Remco Evenepoel logra la triple corona

Ante semejante exhibición, la carrera de Pello Bilbao (Bahrain) adquiere la categoría de hazaña. Era imposible aguantar con el belga, pero llegó con él hasta la meta. Como pasa siempre con Evenepoel, las diferencias no las marcó en el terreno más duro. Después de que el gernikarra le aguantara en las rampas de Murgil, le destrozó en el tramo llano desde la playa de Ondarreta hasta el Boulevard, ya en las calles de Donostia, llanas como el mar. Los dos relevos de casi un kilómetro que dio Evenepoel fueron terroríficos y dejaron a Pello Bilbao visto para sentencia. Le arrebató las útimas fuerzas que pudieran quedarle. El ganador de la etapa de Issoire en el Tour tuvo que dar lo mejor de sí mismo para no perder la rueda en el tramo llano del final, los kilómetros después de la mayor dureza, el terreno donde Evenepoel es inabordable cuando está bien.

Su superioridad le permitió elegir el turno de los relevos, abocando a Bilbao a llegar delante al Boulevard. La afición vasca soñaba con el triunfo del vizcaíno, mercer a su contrastada punta de velocidad, pero Evenepoel ganó por aplastamiento. Midió la distancia y a unos doscientos metros de la meta arrancó con una potencia impresionante. Bilbao no tuvo la más mínima opción. Vlasov no fue capaz de volver con los dos de cabeza en el descenso de Igeldo y acabó tercero, a medio minuto.

Evenepoel sigue con su idilio con la Clásica de San Sebastián, la carrera donde logró su primer triunfo en una prueba del World Tour. Fue en 2019, cuando contaba con 19 años de edad. Este sábado logró su tercera victoria, con 23. Iguala de esta forma el récord de la carrera, que pasa a compartir con el gran Marino Lejarreta, ganador de las dos primeras ediciones en 1981 y 1982 y en 1987, cuando contaba con 30 años. Aparte de ganar, el campeón del mundo no pierde ocasión de expresar su amor por la carrera. Todos los años la coloca en su calendario y la señala como uno de sus objetivos principales. Las exhibiciones que ha dado en sus tres victorias han sido de quitarse el sombrero.

En 2019, atacó entre los dos pasos por Murgil después de subir bidones a sus compañeros. Tras repartirlos, siguió para adelante y reventó a Toms Skujins (Lidl-Trek) en la segunda pasada para llegar en solitario al Boulevard con 38 segundos de ventaja sobre el grupo. El año pasado atacó en Erlaitz y se marcó una cabalgada en solitario de más de 40 kilómetros para entrar vencedor con dos minutos de renta. Este sábado arrancó a pocos metros de la pancarta del mismo puerto, a 73 kilómetros de meta, para otra cabalgada, esta vez en compañía. La diferencia con el grupo principal se fue hasta los tres minutos.

Por detrás hubo otra carrera, sin opciones de podio, en la que Neilson Powless (EF), ganador de la Clásica en 2021, se anticipó para ser cuarto y Ion Izagirre (Cofidis) hizo lo propio para acabar quinto. Alex Aranburu (Movistar) disputó el sprint del grupo principal y firmó un bonito séptimo lugar.

Tras ganar en Donostia, Evenepoel apunta ahora al Mundial del domingo en Glasgow, donde defenderá título. El belga será el gran favorito, con permiso de su compañero de selección Wout van Aert (Jumbo) y Mathieu van der Poel (Alpecin). El recorrido urbano de la ciudad escocesa es propicio para que el maillot arcoíris intente el doblete. Jasper Philipsen (Alpecin), Mads Pedersen (Trek) y Tim Merlier (Soudal) serán otros aspirantes.

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Evenepoel se llevó a casa su tercera txapela de la Clásica, donde volvió a ser recibido con entusiasmo por el público. Tiene a la afición en el bolsillo. No es para menos. Cada vez que corre ofrece una exhibición y la de este sábado, con el maillot arcoíris. Dio la rueda de prensa sentado en la silla del alcalde. Al bajar, escribió en sus redes sociales: 'Bat bi eta hiru'. El triunfo se queda en casa.