El pasado 22 de octubre de 2023 fue un día especial para Alberto Moleiro. La joven perla de la UD debutó en Primera División a lo grande, en casa y con el 10 a la espalda. El tinerfeño tendrá esta fecha grabada para siempre en su mente. El escenario: un estadio de Gran Canaria ávido de victorias y de ver goles de los amarillos, al tiempo que un escaparate para derrochar el talento que atesora en sus botas.
Entró en el minuto 73 sustituyendo a Munir, y ya en su primera jugada deleitó a la parroquia amarilla con su característica internada y desborde dentro del área del Rayo generando una clara ocasión. Sin duda, el equipo necesita de su ritmo y profundidad, esa forma de conducir el esférico pegado al pie y su visión del último pase filtrado, así como su descaro en campo rival. Además, se espera que sea capaz de surtir balones a sus compañeros de vanguardia y ayudarlos a cumplir con el objetivo del gol, tan escaso hasta ahora.
Es cierto que en el curso anterior, en Segunda División, su capacidad goleadora se vio mermada con respeto a la 2021-22, con varios disparos a los palos. Concretamente disputó 40 partidos, o lo que es lo mismo, sumó 2721 minutos sin goles. Solo se perdió un choque (el del Granada en casa), además del último encuentro frente al Alavés, por decisión técnica, el día del ascenso a Primera. En contraprestación, un año antes firmó tres goles con menor número de minutos, ya que disputó 35 partidos.
Otro de los jugadores que deben dar un paso al frente puede ser un Pejiño que no ha aprovechado los minutos que Pimienta le ha brindado. El de Barbate no está a su mejor nivel, no le salen sus típicas internadas desde banda derecha y posterior disparo, entre otras de sus cualidades. Munir, por su parte, sigue ausente y despistado, no acaba de engancharse y mostrar sus bondades.
Javi Muñoz no termina de ofrecer el nivel que expuso durante la pretemporada en Marbella, lucha y ayuda en el medio del campo, pero aún está lejos de aquella versión. Sory Kaba aporta presencia y va bien por alto, pero poco más si no le llegan balones centrados, teniendo que bregar con ambos centrales infructuosamente partido tras partido.
La solución idónea en el ataque del equipo amarillo podría ser Sandro Ramírez, que sigue en el dique seco desde hace ya más de un mes, y al que se le aguarda como agua de mayo. El nueve de la UD está ansioso por volver a los terrenos de juego y mostrar su valía, sigue siendo el que más descaro muestra ante el gol. El delantero que dispara a puerta varias veces durante un encuentro y, ante la falta de gol que merma al equipo, se hace imprescindible su regreso.
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