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Dibujo de Camille Saint-Säens, presumiblemente de Villa Melpómene. Château Musée de Dieppe

'La Barcarolle Op. 108' de Saint-Säens, una obra ligada a Gran Canaria en sus diferentes versiones

El compositor francés, visitante asiduo de las Islas Canarias, realizó hasta tres versiones de esta obra camerística durante sus estancias grancanarias. Su destinatario, un rico empresario catalán, realizaba en su casa familiar de Barcelona extraordinarias veladas musicales que el compositor francés compartió con Enrique Granados y Pablo Casals.

Dionisio Rodríguez

Sábado, 8 de febrero 2025, 22:51

El compositor francés, visitante asiduo de las Islas Canarias, realizó hasta tres versiones de esta obra la obra camerística 'La Barcarolle Op. 108' durante sus estancias grancanarias. Su destinatario, un rico empresario catalán, realizaba en su casa familiar de Barcelona extraordinarias veladas musicales que el ... compositor francés compartió con Enrique Granados y Pablo Casals.

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Camille Saint-Saëns (1835-1921), don Camilo para los habitantes locales, no fue un turista 'ad hoc' de los que por entonces visitaban nuestras islas. Su precaria salud y sus problemas respiratorios, motivados por una tuberculosis heredada de su padre, fallecido víctima de esa enfermedad y al que no conoció, le recomendaban buscar climas cálidos alternativos a los fríos parisinos; y a ello dedicó gran parte de su vida convirtiéndose en un viajero impenitente hasta el final de sus días.

En Gran Canaria, base logística y residencial de sus andanzas locales, encontró todo lo que necesitaba para ser muy feliz, como él mismo reconoció en múltiples ocasiones, a saber: clima templado, tranquilidad y sosiego, espacios donde vivir sin las obligaciones que le determinaban en París, inspiración para sus creaciones, belleza paisajística para sus innumerables paseos y excursiones, motivos para sus aficiones al dibujo y la pintura y una sociedad acomodada que le acogió, que le mimó y con la que interactuó en diversos cometidos, tanto musicales como artísticos, científicos y benéficos.

Como compositor, en las siete temporadas invernales de varios meses que pasó en Gran Canaria tuvo ocasión de crear parcial o totalmente unas cuarenta obras musicales, destacando por su variedad estilística y formal: canciones, coros, música de cámara, para órgano, para piano, obra sinfónica, transcripciones y arreglos de sus propias obras y música escénica. Entre todas ellas, llamó mi atención una pieza camerística a la que tituló 'Barcarolle', que pasó por distintos formatos instrumentales, y cuya gestación es reflejo del quehacer de Saint-Saëns en España; más concretamente en dos de los lugares más visitados por él: Gran Canaria y Barcelona, donde estableció lazos amistosos y colaboraciones con elementos locales que dinamizaron, sin duda, la vida cultural de ambos lugares.

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Saint-Saëns fue visitante asiduo de Barcelona, donde gozaba de un gran predicamento tanto entre las élites burguesas y cultivadas de la ciudad, como entre los destacados artistas y músicos, compositores e intérpretes, que conformaban el rico panorama artístico y musical de la ciudad. Trabó amistad con el rico empresario franco-catalán Antonio (Antoine) Jeanbernat y Lagarrigue (18¿?-1899), casado con la viuda de Alejo Togores Fernández, una de las grandes fortunas catalanas. Poseían una villa en la ciudad en la que hospedaban a afamados músicos y se daban reputadas 'soirées' musicales, a las que acudía la flor y nata de la sociedad y los artistas de la ciudad. Jeanbernat era por aquel entonces el segundo marido de Joana Baptista Muntadas i Vilardell, madre de Josep de Togores i Muntadas, heredero del negocio familiar, coleccionista de arte y pintor como afición, muy amigo de Granados, amén de atleta, promotor deportivo, y productor y realizador de cine.

El 19 de diciembre de 1896 se ofreció un concierto privado a Saint-Saëns, varios músicos interpretaron obras del compositor francés, empezando por él mismo. Allí estuvieron Màrius Josep Calado, Josep Rocabruna, Enrique Granados, que interpretó algunas de sus populares 'Danzas españolas', y Pablo Casals, que tocó el 'Allegro appassionato para violonchelo y piano Op. 43' de Saint-Saëns acompañado por el compositor.

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Era Jeanbernat un músico aficionado, entusiasta de la música de Saint-Saëns, que tocaba aceptablemente el armonio, por lo que don Camilo tuvo la idea de componer una obra camerística que incluyera dicho instrumento. En tanto, se retrasaba el estreno de su ópera 'Sansón y Dalila' en el Teatro del Liceu, lo que junto al frío reinante le hace huir hacia tierras más cálidas, dirigiéndose a Cádiz, donde pretende tomar un barco que le lleve a su refugio grancanario. Ya en la isla y tras tomar hotel en Las Palmas de Gran Canaria, se decide a pasar unas buenas temporadas en el campo, en la finca que con el nombre de Villa Melpómene posee su compatriota y amigo, el vicecónsul de Francia en la isla, Jean Ladevèze y Redonet.

Pablo Casals, en una imagen de Antoni Esplugas, de 1906. Biblioteca Nacional

La primera versión de la 'Barcarolle', data de esta tercera estancia de don Camilo en la isla. A comienzos de abril de 1897, ya tiene decidida su salida de Gran Canaria para final de mes, y también su vuelta por Barcelona donde finalmente ha triunfado su ópera. La especialista en Saint-Saëns y autora de gran parte de su catálogo temático, la francocanadiense Sabina Teller Ratner, nos da pistas sobre la situación. Le escribe a su amigo y editor Auguste Durand al respecto; Jean-bernat, le dice, no permite que vaya a un hotel e insiste en tenerlo alojado en su casa. La obra que quiere dedicarle no acaba de cuajar y se queja amargamente de su sequía creadora.

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« Las Palmas, 2/4/1897 […] En esta última ciudad (Barcelona) me quedaré lo menos posible, los Jeanbernat son tan amables que me la hacen inhabitable, están siempre pendientes de mí. Han trabajado mucho por el éxito de Sansón, han movido cielo y tierra y no podría estarles más agradecido; me da mucho placer volver a verlos, pero no puedo soportar por mucho tiempo esta adoración continua que habría hecho feliz a Gounod, y probablemente a más de uno de nuestros contemporáneos. No estoy hecho de la misma madera que los ídolos. Me he devanado los sesos para idear una pieza que dedicar a este bravo Jeanbernat, pero no he sido capaz de encontrar nada bueno. Esperemos que vendrá algún día, a él le haría mucha ilusión, y de rebote a mí también».

Será su primera versión de la 'Barcarolle, en re mayor', un cuarteto para violín, violonchelo, piano y armonio, cuyo manuscrito lleva a Barcelona, partiendo desde Las Palmas de GranCanaria hacia la ciudad catalana, donde es recibido con honores. En una nueva velada en casa de los Jeanbernat, vuelve a coincidir con Granados y Casals, entre otros. El violonchelista catalán toca acompañado por el autor el 'Concierto N.º 1 Op 33' del francés, el maestro le felicita calurosamente, con verdadera efusión y cariño, augurándole un brillante porvenir y confesando que era uno de los violoncelistas que mejor habían interpretado esta preciosa y difícil composición, encargándole su estreno en España; que tendría lugar en el Teatro Real, el domingo 15 de enero de 1899, de la mano del violonchelista catalán y del buen amigo del compositor, Tomás Bretón, dirigiendo la orquesta de la Sociedad de Conciertos de Madrid, y estrenando asimismo su 'Sinfonía nº3', con órgano, que constituyó un concierto de extraordinario éxito.

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El manuscrito de la primera versión de la 'Barcarolle en Re mayor' jamás salió del archivo de la casa de Jeanbernat, celoso de su posesión, no lo dio a copista alguno para realizar las 'particellas', lo que unido a la insatisfacción del autor hizo que no fuera editado. Pero no quedó ahí el esfuerzo del autor por complacer a su anfitrión catalán, y al mismo tiempo acabar satisfactoriamente la ansiada obra. Unos meses después, a comienzo de diciembre de 1897, ya está de nuevo camino a España; en esta ocasión entrando por Madrid, donde obtiene triunfos rotundos en sus conciertos, se representa su 'Sansón y Dalila' en el Teatro Real, y es homenajeado y condecorado, un éxito sin precedentes; pero la llegada del frío, de nuevo le hace huir hacia el sur. Antes de salir le escribe a su editor, Durand, el 10 de diciembre: «[…] si los asuntos de Sansón no se arreglan, me escaparé a Cádiz, donde escribiré la famosa 'Barcarolle'.

Granados y Saint-Säens, en el Arxiu Museu de la Música, en 1908. C7

Pero será en Gran Canaria donde dará forma definitiva a la obra, Saint-Saëns se había propuesto culminar la pieza, a la que va a nominar como 'Barcarolle Op. 108'. Teniendo en cuenta al destinatario, el compositor hace tocar al armonio largos acordes y sencillas células rítmicas; con esta obra Saint-Saëns colma las aspiraciones de su amigo y su familia en Barcelona, que tantas atenciones habían tenido con él. A finales de enero y desde Gran Canaria vuelve a escribir a Duran en torno a la 'Barcarolle'; ha enviado las pruebas de imprenta que el editor dice no haber recibido, pues en esos días los tambores de guerra entre los Estados Unidos y España habían complicado las comunicaciones: «[…] Espero las pruebas de la 'Barcarolle' […]le llegarán llenas de sellos oficiales, las he enviado con todo tipo de garantías posibles, salvo los naufragios y los accidentes ferroviarios¡!».

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El 3 de marzo vuelve a enviar noticias de la partitura: «A propósito de Jeanbernat, intenta enviar a su casa (Barcelona) una prueba de la 'Barcarolle', a fin de que aproveche mi estancia para ensayarla, podría ser muy útil porque en fin, no he escuchado esta obra y quizá tenga alguna cosa a modificar».

Como era previsible, se edita ese mismo año con dedicatoria a su amigo y será el yerno de éste, el mencionado Josep Togores, quien se encargue de realizar la portada, que dedica al compositor y que aquí reproducimos.

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Don Camilo, de nuevo en Villa Melpómene, aborda una febril producción musical, en ese año terrible de 1898 para los intereses españoles. Sortea los intentos propagandísticos ingleses a su costa y sale precipitada y subrepticiamente de la isla, en un episodio ya narrado en estas páginas, pero aun así es capaz de firmar los 'Tres Preludios y Fugas Op. 109 para órgano'; transcripciones para piano de obras para vihuela de Luis de Millán, que le facilita el Conde de Morphy; un 'Caprice Heroïque', para dos pianos estrenados en presencia del Zar de Rusia; amén de otras obras para piano y piezas vocales; y su gran aportación musical a 'Dejanire', espectáculo escénico a realizar en la plaza de toros de Les Arenes de Bézier, en correspondencia al drama clásico de Louis Gallet, su amigo y libretista.

Pasadas las estancias consecutivas de don Camilo entre 1896 y 1900, inesperadamente decide, 9 años más tarde, volver a las islas Canarias. La ruta peninsular pasará esta vez por Barcelona, Valencia, Alicante (Elche) y Cádiz. Desde Elche escribe a Durand el 18 de diciembre de 1908: «La 'Barcarolle' merece ser más conocida y voy a ver si puedo darle una forma más práctica; el armonio como instrumento de concierto y de salón me parece que ha perdido terreno e intentaré prescindir de él. Jeanbernat adoraba este instrumento y por eso lo utilicé».

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La ciudad de Las Palmas se prepara para su recibimiento, son muchos los homenajes y las muestras de cariño y admiración de la ciudad y sus próceres; no obstante, tiene tiempo para sacar adelante varias composiciones musicales. Enterado de la nueva disposición del Conservatorio de Paris, que establece una cátedra independiente de viola entre las enseñanzas instrumentales, decide realizar una nueva versión que ha resultado ser la más interpretada, donde elimina el armonio, ya entonces un tanto obsoleto y en desuso, incorporando la viola y reorganizando la obra. Escribe de nuevo a Durand el 10 de enero de 1909: «Le envío la 'Barcarolle' transformada, creo que ha encontrado su verdadera forma y será más armoniosa con una viola que con un armonio. […] y como ahora hay una clase de viola en el conservatorio, también habrá jóvenes artistas deseosos de utilizar su talento, [...] hará el efecto de una novedad. Este arreglo me ha proporcionado mucha satisfacción al hacerlo».

Y así quedó para la historia y para el públicos que desde entonces la han escuchado, una bella pieza de unos 8 minutos de duración que reúne el estilo y el talento de Camille Saint-Saëns, y de la que se cumplen en este mes de enero 114 años de la composición de su última versión.

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