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La obra poética de Rafael-José Díaz tiene mucho predicamento. Sus versos han encontrado acomodo en las publicaciones de editoriales nacionales como La Garúa o Pre-Textos. Pero reconoce que editar narrativa es más complicado. Por eso ha devuelto a la vida a su editorial, La playa del ojo, para sacar a la luz su último libro, El letargo, donde reúne 29 relatos cortos. En ellos da rienda suelta a su invención y se interna en mundos fantasiosos, aunque siempre apegados a su propia existencia. «Me ocurren cosas tan extrañas que parecen irreales», explica sobre la materia ficcionable del que se nutren sus historias que combinan la elementos del mundo real y otro soñado que transcurre en paralelo.
El libro incluye relatos de temáticas variadas. En algunos transita cerca del ensayo y aborda asuntos como el acto de escribir o la identidad. En otros, deja volar su imaginación para abordar cuestiones como el suicidio, darle la vuelta al género negro o simplemente inyectar humor y misterio a actos cotidianos. «Me interesa mucho como, en el día a día, se abre una fisura y por ahí entra otra visión», comenta Díaz en una conversación telefónica.
«El relato, para mí, puede estar cerca del poema en prosa o situarse en la frontera del ensayo. Lo que quizá lo define es la figura de un personaje que le da unidad, mientras que en el poema o en la prosa no necesariamente tiene que haber alguien al que le pasa algo. Aunque esté más cerca de la reflexión y se transmitan ideas, tienen que estar pasando por la mente de alguien», comenta el autor acerca del denominador común de estos 29 relatos, editados dentro de la colección La playa del ojo, creada por el propio autor en 2001.
El sello publicó seis libros hasta 2004: Dos prosas, la edición bilingüe de dos textos inéditos en prosa del poeta francófono Philippe Jaccottet; El planeador, de Carlos Jiménez Arribas; el poemario Luminarias, de Víctor Ruiz; el relato Dresde, de Alberto Bustos; el poemario La llamada, de Goretti Ramírez, y los textos eróticos de Díaz reunidos en Al pie de las constelaciones.
Le gustaría ampliar los títulos de La playa del ojo. «Sería bonito formar una colección de libros buenos frente a tanta basurilla que se publica», reconoce.
A Díaz le preocupa «la endogamia y el provincianismo» que se percibe en el panorama literario canario donde unos autores reseñan a otros e incluso, algunos se llegan a autorreseñar a sí mismos bajo pseudónimo. Según explica, este fenómeno también afecta a los lectores. «Hay gente que solo lee a autores que conoce en persona de recitales y encuentros. Se está perdiendo cierto criterio sobre qué es la literatura y qué significa escribir», lamenta el autor que también incluye a las instituciones públicas canarias en este fenómeno. «No se dejan asesorar por expertos y programan cualquier cosa. Hay ayuntamientos de ciudades importantes que están apoyando encuentros de autores que escriben copas y relatos con faltas de ortografía, aficionados a la escritura, bienintencionados, pero desinformados», se queja el escritor y traductor.
El próximo 28 de mayo, en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife, Rafael-José Díaz presentará El letargo. Ya en otoño hará lo propio en la librería Alberti de Madrid y en la capital grancanaria.
El propio autor se encarga de la distribución de las obras de La playa del ojo. En Gran Canaria, El letargo se podrá adquirir en la librería del Cabildo, en Canaima y a través de la web laplayadelojo.blogspot.com.es/ Díaz no quería invertir tiempo en buscar una editorial y emprendió esta autoedición camuflada bajo su sello. «Era un libro que necesitaba exteriorizar. Quería pasar a otra fase de la escritura y los textos estaban molestando».
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