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Si se incluyen los 105 mini-conciertos desarrollados en distintos enclaves el pasado 26 de marzo durante el Happy Piano Day, la capital grancanaria va camino de cerrar el año 2022 con más conciertos gratuitos organizados por la Sociedad de Promoción municipal que días tiene el año. La cifra total facilitada por esta entidad ascendería a 431 conciertos con entrada libre si se cuenta la mencionada actividad, 326 sin la misma. A esta realidad, que genera bastante rechazo entre los profesionales del sector que no miran al corto plazo y que han sido consultados por este periódico, se suma una «sobreoferta» que según la Concejalía de Cultura es una «bendición» y que para los mismos es un problema que está diseñando un panorama insostenible.
Aclaremos primero una cuestión. Las críticas son generalizadas, pero en privado. En público, se guarda silencio. Como es lógico, nadie quiere correr el riesgo de que su valoración le cierre las puertas de la programación de unos espacios, ciclos e iniciativas municipales o donde el Ayuntamiento comparte responsabilidades y financiación con otras administraciones públicas.
Vayamos por partes. Empecemos por la gratuidad de las actuaciones municipales para el público. «El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria lo hizo muy bien cuando acabó el confinamiento. Se puso las pilas cuando las empresas del sector y los artistas lo estaban pasando muy mal y como los aforos eran mínimos, comenzó a organizar muchas actuaciones gratuitas, las primeras en el Pueblo Canario. Estuvo muy bien, estuvieron muy rápidos y eficaces... pero el problema es que se ha mantenido en el tiempo. Aquello ya pasó, por suerte, y durante este año ha sido una auténtica pasada. Han acostumbrado al público a no pagar, a no valorar la música en directo y sus costes. Eso es pan para hoy y hambre para mañana», denuncia un empresario grancanario del sector musical.
«Es una política de tierra quemada. Los conciertos gratis solo tienen sentido en cosas como los carnavales o las Fiestas Fundacionales. De forma puntual. Contra eso no se puede competir y sin duda ha sido una de las causas de que durante este año haya costado tanto vender entradas. Se habla de que ahora la gente solo compra a última hora. Es verdad, pero una gran parte lo hace porque primero mira qué hay gratis cada fin de semana. A nadie se le escapa que la situación económica no es buena, la gente tiene poco dinero y si puedes ver algo gratis... con lo que te ahorras de las entradas de lo que ibas a ver en otro lugar, te vas a cenar o te tomas algo después, aunque no te guste lo que fuiste a ver», añade otro profesional que señala que muchos conciertos para los que se habían agotado las invitaciones después se desarrollan con las localidades medio vacías. «La gente, como no lo valora, al final muchas veces cambia de planes o se queda en casa y se pierden esas entradas», subraya.
Hay quien analiza también esta apuesta desde una perspectiva política. «Lo que se ha hecho desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha sido comprar voluntades a golpe de chequera. Se le ha comprado conciertos y espectáculos a todo el mundo con una ingente cantidad de dinero público. Se ha acostumbrado a la gente a no pagar para ir a un concierto, salvo que quien venga sea famoso», puntualiza otro profesional que guarda como todos el anonimato. Y atisba un problema. «Cuando quien decida en el Ayuntamiento cambie, vendrán los problemas. Se ha alimentado a una bestia con una cantidad de dinero público enorme totalmente desaprovechada», avanza.
Dentro de este panorama de conciertos gratuitos, el responsable de una de las empresas de contratación explica cómo reaccionan los artistas nacionales. «Hay muchos, muchísimos, que se niegan a actuar gratis. Ni te imaginas lo complicado que ha sido para algunos conciertos y ciclos encontrar artistas que vinieran en esas condiciones. Hay otros, es cierto, que vienen sin problemas. Y después están los que te dicen que sí, pero si les pagas más, para compensar el hecho de perder esta plaza para futuros conciertos de pago en los siguientes meses o años. Los que se niegan a tocar gratis lo hacen por eso, saben que si meses después lanzan un nuevo disco y quieren pasar por aquí con la gira, difícilmente van a vender entradas, porque su producto ya lo quemaron con el todo gratis», apunta. «No estoy en contra de los conciertos gratuitos, pero tienen que tener un sentido. No puede ser una barra libre constante, porque distorsiona el mercado y se destruye todo. Lo gratis tiene que tener un por qué, no puede ser todo gratis porque sí», defiende otro profesional consultado.
¿Y los músicos canarios entran al trapo? «El mercado aquí es tan limitado, que difícilmente encuentras a uno que no toque o cante en un concierto gratuito organizado por un ayuntamiento. Tienen poco margen de maniobra y hay que pagar facturas. Pero muchos son reacios y aceptan a cuentagotas. Hay otros que no, les da lo mismo y aceptan encantados, porque no se juegan nada en la taquilla y se despreocupan de la cuenta de resultados. Les da lo mismo que vayan cien que 500 personas, se llevan lo mismo. Otra cosa es lo que les espera cuando esta fórmula termine...», responde el mismo profesional.
Este periódico solicitó a la Sociedad de Promoción el listado de conciertos gratuitos ya celebrados y los que están por desarrollarse en lo que resta de 2022. En el mismo figuran los siguientes: los protagonizados por Los Cantadores y Non Trubada, celebrados el 3 y 5 de enero, en el espacio Miller, correspondientes a la Navidad del pasado año; 19 dentro del programa Cultura en Acción -en enclaves como el Auditorio José Antonio Ramos del parque Doramas, el Palacete Rodríguez Quegles, el Museo Castillo de Mata y The Paper Club-; las ocho noches de conciertos del Carnaval de la Tierra, entre marzo y julio; los 105 del Happy Piano Day; 17 del ciclo Musicando -en el Auditorio José Antonio Ramos del parque Doramas-, seis del ciclo Música en el parque -también en el Auditorio José Antonio Ramos-; seis del ciclo Música en el parque -también en el auditorio del Doramas-; el concierto inaugural del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, desarrollado el 23 de abril en Miller; los 25 del proyecto 'Ahora te toca a ti', dentro de Miller Baila; los 15 de la programación estable del Palacete Rodríguez Quegles, con los ciclos Acento flamenco, Canarias es música, La música está en el aire y Noviembre Suena; cuatro del LPA International Jazz Day -en el Auditorio José Antonio Ramos del parque Doramas-; el concierto 'Néstor Álamo: una isla y canción', de la Banda Sinfónica Municipal del Día de Canarias, en la Plaza de Santa Ana; 36 dentro de las Fiestas Fundacionales en múltiples enclaves; los cuatro del ciclo Orillas, todos en Miller; otros cuatro del ciclo LPA Groove Summer, también en Miller; 121 dentro del apartado denominado LPA en Vivo -en los locales Echarle Huevos; Imaginario Drinks&Music, Fábrica La Isleta; Motown; Talleres Palermo y Malecón de La Habana; los tres celebrados en la plaza de la Música dentro del Temudas Fest del pasado mes de septiembre; los tres acústicos del Festival Cero; los 25 del Womad celebrado el pasado noviembre; y los 32 previstos dentro del programa de Navidad.
También solicitamos el importe total de cada concierto y del conjunto. No hubo suerte. No hay que olvidar que el Portal de Transparencia ha señalado en los últimos años a la Sociedad de Promoción de la capital grancanaria la más opaca de las empresas públicas del archipiélago.
Ni siquiera hace falta preguntar por ella, porque la palabra «sobreoferta» sale a la palestra en cuanto se habla con los profesionales del sector con respecto a la capital grancanaria.
«Es insostenible. Tiene que haber un filtro de calidad para los productos que se ofertan en los espacios públicos, aunque sea de forma gratuita. Se están mezclando incluso profesionales con proyectos voluntaristas y pseudo-amateurs. A lo que se suman apuestas por macroinversiones que no dejan poso alguno y que solo tienen los bolos que se les subvencionan casi a fondo perdido», dice uno de los entrevistados.
«La ciudad no soporta esta oferta. Hay fines de semana que se han ofertado hasta ocho propuestas distintas, la mayor parte musicales, en distintos espacios. No hay población ni dinero en la calle para sostenerlo, más allá de la pasta que ponen las instituciones públicas. Antes, un concierto era un acontecimiento. Ahora, hay conciertos en todas las esquinas cada fin de semana, muchos gratis. Ya ni siquiera es un acontecimiento que venga Sting, porque el goteo es constante. No sucede en todas las islas, ni mucho menos. Es cierto que Las Palmas de Gran Canaria tiene muchos espacios y mucho público que consume cultura, pero no tanta y los batacazos están siendo considerables últimamente. El pasado verano fue un auténtico disparate de conciertos y cosas», recuerda otro profesional.
«Esto no explotará mientras se siga alimentando la burbuja con dinero público. El político lo que quiere es una programación llena de cosas, sean lo que sean y cuesten lo que cuesten y muchos promotores están haciendo un negocio redondo, sin estar pendiente de lo que ingresen con el público y cobrando unos precios que no son reales, con artistas que no los valen», asegura un empresario con contundencia.
Uno de los últimos episodios más llamativos se registró el pasado mes de noviembre, cuando el grupo de Gobierno municipal aprobó una modificación de crédito a cargo de los remanentes para Cultura, que ascendió a 1.917.000 euros. La justificación fue la siguiente: «A medida que transcurre el año, además de la programación establecida, van surgiendo nuevos eventos y actividades no previstos inicialmente que se determinan como convenientes para la ciudad y resulta necesaria su ejecución en el presente ejercicio, así como eventos que formando parte de la programación habitual no se pudieron incluir en la previsión inicial pero que se han realizado igualmente».
El desglose es el siguiente: 70.000 euros para LPA en Vivo; 96.000 para el Festival Mar Abierto; 230.000 para el impulso a la candidatura a capital europea de la cultura; 120.000 para el ciclo Clásicos en colores; 50.000 euros para los Premios Canarios de la Música; 35.000 euros para el ciclo Eat to the Beat, en el Auditorio Alfredo Kraus; 125.000 euros para la exposición inmersiva 'El mundo de Van Gogh'; 190.000 euros para el LPA Music Sounds; 223.000 euros para el Festival Cero; 250.000 euros para el Festival Senior; 415.000 para los eventos de esta Navidad; 53.000 euros para el 'Peter Pan Ballet'; y 60.000 euros para el foro de pensamiento 'Horizontes'.
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