
Ya abordamos en la primera entrega la faceta de aprendizaje musical, a edad temprana, de ambos hermanos y su contribución a la música de cámara ... a través del Cuarteto Avellaneda; pero en el corazón de Rafael (Las Palmas, 1873-1933) ocho años más joven que su hermano José, ardía también una pasión por el dibujo y la pintura, que le acompañaría toda su vida. Gran parte de su obra, poco conocida por haberla mantenido en su poder y no haberla comercializado, está hoy en posesión de sus descendientes, que en varias ocasiones han prestado cuadros para exposiciones temporales.
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El Museo Canario atesora un retrato de José, violín en mano, realizado por Rafael, que pudo verse durante la exposición 'Camille Saint-Saëns en Gran Canaria celebrada en la Casa de Colón (2022-23)'; cuadro que protagonizó también un especial 'Pieza del mes' (marzo, 2023) que figura en la web del Museo, con amplia información e imágenes y que recomendamos desde estas páginas.
Como comisario de la exposición mencionada no dudé en incluir dicho retrato, también el del compositor francés realizado por el palmero González Méndez, propiedad del Ayuntamiento capitalino; y sobre todo, una curiosidad no expuesta anteriormente, el bello y original retrato que Rafael Avellaneda realizó de don Camilo. Gracias al buen hacer del bibliotecario de El Museo Canario, Juan Gómez-Pamo y a la generosidad de sus herederos, pudimos disfrutar de este original cuadro, que lejos de un posado academicista se centra en la cabeza y busto del protagonista, con técnica de claroscuro y con un aire que refleja el aura aventurera y viajera de Saint-Saëns.
Fue sin duda, por su novedad y calidad, uno de los objetos expuestos que recibieron más alabanzas por parte del público. Un día, durante la exposición y estando yo absorto contemplando el cuadro, de entre los visitantes se me acercó una pareja que me dijo, sin ambages, que en su casa tenían uno igual que ese. Ante mi estupefacción primigenia, el caballero se identificó como descendiente de los Avellaneda y poco después de la visita, me enviaba una fotografía que evidenciaba la realidad de lo aseverado. Teníamos en Las Palmas de Gran Canaria dos magníficos retratos de Saint-Saëns, producto de la mano de Rafael Avellaneda; que no son exactamente iguales en su tamaño, pero tienen el mismo e igual motivo.
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No fue la única sorpresa que propició la exposición, nuevos documentos, partituras, fotografías y hasta un magnífico piano de cola, todos relacionados con Saint-Saëns, reaparecieron con la motivación de la muestra.
Pero volviendo a nuestro pintor, diremos por lo que hemos podido apreciar directamente de su legado que fue autor de varios paisajes urbanos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y su bahía, rincones de Santa Brígida, paisajes rurales, una notable colección de pequeñas marinas, algún desnudo, retratos familiares y magníficos dibujos al carboncillo. También copia algún cuadro de Eliseo Meifren, como los titulados: 'Camino de la finca' y 'Paisaje' (1898), éste último recientemente adquirido por la Casa de Colón. El notable y ya renombrado pintor impresionista catalán Meifren i Roig (1857-1940) pasó varias temporadas en Gran Canaria y Tenerife, donde dejó bastante obra y su magisterio, pues pueden considerarse discípulos de su arte e influencia a notables pintores locales de la época, como Néstor Martín Fernández de la Torre, Juan Rodríguez Botas y Ghirlanda, Tomás Gómez Bosch, y nuestro Rafael Avellaneda, entre otros. Una entrañable fotografía de las postrimerías de una comida en la playa de La Laja, donde Meifren tenía su estudio, muestra a éste, cantando; Saint-Saëns a la guitarra; al maestro Valle; y entre otros, a los hermanos Avellaneda haciendo palmas en corro.
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Rafael fue miembro de las sociedades culturales de la ciudad, ocupó cargos en algunas de ellas y fue concejal del ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, tal y como lo muestra la caricatura de Francisco González (El Museo Canario). Con motivo de la inauguración de la luz eléctrica en la ciudad, 'El Diario de Las Palmas' lanzó una edición especial, en junio de 1899, en torno a la efeméride. La portada, que reproducimos y tuvo enorme éxito, le fue encargada a Rafael y fue muy felicitado por ello. En los textos alusivos encontramos a numerosas plumas del periodismo y la sociedad de la época, como: Fernando Inglott, José Romero y Quevedo, Francisco González Díaz, Carlos Navarro Ruiz, Cirilo Moreno, Ángel Guerra y el deán López Martín, entre otros, pero también a Saint-Saëns.
Aprovecha don Camilo para señalar los excesos del progreso en cuanto a la conservación del patrimonio, y para quejarse, como buen amigo de la naturaleza y los animales, de los abusos en este sentido. Algo de lo que hoy tenemos conciencia como sociedad, pero que entonces significaba una novedad y una actitud excéntrica y atípica, remarcable con los actuales parámetros, de este nuestro querido huésped invernal.
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«Diario de Las Palmas. 10/6/1899. Número extraordinario.
El progreso es cosa hermosa; pero no toda reforma es un progreso. No es un progreso reemplazar los preciosos balcones de madera tallada, a la par cómodos y elegantes, por esos balcones feos de hierro fundido, desde los cuales no es posible el placer de tomar el fresco de otro modo que con la punta de la nariz.
No es progreso destruir las fuentes, adorno de las plazas, a donde acudían las mujeres en grupos a tomar graciosamente el agua con sus largas cañas y reemplazarlas por esos mojones ocultos en un rincón y en los que cada una de aquellas debe esperar su turno para recoger, agachándose, una onza avara; el agua es la vida y la alegría, por ello se le ha utilizado siempre en decoraciones brillantes. Es ir contra la naturaleza ocultarla como una vergüenza.
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No es, por último, un progreso, reemplazar las letras de cerámica de caracteres hermosos (del nombre de las calles), visibles a cien metros, por esas letras pequeñas grabadas en una bonita placa de mármol, pero que se pierden de vista a veinte pasos.
Lo que sería un progreso es no cargar los animales hasta el punto de mutilarlos bárbaramente y de estropear las calles, y sería además un progreso no hacer enflaquecer los destinados al matadero, maltratándolos y dejándolos a veces muchos días sin alimento, por cuya razón en Las Palmas no es posible comer carne.
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Saint-Saëns».
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