Aquel 9 de junio y en un Numancia-UD

Ignacio S. Acedo

Lunes, 8 de junio 2020, 22:22

Nadie, en los 71 años de historia de la UD, ha defendido la camiseta amarilla más veces que él, que se dice pronto. Y este registro exclusivo, el de sus 474 presencias oficiales con el escudo pegado al corazón, convierten a David García en un referente indiscutible en la trayectoria vital del representativo. Fue hoy, hace justo un año, con motivo de un Numancia-UD, en la jornada que clausuraba la campaña 2018-19, cuando el central de Maspalomas firmó el último acto en su hoja de servicios. Aunque parecía que su continuidad estaba pactada, de hecho, a ojos de muchos, se la ganó como acostumbraba, a base de rendimiento y tantos especialmente importantes (como el que firmó para ganar al Rayo Majadahonda en el tramo final del calendario y amarrar la permanencia), lo cierto es que las siguientes apariciones de David ligadas al club vinieron con la inauguración de un campo a su nombre en la nueva Ciudad Deportiva y, posteriormente, para recibir la insignia de oro y brillantes de la entidad. Por lo que fuera, su contador en la UD se quedó en 16 campañas y terminó un 9 de junio de 2019, aunque sus números le eternizan ya en la memoria popular. A saber si algún día, dentro de varias décadas, ya por encima de las generaciones presentes y venideras, algún jugador es capaz de igualar, al menos, el ejemplo de lealtad, regularidad y longevidad que puso al servicio de la causa. Pero con los tiempos que corren en el fútbol y la dificultad que hay de hacer carrera sin cambiar de destino, la empresa parece imposible,

Tras formarse en el Maspalomas y destacar en el Vecindario, David García fichó por la UD en el verano de 2003 por petición expresa de Pepe de la Rosa, entonces director deportivo del club, y el entrenador Juan Manuel Rodríguez, con quienes había coincidido en el equipo de Santa Lucía.

Sus inicios no fueron fáciles porque, aunque empezó contando con minutos, el despido de Rodríguez en diciembre de ese año y la llegada al banquillo de David Vidal implicaron que lo degradaran al filial, que jugaba en Tercera División.

David aguantó aunque vinieron años complicados, con el descenso a Segunda B y las penurias financieras que a punto estuvieron de hacer desaparecer a la UD del mapa.

Según reconoce, la llegada a la presidencia de Miguel Ángel Ramírez, en julio de 2005, y el ascenso posterior a Segunda, ya en 2006, normalizaron la vida del equipo, que logró una estabilidad y cimentó durante varias temporadas el salto que se consumó en 2015 a la máxima categoría, quizás el punto culminante de su cronología de amarillo.

Después de vivir en carne propia las carestías de unos inicios con incidencias económicas y escenarios competitivos impropios, como los de la Segunda B, David García pudo disfrutar durante tres cursos de las mieles del mejor escaparate del fútbol mundial. Porque, como sucedió con todos los entrenadores que le tuvieron a sus órdenes, siempre se hizo sitio, por muy exigente que fuera la competencia, y terminó siendo protagonista. Además, dejó algún gol para el recuerdo, lo que le hizo entrar en la nómina de nombres que anotaron con la UD en las tres categorías del fútbol español.

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Ahora en las filas del Tamaraceite, ya cumplidos los 38 años «pero con cuerda para rato», David tendrá hoy motivos para permitirse un ejercicio de dulce nostalgia rememorando el que fue su último día en activo con la UD, que sigue siendo su casa porque ha de volver.