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Nueva jornada del juicio a Luis Rubiales por el beso que dio a Jennifer Hermoso al término de la final del Mundial de 2023. Este miércoles ha sido el turno del entonces seleccionador español Jorge Vilda, que ha alegado que no presenció el beso al ser el penúltimo en la fila de la entrega de medallas, aunque después sí que escuchó «comentarios» al respecto. «Conozco a Hermoso desde hace muchos años. No noté que ella estuviera rara, pero es verdad que estaba muy pendiente del pronóstico de mi hija, que estaba ingresada en el hospital», ha dicho Vilda.
El exseleccionador sí ha precisado que en el autobús había mucho «jolgorio» por la celebración y que «Rubiales me contó lo del beso». Ya en el avión, «las primeras horas descansamos un poco y empecé a ver noticias y ver la bola mediática que se estaba creando en torno al beso», ha señalado. Jorge Vilda ha admitido también que escuchó conversaciones en las que estaban «Luis Rubiales, Rafael del Amo, Chema Simón, Matallanas...» en las que se hablaba en torno al pacto mediático que estaba teniendo el beso y de buscar «un consenso, un comunicado, un video, pero nada especifico». «Daban vueltas a saber qué hacer para pararlo», ha explicado. «Se estaba dando mucha más importancia a algo que había pasado y se estaba restando importancia a la celebración, por lo que prioricé los próximos acontecimientos deportivos como los JJOO, para no empañar un éxito deportivo», ha dicho ante el juez. «No presencié la presión que se estaba ejerciendo sobre ella», ha asegurado.
Sobre por qué no habló con la futbolista en el avión, Vilda ha confesado que «no vi oportuno hablar con Jenni», aunque ha reconocido que «tendría que haberle preguntado cómo estaba». «En ese momento no quería importunarla, estaba con sus compañeras, en su celebración, y no quería molestarla», ha dicho Vilda, que ha reconocido que no ha vuelto a hablar con Hermoso desde el mundial y que la futbolista estaba dolida porque no fuera a preguntarla. «Lo que todo el mundo veía y sentía era alegría, jolgorio, celebración, a nadie se le encendió una luz de alarma», ha añadido.
Además, Vilda ha explicado que la futbolista durante el vuelo tenía cara de preocupación, pero no la vio llorar en ningún momento. Sin embargo, sí fue a hablar con su hermano, «preocupado» por ella y por lo que podía suponer la presión mediática para ella. «Le pedí al hermano de Jenni que normalizáramos la situación», ha señalado. El hermano de Jenni Hermoso tildó el beso de «anecdótico y de algo sin importancia» cuando habló con él.
Albert Luque, exdirector de la Selección masculina y acusado en el proceso, sólo ha contestado al juez y las defensas, a las que ha asegurado que Jennifer y Hermoso y él «éramos muy amigos desde hace años». Luque ha contado que no fue al Mundial, pero sí al viaje a Ibiza y quiso interesarse por ella, pero como no recibía sus mensajes se acercó al hotel para hablar con ella y ésta no quiso. «Escribí a Jenni diciendo que estaba abajo, por si quería hablar, pero me dijo que no quería hablar con nadie y que gracias por interesarme», ha relatado.
En su lugar, habló con Ana Cube, una amiga de Jenni, y fue una relación cordial. «Yo al final estaba en medio de dos amigos», ha señalado. Me dijo que «ella solo quiere a disfrutar del momento» y ha reconocido que le «sentó mal» que no le recibiera con la cantidad de favores que le ha hecho él en ocasiones anteriores. Luque sí ha reconocido que «me di cuenta de que todo se estaba magnificando», cuenta Luque.
El otro exdirectivo de la Federación acusado de coaccionar a la jugadora para que dijese que consintió, el exresponsable de marketing de la Federación de Fútbol Rubén Rivera, también se ha acogido a su derecho a no declarar a la fiscal y sólo lo ha hecho a las defensas.
En la jornada del martes, Luis Rubiales lo negó todo. No solo la falta de consentimiento del beso que le propinó a Jenni Hermoso, sino también que liderara una estrategia posterior entre sus subordinados en la federación para coaccionar a la jugadora y desactivar la «tremenda crisis mediática» que había generado su polémica conducta. «Estoy totalmente seguro de que me dio su aprobación. Me dio permiso y le agarré de la cabeza para besarla como quien da un abrazo. Fue un gesto espontáneo, de alegría», contestó el acusado para desmontar la tesis sobre la presunta agresión sexual.
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En la hora de interrogatorio en el que respondió a todas las partes, el expresidente de la Federación Española de Fútbol (FEF) se mostró firme en su versión exculpatoria. No perdió los nervios pese a algunas contradicciones con respecto al papel de los otros acusados y, de la mano de las defensas, buscó desacreditar algunos testimonios de otros testigos en el juicio que le incriminan directa o indirectamente.
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