

Secciones
Servicios
Destacamos
Carlos Arocha nació en Las Palmas de Gran Canaria y fue un militar de élite, pero tras detectarle la enfermedad de Crohn (inflamación en el aparato digestivo), tuvo que dejar su puesto y ahora es alpinista. A pesar de todo y con su patología de por medio, no deja de superarse. Arocha tiene un objetivo entre ceja y ceja: visibilizar a los enfermos de Crohn a través de su proyecto Cimas de Crohn. Recientemente, ha alcanzado la cumbre del Alpamayo (5.947 metros) en la Cordillera Blanca de Perú, para visibilizar la enfermedad que padece desde 2009.
El deportista grancanario ha logrado con éxito ascender a otras dos cumbres de alta montaña en solitario y sin asistencia, el Yanapaccha (5.460 metros) y el Maparaju (5.326 metros), siendo un ejemplo a seguir para muchos. «Mi vida es escalar. Soy un enfermo de Crohn que intenta visibilizar las enfermedades inflamatorias intestinales a través de la práctica de alta montaña, y esta disciplina se sitúa en el top tres de deportes más peligrosos del mundo». En alta montaña mucha gente muere, pero Arocha considera que debes saber a lo que te expones: «A esa altura no cabe una renuncia, por ejemplo yo me muevo sin cuerda, en solitario y sin oxígeno. Asumo el riesgo».
Cuenta que su enfermedad sale a la luz cuando se encontraba de expedición «exactamente, en el nevado Ishinca, en el que algunas empresas lo comercializan para subir con sus clientes (turismo de montaña) yo decido subir en solitario, y ahí empiezan los síntomas a 5.550 metros. Es cierto que yo me voy a realizar altas montañas con mucho riesgo, llevo un poco en silencio mi enfermedad en este contexto». Por su parte, el alpinista busca un potencial financiero que le ayude a subsistir: «yo aún debo dinero… a pesar de que este año a través de Ideco gestión deportiva tengo una colaboración, también tengo que aportar en temas de logística, es difícil».
El escalador de 49 años considera haber tenido suerte en su vida deportiva: «Porque vengo preparado de la unidad de operaciones especiales en el Ejército de la brigada de montaña. Cuando salgo, me formo como instructor de escalada en roca, y apenas hace un año y medio que retomé mis expediciones, creando el proyecto Cimas de Crohn a finales de 2021».
Además, Arocha asegura haber subido con covid-19 el nevado Sajama de 6.542 metros. Con orgullo y sentimiento, Carlos expone: «Soy un enfermo de Crohn que ha escalado la montaña más bonita del planeta, según la revista alemana Alpinismus en 1966, el monte Alpamayo». En los últimos años, ha tomado la decisión de ir en solitario a las expediciones, pero allí conoce a mucha gente. Carlos Arocha dice no tener miedo a la muerte. «Si vas te expones a un riesgo que tienes que asumir. La montaña no tiene culpa de las pérdidas. Hay dos clases de peligro, los objetivos (avalancha, meteorología...), y los subjetivos (mal entrenamiento y lo que depende de ti)». Es una persona que le gusta empezar de madrugada para llegar al amanecer, porque cuando el sol sale hay más probabilidades de que la nieve se funda.
Su última expedición fue al Alpamayo, además del Yannapacha de 5.460 metros, una escalada que se realiza en tres días pero él culminó en uno. Además, incide en que no hizo ningún tipo de paradas en aldeas, ni apoyos logísticos, siempre habiendo cumplido con el proceso de aclimatación.
Arocha asegura sentirse realizado y satisfecho de haber logrado alcanzar los diez nevados que ha intentado, teniendo en cuenta su discapacidad. Pero no tiene límites y seguirá caminando hasta que su cuerpo diga basta.
«He tenido mucha suerte, he estado en sitios donde me ha tocado prestar mi ayuda, pero a mí no me ha pasado nada grave. No puedes arrepentirte, es aprender de los errores, aunque en alta montaña no puedes tener, puesto que si fallas mueres. Se trata de un aprendizaje contínuo. Siempre aprendo cosas nuevas. El alpinismo es como la vida misma, como una escalera, yo ahora estoy empezando a recoger los frutos de 30 años de trabajo», expuso al contar su experiencia.
El proyecto Cimas de Crohn se abstiene de ideologías políticas y de entes jurídicos, «que quede claro que únicamente me represento a mí mismo. Voy por libre. No quiero polarizar mi proyecto aunque eso a veces me cueste no recibir ayuda económica. Soy el alpinista que más alto ha subido el escudo y la bandera de la UD Las Palmas y está constatado, en el pico Lenin a 7.134 metros.
Por último, quiso mandar un mensaje a los jóvenes que quieren emprenderse en este mundo: «Lo primero es que se formen, pero lo más importante es que vayan de menos a más y así llegar a ser un gran alpinista».
«Me siento en mi mejor momento, sobre todo de fortaleza mental. Estoy mejor incluso que cuando tenía 25 físicamente aunque psicológicamente también, ya que la experiencia es un grado». concluyó.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.