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El general Yagüe, el bombardeo de Guernika, la masacre de Badajoz, el general Primo de Rivera, el Dragon Rapide, la batalla del Ebro, la resistencia y la caída de Madrid, La Pasionaria, el general Rojo, Von Richthofen, Rosario La Dinamitera, Manuel Azaña, Queipo de Llano y hasta el dictador Francisco Franco. Son ecos del pasado que el paso del tiempo y ciertas voluntades evidentes y veladas han luchado y luchan para que permanezcan en el silencio y ajenas al conocimiento de jóvenes y no tan jóvenes en la actualidad y en el futuro. A pesar de que pensamientos, actitudes y acciones que desembocaron en la Guerra Civil que desangró el país y abrió la puerta a la dictadura que acabó en 1975 -a la vuelta de la esquina, en términos históricos- estén de vuelta y con fuerza en España y en todo el mundo en pleno siglo XXI. Como un toque de atención ante la desmemoria y frente al renacimiento de viejos demonios se erige '1936', el mastodóntico montaje teatral que dirige Andrés Lima, que dura más de cuatro horas -con dos pausas incluidas- y que desembarca este viernes y sábado, a partir de las 18.00 horas y con todas las entradas vendidas, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria.
Blanca Portillo, Guillermo Toledo, Paco Ochoa, Antonio Durán 'Morris', Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales y Juan Vinuesa integran el reparto de una obra en la que cada actor se multiplica para dar vida a distintos personajes históricos y alguno ficticio para contar el preludio, comienzo y desarrollo de la Guerra Civil hasta culminar en una escena que transcurre en el presente. Albert Boronat, Juan Cavestany, Juan Mayorga y el propio Andrés Lima firman el texto de esta propuesta que cuenta con la participación de Coro de Jóvenes de Madrid, que se desplaza a la isla para estas dos funciones en las que el Cuyás ha seleccionado a jóvenes estudiantes de la isla para que sigan el montaje desde el mismo escenario.
El actor Guillermo Toledo celebra esta apuesta del Cuyás. «Ni nuestra generación ni las siguientes ni la que está ahora en los institutos sabe absolutamente nada sobre lo que sucedió durante la República, el golpe de Estado, la posterior guerra y ya no digamos de la dictadura. No es una casualidad ni un fenómeno ideológico. Es una política de Estado consciente. Y un ejemplo claro fue la mal llamada Transición», asegura quien encarna en '1936' a los generales Yagüe y Miaja, a Alfonso XIII y a una persona anónima actual.
Alerta sobre la importancia de que se conozca aquellos acontecimientos históricos, porque desde su punto de vista, «el fascismo no es que venga, ya está aquí», puntualiza sobre el auge de la ultraderecha en España. «En la función escuchamos discursos de los años 30 que se están escuchando hoy de nuevo sin ningún pudor», asegura.
Su compañera de reparto, Blanca Portillo, subraya también lo importante que es «contar esta historia tan importante» que no hay que olvidar. «Es un privilegio subirse a un escenario a contar una historia que importa. Nunca he creído en el borrón y cuenta nueva. Me parece absurdo que se pueda vivir sin tener en cuenta lo que ha sucedido antes. No me interesa ni para mi propia vida eso de pasar página y olvidar lo sucedido. No creo en el olvido y este espectáculo lo que hace es releer las páginas anteriores que nos han dicho siempre que había que olvidar. España es el país que es por lo que sucedió», señala quien se multiplica en la piel de José Antonio Primo de Rivera, Von Richthofen, Rosario La Dinamitera y una vedette ficticia que permite conocer cómo en plena Guerra Civil los cabarets seguían funcionando en Madrid y Barcelona.
La actriz Natalia Hernández también destaca cómo los acontecimientos históricos que narra el montaje y la posterior dictadura siguen «marcándonos a todos» en la actualidad, con ecos de la falta de libertad de expresión o la hambruna que se pasó durante la terrible postguerra.
La obra se desarrolla con una escenografía, una iluminación y un vestuario cuidados hasta el detalle con los que Andrés Lima plasma toda su creatividad para recrear sucesos tan difíciles de llevar a la escena como la batalla del Ebro. También se apoya en unos actores que no son bustos históricos parlantes. «Somos actores y Andrés Lima un director de teatro. Los personajes no están explicados, están vividos y hechos. Todo lo que está en escena tiene material emocional, sea un discurso o cosas inventadas», explica Blanca Portillo. «No hay nada que no esté trufado por la emocionalidad y el conflicto, porque sin eso no hay teatro. Y aseguro que eso está tan presente como la parte documental. Por eso me asusta tanto ver hasta mis fotos del montaje, en la piel de Primo de Rivera, porque todo está transitado desde la parte emocional», apunta esta actriz referencial del teatro, cine y televisión.
Guillermo Toledo reconoce que actuar en el Cuyás es especial para él, porque su familia paterna procede de Tenerife, «isla en la que nunca he actuado». Durante la presentación de este jueves explicó que su abuelo era del PSOE y «fue cazado por los fascistas» para que luchara en su bando en la Guerra Civil y que tuvo la fortuna de no disparar a nadie porque ejerció como camionero, su trabajo previo en la vida civil.
La actriz Natalia Hernández dijo que su padre es palmero y que hasta el momento no ha actuado en la isla bonita. «Es una espinita que tengo ahí clavada», reconoció entre risas en el Cuyás.
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