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David Marrero: yoga, familia y madurez

David Marrero: yoga, familia y madurez

Camino de los 40 años, no pierde el vigor y las ilusiones competitivas

Jueves, 2 de abril 2020, 11:35

Estaba compitiendo en Loule (Portugal) y, en su agenda, ya tenía compromisos cerrados para continuar en las ciudades de Marbella, Murcia y Alicante, con el Godó y el Masters 1.000 de Madrid como telón de fondo. Pero a David Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, 1980), como ha sucedido con el resto de deportistas, la crisis del coronavirus hizo saltar por los aires todos sus planes y calendarios.

Tuvo que volver de inmediato a casa y ahora, confinado en el sur de la isla con Nuria, su mujer, y sus hijos Germán, Martina y David, se ha visto obligado a improvisar un plan de entrenamientos con el objetivo de no perder la forma. «Ya tengo una edad en la que no puedo hacer los esfuerzos de hace quince o veinte años. Además, con las lesiones que padezco en el rotuliano y en el codo, es fundamental que oriente mis rutinas a ejercicios excéntricos, mucho estiramiento y goma elástica. Realmente no me importa no tocar la raqueta en un tiempo porque no se me va a olvidar, pero sí le doy ahora importancia a una actividad más de prevención, reforzamiento y conservación que de otra cosa. Y hago yoga, que es algo que me viene genial», apunta.

El tenista teldense tiene la ventaja de estar pasando estos días en una casa con jardín, piscina y espacios abiertos, lo que, «dentro de la anormalidad de la situación», le facilita sus objetivos. «Trato de no agobiarme y siempre tengo la esperanza de que todo pasará y superaremos estos momentos. Y los hábitos de mantener la dieta y unos retos cada día en cuanto a actividad física son innegociables. Mi mujer es un soporte fundamental para mí, al igual que mis niños, y estamos juntos y buscando la manera de dinamizar la espera. Soy un afortunado en este sentido», admite. Además de su faceta de ser parte activa del circuito profesional desde 2001, David lleva ya un tiempo impartiendo magisterio en Estados Unidos, «a caballo entre Pensilvania y Miami», a Dhruva Muley, un joven prospecto de 19 años que aspira a hacerse sitio, una experiencia que, también, ha tenido que aparcar por los imperativos que ahora se dan. «Para mí ha sido muy interesante abrir esta vertiente, la docente, y a escala internacional. Es algo en lo que estoy muy ilusionado. Dhruva es un chico que tiene condiciones y futuro y ha confiado en mí, una responsabilidad que asumo con máximo rigor y dedicación. Íbamos a jugar varios torneos, pero mantenemos unos planes ambiciosos y seguiremos igual», apunta.

De momento, toca esperar, priorizar la salud y dar ejemplo. «El deporte pasa a un segundo plano. Esta batalla es labor de todos. Seamos responsables», concluye.

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