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El músico Manolo González se estrena como escritor. Marcos Cabrera

Manolo González, músico y escritor

«Se impone la sensación de que nuestro mundo se ha tornado inseguro»

El artista grancanario presenta su libro 'De una memoria entre canciones' el jueves, 10 de abril, a las 19.30 horas, en el Gabinete Literario

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 5 de abril 2025, 02:00

Manolo González, alma mater del grupo Olga Cerpa y Mestisay, se estrena en el terreno literario con el libro 'De una memoria entre canciones' (Le Canarien ediciones), que presenta este jueves, 10 de abril, a las 19.30 horas, en el Gabinete Literario de la capital grancanaria. Estará acompañado por el músico Teddy Bautista y por el crítico literario y editor Felipe Landín. También cantará Olga Cerpa, acompañada por Hirahi Afonso.

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-¿Qué le motivó a dar orden y escribir en formato libro las reflexiones personales y musicales que vertebran 'De una memoria entre canciones'?

-Un débito. En primer lugar, a mi padre y también a la memoria de mi madre; sin ellos, el camino hubiese sido mucho más incómodo. Un débito también a las hijas, a los amores perdidos, a los nunca correspondidos, a los del presente; a los amigos, a los cercanos y a aquellos anónimos a los que les hayan podido servir de algo mis canciones.

«Sin Olga Cerpa, ni la más presentable de mis composiciones hubiese tenido sentido»

-¿Tuvo claro desde el principio el formato del libro?

-He sido cocinero de muchas salsas creativas en la cultura de Canarias porque ya es larga mi biografía. Así que pido permiso, con este libro, para dar mimo a esos versos y a esas melodías, arropándolas con el relato de su nacimiento. Son para mí un humilde patrimonio de vida.

- Evidentemente no entra en detalles personales y cuando compone y escribe las letras de las canciones también habla de sí mismo, ¿pero no sintió pudor plasmando por escrito estas reflexiones para que las lea quien adquiera el libro?

-Sí, claro. Por eso escribo en tercera persona sobre esos asuntos; es la forma menos incómoda que encontré para narrar espacios de recuerdos más íntimos relacionados con mis canciones. Pero como dice la cita de Caballero Bonald que quise que encabezara esta edición, todo el que recuerda se equivoca de algún modo.

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- Destila por momentos 'De una memoria entre canciones' bastante nostalgia, magua por unos tiempos pasados que parecen mejores que los actuales. ¿Comparte esa impresión?

-Si me lo pregunta hace un año, le diría que no. Ahora no estoy tan seguro. Se impone la sensación de que nuestro mundo se ha tornado inseguro, frágil, incierto... Avances sociales históricos que creíamos asentados, se diluyen y nuestras islitas se enfrentan a retos inimaginables hace escasas décadas. En cuanto a la nostalgia, quiero pensar que en mi libro es un recurso literario.

- Mira al pasado sin rencor. ¿Es una mirada natural o tuvo que pulir algunas cosas?

- El calendario va marcando, inexorablemente, fechas de nacimiento y uno se acerca a los recuerdos con mayor grado de estoicismo y cierta saludable distancia desde la que observo que parece que he vivido varias vidas en una sola.

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- Los años en Madrid y el piso en Atocha tienen su presencia. ¿Qué recuerdos le traen? ¿Considera aquel momento como uno de los puntos más importantes de la trayectoria de Olga Cerpa y Mestisay?

-Fue una lección de vida en muchos sentidos; nos hizo profesionales en esto de la música, nos abrió la mirada y aguzó nuestro sentido de la supervivencia. Aprendimos a autoproducirnos cuando salimos de la 'comodidad' de estar en una multinacional de la industria. Curiosamente, después de aquello estos últimos 25 años han sido muy productivos en lo creativo para nosotros.

- Ya que la mentamos, ¿qué sería de Manolo González sin Olga Cerpa?

-La voz de Olga seguirá escuchándose. No hay quien pueda, fuera y dentro de nuestras fronteras, con sus ganas de emocionar al cantar. Lo mío es más de andar por casa; sin ella, nada de esto, ni la más presentable de mis composiciones, hubiese tenido sentido.

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Manolo González. Marcos Cabrera

-¿Y sin Teddy Bautista, que también aparece en el libro y que estará presente en la presentación en el Gabinete Literario?

-Teddy ha sido un maestro, sobre todo en resiliencia y en defender un discurso que dignificara al autor a propósito de su habitual fragilidad económica. Es una de las grandes personalidades canarias del medio siglo pasado; una 'rara avis', siempre dispuesto a echar una mano, con un cerebro que se divide entre el pensamiento crítico y la creación.

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- La lectura arranca en un Austin 1000 y culmina con McCartney. ¿Cómo define el viaje que propone entre esa salida y la meta?

-No me había dado cuenta, pero me encanta esa coincidencia que usted ha descubierto. Yo nací en la tradición, pero siempre he tenido los oídos muy abiertos. Ha sido una travesía de escenarios, producciones y públicos de un montón de países; he conocido, y a veces trabado amistad, con gente a la que admiraba; y he disfrutado de mis islas y su gente con la pasión de un converso. Agradecido a la vida es lo que estoy.

- Como preámbulos incluye 25 canciones. ¿Esas canciones determinaron algunos de los contenidos de los capítulos?

-Quise que cada una de ellas invitaran al lector a la trastienda de su nacimiento. En esa parte de atrás conviven historias, anécdotas, paisajes y personajes que, de alguna manera, me ayudaron a componerlas.

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«Nací en la tradición, pero siempre he tenido los oídos muy abiertos. Estoy agradecido a la vida»

- ¿Sucede lo mismo con las ilustraciones de Carmen Cólogan?

- Las ilustraciones de Carmen son una invitación a la ensoñación. Con ella no va esa frase de Sartre de que el hombre es una pasión inútil. Por eso pinta espacios de luz. Le pedí 12 ilustraciones, con el temor del abuso, y me regaló 25 hermosos dibujos que sitúan a la edición en un espacio de emocionante artesanía plástica. A ver cómo le devuelvo ese afecto inmerecido.

- ¿'De una memoria entre canciones' abre una puerta que sigue abierta o no habrá nuevas entregas literarias de Manolo González?

-Escribir con cierta calidad no sólo es un acto de fe sino un oficio que necesita de talento, práctica y ambiciones éticas y estéticas. Y como la música, la literatura es una amante muy celosa. Sobre lo literario, no sé, mis ambiciones son más modestas. A LeCanarien, la editorial que me ha acogido, le prometí un librito para los próximos meses sobre Valentina la de Sabinosa, para celebrar la Bajada; es una semblanza cariñosa que le debía a la memoria de la cantora herreña y que estoy terminando de escribir.

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