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Tinín Tacoronte, alias 'la Pinito', iba a tener 30 años. A este homosexual de Teror, devoto de la Virgen del Pino, le tocó vivir en plena juventud en la oscura y retrógada España de la postguerra, lo que le llevó a acabar como preso en el campo de concentración franquista de Tefía. Así había guionizado este personaje en un principio Miguel del Arco, codirector y coguionista de la serie 'Las noches de Tefía', cuyos seis capítulos se emiten desde hace unas semanas en Atresplayer, de Antena 3. Pero el actor grancanario Luifer Rodríguez se cruzó en el camino y todo cambió. Tanto para Tinín Tacoronte como para este veterano profesional de las artes escénicas y del audiovisual canario.
«Llegué al personaje de la manera más rocambolesca de mi vida», reconoce mientras desayuna en La Tabernilla de Rosi, su enclave gastronómico de confianza en la calle doctor Miguel Rosas de la capital grancanaria. «Ya me habían dado un personaje para la serie, pero con menos peso. Conchi Iglesias, la directora de 'casting', me conocía de verme en 'Hierro'», en cuyas dos temporadas Luifer Rodríguez dio vida al abogado Bernardo.
«Ya habían repartido todos los personajes importantes y de mi edad no quedaba ninguno. Pero estaban buscando a 'la Pinito', un homosexual de la época, pero su rango de edad era de 30 años. Y no encontraban al tipo que querían. Conchi me dijo que le daba pena que me hubiera tocado un personaje tan pequeño. Tuvimos bastante contacto porque me había pedido referencias para buscar una serie de actrices jóvenes, porque sabía que yo trabajo en el Instituto del Cine. Seguimos hablando y finalmente me propuso que por qué no intentaba ser 'la Pinito'. La idea surgió de ella, ni siquiera Miguel del Arco lo sabía. Me reconoció que yo era lo contrario a lo que buscaban, tanto por la edad como porque le 'daba' más para un personaje masculino, con testosterona», recuerda entre risas.
Y Luifer Rodríguez aceptó el reto. «Tiré de nuestro 'background'. Los que vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, sobre todo en la zona de Guanarteme y La Isleta, tenemos conocidos de las características del personaje. Me puse con mi amiga y actriz Mari Carmen Sánchez a hacerlo, teniendo claro que no era para mí. Y grabamos un vídeo y se lo mandamos. Cuando Miguel lo vio, le pareció afortunado y dijo que quería contar conmigo. Rómulo Aguillaume, el codirector, me dijo después que en cuanto vieron el vídeo en el móvil dijeron: Ya tenemos a 'la Pinito'», señala el actor. Ya en Madrid, el propio Miguel del Arco fue claro. «Me dijo: 'Hola, Luifer, no nos conocemos de nada, eres todo lo contrario de lo que había pensado, pero bienvenido al barco», subraya el intérprete.
Así aterrizó en esta producción audiovisual que acaba de recibir cuatro nominaciones a los premios Iris. Una serie de ficción que tiene como fuente de inspiración el libro 'Viaje al centro de la infamia', de Miguel Ángel Sosa, y los testimonios reales y las cartas de los internos de este campo de concentración franquista radicado en Fuerteventura. «Es un episodio que no conocía. Tenía una idea, pero no sabía bien lo que había pasado. Y creo que es importante darlo a conocer, más ahora con la que está cayendo. Hay que conocer la historia para saber quiénes éramos, quiénes somos y quiénes podemos ser en un futuro», defiende el actor junto al parque de Santa Catalina.
Luifer Rodríguez tuvo claro desde un principio el punto de partida para este preso homosexual que, como sus compañeros de fatiga, cada noche imaginaba que protagonizaba una sesión de cabaret y fiesta en un lugar llamado Tindaya. «Me apetecía homenajear a los homosexuales de aquella época, que de alguna manera no pudieron superar el sistema. De pequeño yo conocí a algunos, que eran amigos de mi abuela. Homosexuales atormentados, a los que se les consideraba pecadores o enfermos, etiquetados casi como los pederastas de hoy en día. Tenían encima la daga de sentirse culpables y de que necesitaban curarse y pedir perdón por ser como eran. Muchos se hacían devotos de las vírgenes para, a partir de ahí, intentar sanarse y expiar sus pecados», explica quien recuerda haberse educado en una primera etapa de su vida en pleno franquismo. «Recuerdo escuchar el 'Cara al sol' en el colegio y las tablas y las formaciones militares», apunta.
Que el encargado de dar vida a Tinín Tacoronte pasara de los 30 a los 55 años de Luifer dio un giro al personaje que iba más allá de lo físico. «Mi entrada en el elenco hizo que creciera el segmento generacional del drama. Se hizo la historia más hacia atrás. Miguel del Arco lo vio bien, porque es un tipo con una cabeza y un corazón que van a la par y es capaz de ver cosas que ni él en un principio había visto».
«Así que comenzamos a trabajar a Tinín con esa idea de sufrimiento. Es esa persona que no puede reprimir su homosexualidad en una época en la que estaba reprimida en todos sitios. En los pueblos estaba el tonto, el borracho y el mariquita. Había uno que tenía pluma y no lo podía disimular. Era aceptado, pero con sus especificaciones y normalmente estaba vinculado a la iglesia y a las actividades culturales. Empezamos a investigarlo y reconozco que me daba un poco de miedo, porque era el primer personaje que hacía que estaba totalmente alejado de mi zona de confort y de mi trayectoria hasta ese momento. Le dije a Miguel que no quería hacer un Andrés Pajares. Era tirarse a la piscina, pero una vez que conoces a Miguel del Arco, que tiene una mente privilegiada, ya te tiras al vacío tranquilo», destaca.
Al set de rodaje, el elenco llegó tras «un proceso teatral previo largo y duro». «Yo estuve mes y medio y el resto unos dos meses, ya que yo me incorporé más tarde. Miguel quería que todas las secuencias las pasáramos antes. Fue un lujo haberlas estudiado y probado antes, porque ya sabes dónde van las emociones y así se creaba un vínculo de compañía», recuerda.
Compartir trabajo con actores como Roberto Álamo, Patrick Criado, Raúl Prieto, Jorge Usó e Israel Elejalde, entre otros, fue «un lujo». «Miguel del Arco era de esas figuras con las que nunca pensé que llegaría a trabajar. Me ha llevado a la Champions y he descubierto que podía seguir el ritmo. Me sentí un privilegiado por haberme preparado toda la vida para este momento. Llegué a la mesa de trabajo y al ver el nivel, me di cuenta de que no tenía que trabajar mucho. Con escucharlos ya tenía medio trabajo hecho», dice entre risas. «Los compañeros me abrieron los brazos rápidamente. Ninguno se imaginaba, por el guion previo, mi presencia y mi físico. Jorge Uzón me dijo un par de días después que había impregnado a todo el grupo de canariedad», recuerda con orgullo.
Los presos en Tefía trabajaban en una cantera polvorienta y pasaban hambre. Eso implicó que para que Tinín Tacoronte, 'la Pinito', tuviera cuerpo, el físico de Luifer Rodríguez tenía que menguar. «Miguel sugirió al elenco que hacía de preso que, si queríamos, perdiéramos peso. Todos estuvimos de acuerdo en hacerlo y nos pusimos con un nutricionista. En total, perdí 19 kilos en dos meses y medio. En el rodaje, los actores que hacíamos de presos teníamos una comida y el resto, otra. Y todo el día tomando café y té para combatir el hambre», explica.
Esa sensación de hambre fue clave, dice, para crear a Tinín Tacoronte. «Me sirvió para unirme al personaje. Nunca había hecho una dieta en mi vida. No creía en mi voluntad y me lo tomé muy en serio. Sentía frío, caminaba o me agachaba y me mareaba. Y lo más importante, ¿qué haces para vencer el hambre? Solo piensas en comer y cuando te dicen que hasta dentro de tres horas no puedes ingerir nada, solo piensas en eso. Tenía que ocupar la mente. Ahí comencé a trabajar con Miguel la gestualidad de Tinín. Un grancanario devoto de esa época tenía que tener una medalla de la virgen del Pino. Miguel me dijo que era imposible, porque al entrar en Tefía se la habrían quitado o robado. Me puse a pensar. El material en una cárcel era muy limitado. Y me comí la cabeza, hasta que un día fui a un chino y compré hilos, botones y cosas así. Descubrí que podía coger hilos, amarrarlos y crear figuritas o bolitas. Me puse a construirme un colgante, que me quitaba el pensamiento del hambre. Hice uno, como una especie de virgen para que los de Arte después hicieran algo parecido y bien. Pero a Miguel le gustó el mío y lo usamos en la película, era como la joya de la Virgen del Pino que mi personaje tenía todo el rato. Lo tengo en casa, como una reliquia, de recuerdo», apunta. No fue su única creación. «Durante el rodaje le hice uno a casi todos los del equipo. Me inspiraba en el 'Poema del Mar' de Néstor para hacer las figuras. Me conectó con mi cuerpo y eso que nunca he sido un manitas. Mira tú qué cosas», dice entre risas.
Luifer Rodríguez hace hincapié en que el rodaje «fue una experiencia fabulosa», tanto desde un punto de vista artístico, gracias a una producción de primer nivel, como en el campo personal. «Me traigo varios amigos y amigas de este trabajo. La productora tuvo la gran idea de que durante el rodaje en Abades, en el sureste de Tenerife, todo el equipo conviviera en el mismo complejo de apartamentos y villas, muy cerca de la vieja leprosería donde rodábamos. Eso generó muchos vínculos y un muy buen rollo. Cuando nos volvimos a ver en la 'premiere' en Madrid, se notaba en la gran alegría y la conexión existente entre todos», destaca el actor que en agosto comienza los ensayos de 'Protocolo del quebranto', montaje teatral de Unahoramenos, donde comparte protagonismo con Mingo Ruano y Marta Viera, bajo la dirección de Mario Vega.
El peso de su personaje en 'Las noches de Tefía' espera que sea un punto de inflexión en su carrera audiovisual a nivel nacional. «Me coge con una edad en la que lo relativizo todo. Aunque sigo con la cabeza en las nubes, tengo los pies en la arena, que entierra un poco más que el suelo firme. Me he quedado muy satisfecho. Ha sido un trabajo que me ha hecho madurar mucho como actor y me aporta la seguridad de que lo que hago está en un primer nivel desde un punto de vista actoral. Ahora, lo afronto todo con mucha paz».
Tal y como sucedió con 'Hierro' esta producción de Buendía Estudios pone de manifiesto el gran nivel actual de los intérpretes canarios. «Somos actores canarios, en su mayoría, hechos en Canarias. Canarios no solo por nacimiento, sino por desarrollo. Algo que parecía una utopía hace años. Trabajamos con nuestro acento, como en 'Hierro'. Ahora lo que falta es que ese acento sea más habitual en las ficciones nacionales y que en las islas, la Televisión Canaria apueste de verdad por hacer ficción pero con presupuestos de verdad», apunta quien compartió reparto con isleños como Ciro Miró, Mingo Ávila, Maykol Hernández, Isaac Dos Santos, Elisa Cano y José Luis de Maradiaga, entre otros.
Uno de los puntos esenciales de la serie radica en las noches del Tindaya, el lugar imaginario al que se aferraban los presos de Tefía para huir del horror que les rodeaba en el campo de concentración franquista en Fuerteventura. «Es de lo más brillante de la serie. Cuenta el drama con una gran crudeza pero después muestra cómo el ser humano puede seguir siendo libre con su imaginación. Mientras siga libre, ayuda a vivir. Los personajes utilizan la imaginación para salir cada noche de la situación en la que están. Es una luz muy bonita y una idea de guion muy interesante», dice Luifer Rodríguez.
'La Pinito' en ese enclave imaginario es la coreógrafa de los números musicales. En el rodaje, Luifer fue la sombra del verdadero coreógrafo de la serie, Antonio Ruz.
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