El Dreamland Gran Canaria se despidió el sábado de su Copa del Rey, pero lo hizo con honores después de plantarle cara, incluso viéndose por delante durante casi 25 minutos, ante el todopoderoso Real Madrid en el Gran Canaria Arena. Lo cierto es que el combinado claretiano comenzó de la mejor manera el partido con una sólida defensa, dejando al equipo de Chus Mateo en solo 12 puntos al término del primer cuarto.
Aunque bien es verdad que no anotaron todos los lanzamientos de los que dispusieron, pues el porcentaje fue bastante bajo (35%). Habían transcurrido cinco minutos y el Real Madrid tan solo acumulaba dos puntos en su casillero. Cifras que reflejaban la fortaleza defensiva de los jugadores grancanarios durante la primera mitad.
A medida que pasaban los minutos el conjunto claretiano parecía hacerse cada vez más grande ante sus seguidores con una Marea Amarilla que no dejaba de alentar a los suyos en la fiesta de las aficiones. Apretaron y llegaron a lograr la máxima diferencia del partido con un +14 (26-12). Sin embargo, el Real Madrid empezaba a carburar y lejos de achantarse del ambiente que vibraba el Arena, los blancos sacaron garra y llegaron al intermedio tan solo uno abajo (31-30).
El Dreamland se temía el arreón que tanto caracteriza al cuadro de la capital española, mientras los visitantes confiaban en su pegada ofensiva con un Eddy Tavares desatado en el poste bajo, que sería de lo más incisivo en el tercer cuarto. El Real Madrid continuaba jugando a placer y el Dreamland Gran Canaria estaba contra las cuerdas. Ya el último acto fue un auténtico paseo para los blancos con un despligue físico envidiable y unas rotaciones que terminaron por noquear al club amarillo.
Lejos del resultado final (63-80), los pupilos de Jaka Lakovic nunca dejaron de creer y se encomendaron a la magia del Gran Canaria Arena para poder doblegar al campeón Real Madrid, pero como bien dijo en la rueda de prensa postpartido el técnico esloveno: «Sin acierto ante el Madrid es casi imposible ganar». Lakovic incidía en que cada posesión ofensiva era una «batalla» y que en menos de 24 horas el equipo se había dejado el alma en la cancha, pero aseveraba que llegaron justos de energías. Faltaron piernas y concentración en el tramo final del encuentro.
Una apisonadora llamada Real Madrid acababa con el sueño copero de un Dreamland Gran Canaria que no dejó de creer en sus opciones hasta el tercer acto, momento en el que el Madrid dijo basta. Sin embargo, la imagen tras el torneo ha sido buena y ahora toca resetear para volver como se debe a Liga Endesa. Precisamente, el próximo partido del Dreamland Gran Canaria en competición doméstica será ante el Real Madrid en el Arena (2 de marzo).
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