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Daniel Panero
Domingo, 1 de diciembre 2024, 18:12
El Manchester City continuó este domingo con su particular descenso a los infiernos. El conjunto que dirige Pep Guardiola cayó en Anfield por 2-0 en un partido en el que se vio superado de principio a fin por la intensidad del equipo de Arne Slot y en el que pudo recibir incluso un castigo mayor. Los goles de Gakpo y Salah agravan la crisis de los 'skyblues', que ya suman siete partidos sin ganar entre todas las competiciones, están fuera de puestos Champions y a se sitúan a once puntos del liderato de la Premier League.
Hay días en los que es mejor no levantarse y este domingo era uno de esos días para el Manchester City. Los de Pep visitaban en su peor momento el peor escenario posible. Lo sabían Anfield y un Liverpool que salió como una manada de lobos, dispuesto a destrozar a una presa que se tambaleaba. Guardiola dejó fuera a Ederson, Gvardiol, De Bruyne, Grealish, Doku y Savinho, pero ni por esas logró que los suyos igualaran la intensidad inicial de un rival que se llevó por delante todo lo que tuvo a su paso.
Liverpool
Kelleher; Alexander-Arnold (Quansah, min. 73), Van Dijk, Konaté, Robertson; Gravenberch, Mac Allister, Szoboszlai; Gakpo (Darwin Núñez, min. 73), Luis Díaz (Elliot, min. 91), Salah (Jones, min. 84).
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Manchester City
Ortega; Walker, Aké, Dias, Akanji; R. Lewis (Grealish, min. 80), Gündogan (Savinho, min. 57), Nunes (Doku, min. 57), Bernardo Silva, Foden (De Bruyne, min. 80); Haaland.
Goles 1-0: min. 12, Gakpo. 2-0: min. 78, Salah, de penalti.
Árbitro Chris Kavanagh. Amonestó a Nunes, Foden, Gravenberch y Akanji.
Incidencias Partido disputado en Anfield ante 61.276 espectadores.
Y es que el Liverpool es ahora mismo un equipo imparable, un conjunto que asfixia a los rivales en campo contrario, que tiene la pausa cuando se necesita y que, sobre todo, muestra un vértigo que muy pocos son capaces de igualar en el Viejo Continente. Toda esa mezcla la ha conseguido Arne Slot en tiempo récord y se pudo ver nada más comenzar el choque. Cada disputa era del Liverpool, cada cambio de orientación caía en los pies de los 'reds' y cada balón al área era un quebradero de cabeza para Pep. Así llegaron hasta tres avisos que desbarató Stefan Ortega o incluso un poste tras un remate de Van Dijk, y así llegó el tanto después de que Salah, en su enésima juventud, se sacara de la chistera un pase que solo tuvo que empujar a la red Gakpo.
Fue el justo premio a un Liverpool infinitamente superior. Y eso que Guardiola adelantó a Akanji a la zona de creación para tener un jugador más en la construcción junto a Rico Lewis y Gündogan, pero fue insuficiente ante un rival que siente que es su momento. Slot contrarrestó el planteamiento 'skyblue' con la presencia de Szoboszlai entre líneas y obligando al City a defender abierto gracias a la presencia de Salah y Gakpo en los costados. Hasta nueve disparos efectuaron los 'reds' en una primera parte arrolladora en la que lo mejor para Guardiola fue que su equipo logró salir con vida.
Tras la reanudación, la inercia parecía otra. El Manchester City vivió en la cornisa, pero fue recuperando algunas sensaciones gracias al buen tino de Bernardo Silva, capaz de amasar la pelota y bajar las revoluciones al choque. Los 'skyblues' tenían más balón, pero veían cómo el Liverpool perdonaba una y otra vez. Van Dijk, Gakpo y Salah tuvieron las más claras antes de que Guardiola decidiera que ya era hora de unirse al plan del enemigo. Dio entrada a Goku y Savinho y se preparó para un intercambio de golpes que, quién sabe, le podía sonreir.
No fue así. El City se traicionó a sí mismo y perdió el poco control que tenía del choque. Ese nuevo escenario sonrió a un Liverpool que ahora mismo es más versátil. Szoboszlai recibió la pelota siempre con facilidad para darse la vuelta y asistir a un tridente, el compuesto por Salah, Luis Díaz y Gakpo que es dinamita. La puntilla la dio el egipcio desde los once metros para castigar a un City en caída libre.
Hasta Pep perdió los nervios en la recta final encarándose con una grada de Anfield que llevaba tiempo esperando la caída de los nuevos ricos de Mánchester. Los seis dedos que mostró el técnico de Sampedor en alusión a sus seis Premier League conquistadas son parte de un pasado glorioso, pero no tapan un presente inquietante.
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