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La continuidad del técnico, entre la economía y la fe
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La preocupación en la UD crece, pero otra liquidación sería lesiva y no hay opciones al alcanceLa continuidad de Diego Martínez en el banquillo de la UD, ya condicionadísima por los malos resultados, se alarga, entre otros factores, por la confluencia de circunstancias que invitan a la directiva a, de momento, no activar un cambio.
A nivel económico, un despido ahora sería enorme: el hecho de haber afrontado ya una rescisión de contrato esta misma temporada de otro técnico y cuerpo de auxiliares (Luis Carrión) así como lo que supondría una nueva liquidación, en este caso la de Martínez, quien también tiene su equipo de ayudantes, ya supondría un golpe a las arcas. Y, claro está, afrontar, luego, una nueva contratación, lo que supondría un nuevo quebranto en un presupuesto en el que no se contemplaba este capítulo de gastos.
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Además del aspecto meramente pecuniario, tampoco es que abunden las opciones en el mercado en estos momentos para ofrecer un relevo de garantías. Y lo que pueda gustar, tiene un precio inasumible.
No se puede obviar tampoco la esperanza de que ese primer triunfo que se resiste en 2025 dé paso a varios más hasta que se alcancen los puntos necesarios para la salvación.
En otras palabras, que la mala racha actual concluya de una vez, aunque el calendario traiga ahora una nueva salida, esta vez al campo del Betis, de alta complejidad.
Miguel Ángel Ramírez y Luis Helguera tienen muy presente lo acontecido en el curso 2017-18, que acabó con descenso a Segunda, y en el que la sucesión de entrenadores por la banda, hasta cuatro (Márquez, Ayestarán, Paquito y Paco Jémez), no obró la reacción pretendida.
Ahora se considera que la UD sigue muy viva en la competición, pese a las complicaciones que está generando la dinámica actual, y se apuesta por agotar la vía de Diego Martínez.
Se argumenta que, al igual que ya fue capaz de levantar al grupo entre octubre y diciembre, puede repetir justo en el tramo más trascendente de la competición.
Eso sí, ya instalada la duda nada garantiza que, de persistir esta caída libre, no se tomen medidas. Valladolid no escenificó lo esperado y las urgencias crecen.
Es la ley de los resultados y hasta el propio Martínez, por mucho que lo disimule, antes la vivió en sus carnes y se sabe en riesgo.
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