos jornadas de sanción), la adaptación de Pelmard y Bajcetic y, obviamente, un rendimiento más reconocible y efectivo.
Lamento de McBurnie tras fallar una ocasión.
El convencimiento de que el rearme con todos los disponibles obrará el efecto deseado empuja a pensar en esa dirección. El propio Diego Martínez comparte este pálpito y, sin esquivar la autocrítica, atribuye la mala racha a las inevitables oscilaciones que tienen todos los equipos a lo largo de la temporada.
«Ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos», advirtió recientemente Alberto Moleiro para serenar ánimos y solicitar mayor frialdad en los análisis por encima de las emociones inmediatas de los resultados. «Ni íbamos a jugar la Champions el mes pasado ni hoy lo contrario», enfatizó el míster para rematar el ejercicio de equilibrio que ahora se impone.
Andy Pelmard se emplea en labores defensvivas.
La UD sigue fuera de descenso y tiene por debajo, antes del trío de cola, a Leganés y Espanyol, aunque con los mismos puntos. Y todo, después de un enero nefasto y un inicio de febrero sin levantar cabeza. No hay descalabro.Que ya es mucho.
Atravesar esta racha sin caer en los puestos malditos se valora de la mejor manera y debe servir de aliciente para volver a la casilla de salida y ser aquel grupo capaz de ganarse el respeto de toda la categoría, allá por noviembre y diciembre. No hace tanto.
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