José Juan Arencibia, el pasado miércoles en los jardines de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas. Fotos: Cober Servicios Audiovisuales

«El fútbol modesto fue para mí una universidad de enseñanza cum laude»

Fútbol ·

Distinguido con el Roque Nublo de Gran Canaria al Deporte, galardón que recogerá el viernes 14 de marzo, la historia de José Juan Arencibia en el fútbol es de entrega y superación

Ignacio S. Acedo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 7 de marzo 2025, 14:25

Entusiasta de lo que hace, dirigir el fútbol isleño con el horizonte dorado del Mundial 2030 en Gran Canaria, José Juan Arencibia (Arucas, 1966) es noticia por su elección para recibir un galardón identitario como pocos. «Su profundo compromiso con el deporte y su capacidad de liderazgo, impulsando a la base y utilizando el fútbol como medio para transmitir valores como el trabajo en equipo, la disciplina, el respeto y la solidaridad». Así se ha razonado, junto al hito de la culminación del sueño mundialista, un reconocimiento que, el próximo 14 de marzo, se escenificará en el acto institucional que acogerá el Auditorio Alfredo Kraus.

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-Premio Roque Nublo de Gran Canaria del Deporte, con todo lo que este galardón conlleva. ¿Cómo acogió la noticia?

-Recibí la noticia cuando estaba trabajando en la sala de juntas de la Federación. Recibo una llamada con un número largo. Me dicen que es de presidencia del Cabildo, que querían hablar conmigo. Se pone Antonio Morales y me informa del premio...

-¿No esperaba que la llamada fuera para eso?

-Es que no sabía ni que estaba nominado para este galardón. Le reconocí al presidente que no me lo podía creer y él me razonó y argumentó el porqué de mi elección. Soy de lágrima fácil y no paraba de llorar por la emoción en ese momento. Me enteré, ya más tarde, que a mi hijo le habían pedido información desde el Cabildo sobre mí un mes y pico atrás, también a Daniel Pita, el secretario federativo. Mi mujer tampoco lo sabía. Agradecí a Antonio Morales la elección y le dije que era un premio que quería compartir con los empleados de la federación, con nuestro fútbol, con las propias instituciones públicas, que hacen posible y facilitan nuestra labor, que no tiene ánimo de lucro.

-¿Cómo lo ha ido asimilando?

-Al finalizar la llamada, quise hablar con mi madre, que tiene 76 años, que estaba con mi padre que tiene 80. Los dos se emocionaron. Fue un momento precioso. Luego, llamada de grupo a mi mujer, a mis hijos, a mis siete hermanos... Todo inolvidable.

-Ahora aglutina la presidencia de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas y de la Canaria, tiene cargo orgánico, también, en la Real Federación Española de Fútbol. Una jerarquía indudable. ¿Cómo empieza su historia en el deporte y en el fútbol, una historia que le ha procurado este premio?

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-He amado el fútbol durante toda mi vida. Y llegué a jugar. Pero pertenezco a una familia numerosa muy humilde, con necesidades, y, como hijo mayor, me tocó ayudar en todo en la casa. Con nueve años, en 1975, me tuve que ir con mi padre a Fuerteventura para trabajar con él. Y allí hice mis pinitos en la Peña La Amistad y en el Herbania. Pero de niño los recuerdos son de quedarme en la calle Montejurra para criarme con mi abuela, porque mis padres siempre estaban con sus ocupaciones laborales, y mis tíos con tres o cuatro años ya me llevaban al fútbol, al Insular. El vasito de Clipper, el bocadillo... Y era un fanático de la UD. Gritaba desde la grada, vivía los partidos de una manera tremenda. Era adoración por la UD. Y eso ya la mantuve. Llegué a perderme la primera comunión de mi hija por ir a un partido que nos ganó el Badajoz con un gol de Munitis. De 1998 a 2007 tuve una actividad profesional que me absorbió por completo. Pero en 1995 a mi mujer le da por meter a mi hijo a jugar en el Arucas. Y desde ese mismo momento empecé a ayudar al club.

-Ahí arranca su periplo con el Arucas, el que le dio visibilidad.

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-Empecé haciendo de todo. Querían que estuviese en la directiva, que fuera el presidente, que si podía entrenar a los chicos. Y aunque en mi profesión no paraba, me gustaba eso. Y hasta me saqué los títulos de entrenador. Empecé en benjamines y tengo que decir que para mí fue una suerte capitanear una camada impresionante de jugadores. Ganamos los títulos de benjamín, alevín, infantil. También estuve en el juvenil y llegamos a ganar una Liga de Campeones imponiéndonos en semifinales a la UD, que tenía un equipazo, en La Atalaya por 7-2. Muchos de esos niños acabaron siendo captados por la UD, aunque terminaron yéndose sin llegar al primer equipo. De uno de esos equipos que llevaba logré que fichara por el Madrid,Eduardo Miguel Rodríguez, que estuvo tres años allí hasta que tuvo una lesión...

-Presidente y entrenador en sus inicios en el Arucas...

-Así es. Pero llegó un momento en el que no podía seguir haciendo las dos cosas. Recuerdo que teníamos 400 jugadores y no teníamos que ir a buscarlos, directamente venían a nosotros.

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-¿Qué enseñanza le dejó el fútbol modesto?

-El fútbol modesto fue, para mí, una enseñanza cum laude. Aprendes muchísimas cosas y nunca te imaginas la cantidad de situaciones que vas a tener que afrontar. Penurias económicas para sacar adelante un club, falta de ayudas... Es un máster diario y es un aprendizaje constante. Por eso, cuando llegué a la presidencia de esta federación dije que era muy fácil tener este cargo comparado a ser presidente de un club. Igual que es más fácil ser presidente de la Española que de la Canaria. Porque lo tienes todo para poder desarrollar tu labor, se multiplican las posibilidades, los medios... Te formas sin parar y, durante 27 años, para mí fue como una universidad de enseñanza cum laude.

-Por su estilo y entusiasmo, también se implicaba en labores en las que, quizás, podía haber delegado...

-Si había una lesión, ya fuera en La Aldea, que es el sitio que nos quedaba más lejos, el presidente era el primero en salir a ayudar al chico y llevarlo a la clínica. Traje de mi casa la preocupación innata por los demás. Porque recuerdo que, precisamente en La Aldea, fui a ver con mi mujer un partido de cadetes y un niño se lastimó. Todo el mundo que si había que llevarlo a un centro médico de al lado, pero nada. Me lo llevé a la capital por si surgían complicaciones. Me pasó igual con un árbitro jugándome un ascenso contra el San Antonio... Esas vivencias te marcan, te hacen mejor.

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-¿Compensan todos estos sacrificios esa tensión permanente de estar al tanto de tanta gente y de tantos detalles por amor al arte?

-A mí, sí. Amistades, personas que están contigo, no solo jugadores, padres con los que entablas un cariño enorme... Yo, admito, era un presidente atípico. Jamás me negué a dar una baja a un jugador que, por lo que fuera, quisiera irse. Algunos clubes se agarraban a los contratos y no los liberaban aunque fuese para ir a competir en un escenario superior. Eso nunca sucedió en el Arucas. Y si un niño quería venir y firmar solo por un año, igual. En el club siempre insistimos en la necesidad de que no hubiese problema alguno, que la colaboración entre todos los estamentos de la entidad nos permitiera trabajar para crecer, la necesidad de la formación y la educación, de que, por ejemplo, los padres se sancionaran entre ellos si había insultos de una parte, la ejemplaridad... Cero actitudes que confrontaran con esos valores. Y me siento orgulloso que esa línea tenga continuidad ahora en el Arucas con su actual presidente, al que conozco bien porque me ayudó muchísimo y tiene una capacitación enorme.

-Cuando trascendió su candidatura al cargo que ahora ostenta tuvo el respaldo masivo del fútbol canario. ¿Ahí ya certificó que su siembra durante tantos años en el Arucas había merecido, definitivamente, la pena?

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-Por mi manera de ser siempre tuve, como se suele decir, buen rollo con todos los clubes. Un cambio en el horario de un partido, aunque te dijera el técnico que no, lo terminábamos aprobando porque el club está siempre por encima de todo y las relaciones con las otras entidades eran sagradas. O aunque en la primera vuelta no te pusieran la garrafa de agua en tu vestuario, nosotros cumplíamos con todos los detalles cuando venían a nuestro campo. Si para hacer las cosas bien había que poner la otra nejilla, la poníamos. Pero no solo con clubes de Gran Canaria. También con los de Tenerife, Lanzarote o Fuerteventura porque el Arucas, en Tercera o en División de Honor juvenil, tuvo presencia en varias islas. Se generalizó un buen concepto del Arucas y, por extensión, de mí. Un grupo de personas se reúne, pasa lo que pasa en la Federación y me ayudan para convencerme y, a través de la ayuda que me dan, salir presidente. De 120 asambleistas, conseguimos los 120.

-¿Se presentó, además, por un acto de responsabilidad a la hora de abanderar el cambio que era tan necesario?

-El motivo principal, además de ese apoyo tan valioso, fue que, como ya decía en el Arucas, el fútbol hasta los 16 años no podía implicar gastos a los clubes ni a las familias. Esa responsabilidad económica es insostenible, por mucho que ayuden las instituciones. Hay que presentar las subvenciones, la documentación, todo tarda... El protocolo de viajes, para la subvención íntegra de los mismos, era la conquista que me propuse, tras más de veinte años de lucha. Mi compromiso era que trataría de tener el protocolo de viajes para todos si salía presidente. Y encontré muchísima ayuda. Visité Fuerteventura y Lanzarote, con un respaldo masivo. En Lanzarote me votaron los 23 equipos con derecho a voto. En Fuerteventura el 80% y en Gran Canaria, más de lo mismo. De hecho, el candidato que había para revalidar su mandato se retira en plena puja porque no se podía acercar a los avales que estaba consiguiendo. Luego pasa lo que pasa con el protocolo, que conseguimos uno por 1.400.000 euros, hay gente que no lo quiere firmar. Hay un momento clave en el que mi junta de gobierno me dice que si en la otra provincia seguían negándose a aprobarlo, aquí se aprobaba una partida por la mitad, por 700.000, y los clubes de esta provincia nos otorgan el derecho de esa subvención a cambio a que nosotros afrontáramos esos gastos. Me negué porque estaba empeñado en que eso llegara a toda Canarias, que tengo amigos y presidentes en todas las islas. Fue el famoso voto aquel, que nunca se había utilizado en la Canaria, en el que tengo que tirar del voto presidencial de calidad. Y aquel día lo tuve que emplear y ganamos 5-4 una votación trascendental para nuestro fútbol. Es un logro capital. Antes la gente de los clubes tardaba diez o doce meses en cobrar y ahora no ponen un duro, no le facturan a su nombre... Hoy todavía me siguen llamando presidentes de todas las islas, incluyendo La Gomera o El Hierro, para consultas de todo tipo. Esta Federación está al servicio de los clubes, para hacer cosas buenas, ser cercanos y accesibles, para que cuando nos vayamos a casa hayamos hecho todo lo posible y más para cumplir con nuestro cometido por cualquier árbitro, cualquier jugador, cualquier entrenador o cualquier dirigente de un club. Y la gente que trabaja ahora en todos los estamentos federativos de nuestro fútbol es más feliz que nunca porque nada reconforta más que construir y ver esos frutos día a día.

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-Sigue siendo el mismo Arencibia accesible de siempre pese a los cargos, tanto a nivel regional como nacional, al formar parte de la junta directiva de la Real Federación Española de Fútbol. ¿Cuál es su secreto para no perder el pie a tierra?

-El secreto es ser una persona normal y corriente, que facilita su número de teléfono a quien lo necesita y trata de atender todas las llamadas. Humildad ante todo. Ayudar. Antes y ahora, incluso a gente externa de la federación.

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-¿Es compatible, entonces, su modelo de gestión en el Arucas ahora en ámbitos muchos más altos por la jerarquía que implica estar al frente del fútbol isleño?

-Cuanta más responsabilidad he adquirido, más comprometido estoy con ser visible y accesible a todos los que requieran mi ayuda. Trasladar cariño y cosas buenas es lo que más me motiva a diario.

-Aludía al inicio de la entrevista a su sensibilidad. ¿Se va a emocionar más el próximo viernes cuando reciba el Roque Nublo Gran Canaria del Deporte que cuando se oficializó el Mundial 2030 en Gran Canaria?

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- Es una pregunta complicada, porque el Mundial trasciende a mi persona y es la noticia deportiva más importante de la historia de Canarias. Sería muy egoísta de mi parte decir que sí. Pero lo celebraremos a lo grande. Voy a tener allí a todos los empleados federativos, a todos los comités, un montón de amigos, la parte más importante para mí, la familia. Que estén allí contigo, en un día tan señalado, en el que te premian y te dan una distinción de este tipo... Eso queda para toda la vida. Encima, de mi tierra, en mi condición de grancanario. Siempre dije que el tema del Mundial era una oportunidad histórica y única, porque cada vez se piden más requisitos y hay más condicionantes... Y para mí fue algo especial, demasiado especial, poder colaborar con el trabajo del Cabildo para traerlo a nuestra tierra. Es un premio para Gran Canaria y toda Canarias. Las dos provincias serán muy beneficiadas por este evento. Es un premio para nuestro fútbol.

-Protocolo de viajes, un fútbol canario unido, presencia y voz en la RFEF, la UD en Primera, Mundial 2030, este Roque Nublo de Gran Canaria del Deporte... ¿Qué le queda?

-Desde que firmamos el protocolo de viajes, además de todo lo asumido a escala nacional, no hemos parado. Hemos firmado un convenio para estar en las tres prisiones para ayudar en la reinserción de los internos. Les entrenamos y les formamos si quieren ser entrenadores o árbitros. Resalto, también, el proyecto del fútbol femenino con su próxima liga juvenil, la liga del fútbol playa, la consolidación de las tres copas (José Antonio Ruiz Caballero, Tomás Alcántara y Manolo Santana), el fútbol sala, nuestras selecciones son un modelo a escala nacional desde que José Ojeda se hace cargo de la dirección, la labor de mi vicepresidente deportivo, Fran Reyes, siempre al pie del cañón de manera altruista... Estamos también con la Fundación, que es una realidad después de estar más de un año con gestiones para inscribirla con todos sus preceptos legales. Esa Fundación hará una labor social preciosa y que abarcará a muchísimos niños. Estamos actualizando normas, reglamentos, sanciones, en hacer comprensible todo esto a la gente del fútbol. Qué decir del arbitraje: aquí no se paga arbitraje hasta infantiles, en sala hasta cadete. Y no renunciamos al pago íntegro de la mutualidad por algún organismo oficial como ya sucede en Galicia o el País Vasco.

-¿Para cuándo de nuevo la selección absoluta de fútbol en el Gran Canaria?

-Puede ser para este año o para el próximo, en el que nuestra federación cumple su centenario y nos toca. Y también la femenina.

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