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Luis Carrión y Miguel Ángel Ramírez en el momento de rubricar su alianza el pasado verano. C7
La UD y Carrión: carácter para dimitir o para cesarlo

Crisis en Las Palmas

La UD y Carrión: carácter para dimitir o para cesarlo

El equipo arriesgó al apostar por un técnico 'low cost' y ya no hay margen para esperar más

Domingo, 6 de octubre 2024, 16:05

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Este sábado, tras la vergonzosa derrota de la Unión Deportiva Las Palmas por 0-1 ante el Celta y después de escuchar la pitada de la afición, harta de tanta mediocridad, el entrenador amarillo, Luis Carrión reclamó «carácter» a sus jugadores para superar un trance tan complejo. El mismo carácter que le ha faltado a él para asumir su responsabilidad y dimitir un instante después del pitido final del encuentro. Como también se echa en falta ese carácter en la Unión Deportiva Las Palmas, su consejo de administración y, sobre todo, su presidente y accionista mayoritario, Miguel Ángel Ramírez, para actuar en consecuencia y destituir al técnico a la vista de que Carrión decide no dar un paso al costado.

El parón liguero por los compromisos de la selección española no debe ser interpretado como un tiempo para renovar la confianza en Luis Carrión a ver si llega la reacción. Todo lo contrario: es el momento ideal para acometer un cambio al frente del banquillo y así afrontar el retorno de la competición con el revulsivo que precisa la plantilla. Como hasta enero no se abre el mercado de fichajes, es la única opción que queda en este momento.

Cada día que pase sin esa dimisión por parte de Carrión o su destitución desde el club, es la constatación de que ni el uno ni los otros respetan el veredicto de la afición y tampoco son conscientes de la gravedad de la situación. Porque no es solo que el equipo sea el último y que los puntos perdidos sean demasiados, sino que lo peor es la impresión, refrendada partido tras partido, de que ni hay un diseño claro de equipo ni un estilo de juego que dé garantías para confiar en evitar el descenso. En estas semanas Luis Carrión ha ido haciendo cambios en la alineación, ha probado con diferentes esquemas y el resultado es negativo: la UD es insegura en la portería, muy débil en defensa, no tiene acierto ante el marco contrario y hay una notable desconexión entre líneas.

Pero no hay que mirar solo a los jugadores, que hacen lo que pueden con sus capacidades y con las instrucciones recibidas. Hay un problema estructural que nace en la decisión de club por apostar para el puesto de entrenador por técnicos de escasa solvencia -para más inri, por dos temporadas-. Si algo distinguió históricamente a la UD fue contar en el banquillo con figuras experimentadas, que sabían articular un equipo y que tenían capacidad de reacción cuando se equivocaban o cuando el contrario encontraba puntos débiles. Eso no lo vimos la pasada temporada con Xavi García Pimienta y es necesario recordar que si la UD no descendió, fue porque hubo otros equipos que lo hicieron peor. Empeñarse ahora en repetir ese esquema está dando lo que ha llevado a la afición a sacar los pañuelos y traducir su enfado en pitada. Cuando se apuesta por entrenadores 'low cost', las posibilidades de que la operación resulte fallida crecen exponencialmente, y en eso, por desgracia, estamos.

El sábado, Luis Carrión dijo a los periodistas que le costaría volver a ver el vídeo del partido ante el Celta. Se equivoca: debe visionarlo para asumir su responsabilidad y dimitir. Hoy mejor que mañana. Y el presidente Miguel Ángel Ramírez y el consejo de administración tienen que acometer la destitución si el técnico no es consecuente con sus resultados.

Insistimos: debió dimitir Carrión en la noche del sábado; debió hacerlo este domingo y, si no, el cese es inaplazable. El carácter en el césped ya no es suficiente; toca demostrar que lo hay en el banquillo y al frente del club.

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