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Fue un miércoles 1 de octubre. Año 1986. Segunda ronda de Copa del Rey, eliminatoria a partido único. Tenerife- UD Las Palmas ante un Heliodoro Rodríguez López a reventar y que cubrió todo el cargo en taquilla, que ascendía a 18 millones de pesetas. Nada amarillo más allá del césped. Noche cerrada y ambiente hirviendo, con una pedrada a un juez de línea que estuvo a punto de suspender el encuentro y un herido en la grada por la explosión de un petardo. No era un estadio, era un volcán. Ahí, entre alaridos y hostilidades, emergió la figura imperial de Narciso para silenciar al auditorio con cuatro goles, uno detrás de otro, que se dice pronto. La UD, entonces en Primera, aplastó al Tenerife, que militaba en Segunda B, por 1-4 en un derbi que inmortalizó al delantero de Montaña Cardones. Nadie ha logrado algo igual en la historia de los clásicos provinciales. «No cabía en la camiseta después de hacer el cuarto», recuerda Narciso con nostalgia cuando se le invita a evocar una de sus actuaciones estelares. «También guardo en mi memoria los triunfos ante Barcelona o Madrid en el Insular, pero admito que lo del Heliodoro y los cuatro goles lo tengo en un lugar privilegiado de mi vida», admite antes de tirar de ironía: «Ojalá pudiera prestarle algún golito de aquellos a la UD para el próximo sábado, lo haría encantado».
«Éramos muy superiores al Tenerife y creo que el marcador así lo evidencia. Todos los que vivimos ese triunfo nos llevamos una satisfacción tremenda porque ganarle al Tenerife siempre es especial. Sea Liga, Copa o un amistoso. Me tocó destacar por el acierto en el área contraria, aunque sin la ayuda de los compañeros nada hubiese sido posible. En caliente no le otorgué demasiada importancia, pero en los días posteriores comencé a darme cuenta de lo feliz que había hecho a mucha gente y eso es lo que te queda, ver feliz a tus aficionados, notar la gratitud del Insular», matiza.
Aunque reconoce que lo que logró hacer «es complicadísimo de repetir», asegura que le «encantaría» que algún jugador de la UD pudiera emularle, a ser posible en tres días: «Estando Rubén en el campo, todo es posible. Y es una pena que Viera no llegue porque hubiese sido un refuerzo enorme. Pero confío en los que van a salir».
«Hay que respetar al Tenerife, aunque concede mucho atrás. Estuve el domingo en El Toralín viendo el 4-0 que sufrió frente a la Ponferradina y ahí se constató que se le puede hacer daño. Lo pasa mal atrás. También sufrió con el Numancia con los dos goles que terminó encajando. Ahora bien, arriba tiene peligro por sus individualidades. No podemos despistarnos, hay que apretar en defensa y evitar errores. En estos partidos, los detalles son fundamentales», advierte.
Narciso apuesta por romper la mala racha en el Heliodoro sin más esperas porque ve a la UD «en crecimiento» y «con suficientes argumentos» para llevarse el derbi.
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