Maribel Lacave saca del ostracismo a cien poetisas

Hace algunos años, los responsables de la editorial Puentepalo –María Jesús Alvarado y Juan Ramón Tramunt– tuvieron noticia de la gran empresa en la que se había embarcado la escritora canaria afincada en Chile Maribel Lacave. La autora estaba anclada en la isla Quinchao, en el archipiélago de Chiloé, descubriendo a poetas olvidadas. Ahora, la editorial canaria publica parte de su trabajo en Mujerío poético, que reúne los versos y las biografías de estas literatas valiosas y, sin embargo, desconocidas. El volumen se presentará este jueves, a las 20.00 horas, en la Casa de Colón en un acto que contará con la presencia de María Jesús Alvarado y la catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Alicia Llarena, y en el que intervendrá Lacave a través de un vídeo.

«Es una investigación que llevo a cabo desde hace varias décadas. En esta ocasión, he seleccionado a cien mujeres poetas que van desde el siglo XXIV antes de Cristo hasta el año 1950», cuenta Lacave en un correo remitido desde ese rincón del Pacífico.

La también poeta eligió a las autoras por su calidad y sus biografías. «Todas han sido mujeres que arriesgaron mucho por su decisión de escribir, algunas pagaron hasta con la vida por su osadía de mostrarnos el mundo con ojos femeninos», dice la investigadora que ya cuenta con un archivo compuesto por 3.000 mujeres poetas. «La mayor dificultad ha sido dejar fuera a poetas maravillosas que esperarán a una segunda entrega de Mujerío», dice.

Lacave puntualiza que algunas alcanzaron notoriedad y «fueron figuras decisivas en sus países. Me refiero sobre todo a las poetas de antes de Cristo que fueron veneradas por sus sociedades hasta el punto que se les erigieron estatuas y se acuñaron monedas con su figura». Luego, con el cristianismo, la sociedad patriarcal «las borró de la memoria colectiva y con ellas toda su obra», lamenta Lacave que recuerda que la Iglesia ordenó quemar la obra de Safo de Lesbos. Otro caso sangrante fue el de Enheduanna, nacida en el 2354 a.C., y «autora del primer poema que se conoce». Estas injusticias son las que empujaron a Lacave a reescribir la historia de la literatura con «otros ojos, con ojos de mujer, con ojos de quienes inauguraron la poesía en el mundo».

En las 226 páginas de este volumen de Mujerío poético figuran autoras de múltiples nacionalidades, desde Grecia, a Japón, pasando por China, la India o Francia. Entre las españolas, Lacave ha rescatado a algunas canarias como María de Viera y Clavijo, Ignacia de Lara, Cesarina Bento, Agustina González y Romero La Perejila, Ángela Mazzini, Fernanda Siliuto, Leocricia Pestana y Victorina Bridoux. Además ha compilado a autoras americanas descendientes de canarios, «como la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), la cubana Luisa Pérez de Zambrana (1835-1922) o Salomé Ureña, de República Dominicana (1850-1897)». Otra referencia canaria la encontró en la malagueña María Rosa Gálvez de Cabrera (1768-1806), de la que incluye «un fragmento de su extenso y hermoso poema Viaje al Teide».