Santi Aldama está brillando en Estados Unidos. larry french

Lanzamiento sin retorno para Santi Aldama

Desatado. El jugador grancanario deslumbra en su segundo año en la Universidad de Loyola. Su impacto despierta interés y elogios en España y en Estados Unidos.

ÓLIVER SUÁREZ ARMAS

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 17 de febrero 2021

La capacidad de disfrutar del camino es una virtud. El entusiasmo de vivir cada momento y de quemar etapas sin apretar el acelerador, evitando que el ruido externo distorsione la realidad ni acorte un proceso guiado y planificado para encontrar y alcanzar el éxito en el instante preciso. Santi Aldama, una de las más firmes promesas del baloncesto español y europeo, rebosa talento para que su nombre esté en boca de todos en el panorama nacional e internacional, pero su calma, su tranquilidad y su incansable trabajo diario marcan la pauta para poner de manifiesto que, a sus 20 años, tiene muy claro cuál es su hoja de ruta.

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El Eurobasket U18, celebrado el verano de 2019 en Grecia, coronó a España y al jugador grancanario formado en la factoría del Canterbury, siendo designado como mejor jugador del torneo (MVP) tras promediar 18 puntos, 7.6 rebotes y 22.9 créditos de valoración por encuentro. Asombró y, sin tiempo para asimilarlo, comenzaron las comparaciones con Pau Gasol por su altura -2.11 metros- y su versatilidad para castigar dentro y fuera de la pintura. Muchos clubes de la Liga Endesa preguntaron por su siguiente paso, pero decidió proseguir su formación deportiva e iniciar sus estudios de Administración de Empresas en Estados Unidos, concretamente con los Greyhounds de la Universidad de Loyola Maryland.

Aldama, hijo y sobrino de los exjugadores del Club Baloncesto Gran Canaria Santi Aldama -olímpico en Barcelona 92- y Santi Toledo, respectivamente, se adaptó a velocidad de vértigo al plan académico y a la vida al otro lado del charco, pero las lesiones -primero en la rodilla y luego en el dedo para estar ausente en 22 partidos- no permitieron verlo en exceso sobre el parqué. Solo disputó diez choques, pero fueron suficientes para dejar pinceladas de su enorme potencial y firmar unos números para la esperanza -15.2 puntos y 7.6 rebotes de media-. Todo iba sobre ruedas, pero la pandemia del coronavirus frenó en seco su irrupción, viéndose obligado a un primer confinamiento en Estados Unidos y, posteriormente, regresar a la isla para estar junto a su familia en una situación extremadamente preocupante.

El jugador isleño, de 20 años, promedia 20.9 puntos y 10.3 rebotes en los nueve choques jugados omesa forl Canterbury compagina sus estudios empresariales con actuaciones para el recuerdo en el parqué

Fueron meses de incertidumbre, de no parar de ejercitarse en sesiones físicas, técnicas y tácticas supervisadas e, incluso, de participar en la pretemporada del Granca el pasado verano bajo la atenta mirada de Porfi Fisac. Un trabajo minucioso y enfocado a un futuro seguro y sólido. Sin noticias del reinicio de la competición NCAA, continuaba su puesta a punto hasta el arranque de la Patriot League a mediados del pasado mes de enero.

Diez meses después del parón obligado, el balón volvía a recuperar su protagonismo. Sin lesiones y con la confianza en línea ascendente, la mejor versión de Aldama no tardaría en relucir. A pesar de que el combinado de la Universidad de Loyola Maryland ha cedido en siete de sus nueve compromisos disputados hasta el momento en la División I, la promesa isleña brilla con 20.9 puntos y 10.3 rebotes por duelo, ofreciendo un repertorio de recursos que ha despertado el interés y los elogios de la prensa especializada y de los aficionados en España y en Estados Unidos.

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«Claramente, el arranque no ha sido ideal, pero creo que se pueden aprender muchas cosas. Al final, hemos ganado dos partidos y hemos perdido siete, pero seis de esas derrotas han sido por cuatro puntos o menos. Entonces, eso significa que estamos ahí y que estamos compitiendo. Lo único que a la hora de cerrar partidos no hemos tenido suerte o no hemos sabido hacerlo. De cara al final de la temporada, lo que hay que hacer es continuar con el mismo trabajo y aprender a cerrar partidos», analiza Aldama a este periódico.

Sus números son estratosféricos, pero mayor es su capacidad de no desistir ni regalar una gota de esfuerzo dentro y fuera de la pista. Su filosofía está grabada a fuego y el fruto cae solo a medida que avanzan las semanas. Con actuaciones para el recuerdo, Aldama acaba de obtener el galardón de Jugador de la Semana de la Patriot League por segunda vez consecutiva tras promediar en los últimos días 24.5 puntos, 15.5 rebotes y 3.2 asistencias.

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«Creo que he ido de menos a más. A medida que he ido entrando en ritmo de competición después de tanto tiempo, me voy encontrando más cómodo en la pista y voy ganando experiencia. Al final, siempre intento dar el máximo, pero mientras más juegas y con más ritmo estás, terminan saliendo mejor las cosas. Hay que concentrarse en cerrar partidos y ganar, y seguro que así las cosas salen mucho mejor», apunta.

Aldama impresiona a propios y a extraños, pero nada le inquieta. De momento, en tan solo dos años ya pasó a la historia de su universidad por conseguir 30 puntos y 22 rebotes en una cita ante Lafayette que necesitó de tres prórrogas para resolverse. Algo inaudito en su centro académico y que ya lo catapultó a los libros que perdurarán en la memoria. Y es que se añade que, en la Patriot League, nadie había realizado tantas capturas en un encuentro desde 1995. Casi nada.

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«Ver que bates un récord siempre es motivo de orgullo, pero también hay que saber cómo lo has conseguido. Creo que ha sido fruto del trabajo de tanto tiempo y eso también me hace ver que este es el camino a seguir. Hay que continuar trabajando, hay que darlo todo cada día y seguro que las cosas buenas seguirán llegando», argumenta.

Aldama cree que el hecho de que tanta gente esté pendiente de sus evoluciones supone «otro motivo más para estar contento. Que la gente se fije en ti y te siga, pues emociona y te motiva a seguir trabajando. Estoy muy agradecido».

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Pero ni sus exhibiciones ni el ruido varían su plan. «Tomé esta decisión por una razón. Lo ideal sería terminar mi carrera universitaria. Por supuesto, si se presenta alguna oportunidad, como puede ser la NBA, siempre se valorará porque es el sueño de mi vida desde que soy un niño. Como siempre digo, hay que trabajar día a día, centrarse en lo que estás viviendo y en el futuro las cosas ya llegarán o no», razona. Esto no ha hecho más que comenzar.

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