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David Sánchez de Castro
Domingo, 23 de marzo 2025, 06:35
Fernando Alonso sigue sin puntuar en lo que va de 2025. El piloto asturiano está sufriendo mucho más de lo previsto por problemas que, estrictamente, no son de rendimiento puro. El Aston Martin de 2024 ya era un monoplaza menor, pero sus deficiencias se paliaban con cierta regularidad en manos del asturiano. Viendo el rendimiento de Lance Stroll, su sucesor de este 2025, permite pelear por puntuar, sin alardes ni mucho menos, pero con cierta capacidad de resistencia.
El problema es que la suerte, el karma o lo que sea están luchando contra Fernando Alonso con uñas y dientes. En Australia, un inoportuno montículo de tierra lo mandó a boxes antes de tiempo; en China, un problema de temperaturas en los frenos traseros lo obligó a retirarse cuando apenas se habían disputado cinco vueltas. Dos Grandes Premios y tres oportunidades de puntuar (las dos carreras normales y el sprint del sábado) dejan a Alonso aún con un ominoso cero en la clasificación general.
Aston Martin planteó la carrera de Australia con cierta confianza. Solo así se explica que tanto Stroll como Alonso apostaran por una estrategia distinta a la de sus rivales, lo que permitió al canadiense rondar la zona de puntos hasta el final. Sin embargo, no fue el día de los coches verdes, igual que esta parece una temporada de un color evidentemente naranja. Sin lluvia como en Australia, lo de China fue un anodino dominio de McLaren, consumado con un doblete indiscutible: Oscar Piastri ganó la carrera por delante de Lando Norris. El poleman del sábado se dio un paseo de 56 vueltas hasta su tercera victoria en Fórmula 1. El australiano no tuvo rival, más allá de la gestión de los neumáticos, reto común para todos.
Pirelli, desde hace años culpable de romper cualquier posibilidad de espectáculo en carreras sin ingredientes extra como la lluvia, propició que apenas pasara nada más allá de algunas peleas menores, algunos buenos adelantamientos -brillante el de Verstappen a Leclerc en el último tercio- y un relativo acercamiento de Russell, tercero al final, a Norris en la última vuelta. Para la mayoría, fue una carrera de una sola parada en boxes.
Cabe poner un punto aparte a la actuación de Ferrari. Charles Leclerc se tocó con Max Verstappen en la salida, lo que le rompió una de las pletinas laterales del alerón delantero. ¿Rompió eso el alerón por completo? No. ¿Le privó de rendimiento? Sorprendentemente, tampoco. Como en otras ocasiones, no solo no perdió aerodinámica, sino que incluso por momentos parecía ir mejor de lo esperado. No faltó la correspondiente 'rajada' contra el ingeniero -curiosamente, o no tanto, del lado de Hamilton no se escucharon muchas quejas-.
Ferrari, siendo más Ferrari que nunca, aspiraba al podio y terminó conformándose con un 5º y 6º en meta que, visto en contexto, no era mal resultado... hasta que llegaron las revisiones técnicas. Jo Bauer, el responsable de la FIA de comprobar que todo está según la normativa, detectó que el coche de Leclerc no llegaba al peso mínimo de 800 kilos. Fue por muy poco: entró en meta pesando 800,5, pero al quitar el litro de combustible obligatorio para hacer la correspondiente medición, se quedó en 799,5 kilos y, por tanto, no cumple con el artículo 4.1 del reglamento técnico. A continuación, miraron el coche de Hamilton y a este le tocó también 'la china', en este caso por un desgaste excesivo del suelo. El monoplaza '44' llegó a meta con la plancha de un espesor de 8,6 milímetros, apenas 0,4 menos del mínimo de 9 que establece el artículo 3.5.9 del Reglamento Técnico. Así, Ferrari acaba la segunda carrera con una doble descalificación.
No se puede decir que el arranque de la era de Carlos Sainz con Williams sea bueno, al menos no como esperaba. En China pudo acabar la carrera, lo que visto en contexto ya es un éxito, pero inicialmente fue en un pobre 13º puesto. Sabía a muy poco, sobre todo viendo que su compañero Alex Albon finalizó de manera cómoda en los puntos y le sigue batiendo. La batalla interna en Williams se inclina claramente hacia un lado, y Sainz apenas tuvo protagonismo en una carrera donde quedó atrapado en zona de nadie, sin opciones de llegar a los puntos... en pista. Y es que la descalificación de los dos Ferrari unida a la de Gasly, también por no llegar al mínimo de peso, le hicieron subir tres puestos de golpe. Primer punto con Williams, aunque con cierto sabor amargo.
Ahora llegan dos semanas de descanso antes de viajar a Japón, un circuito como el de Suzuka, siempre sinónimo de espectáculo. A poco que mejore lo visto en Shanghái, aunque el resultado vuelva a ser papaya, ya merecerá otro madrugón.
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