Hay momentos en los que es bueno recordar lo vivido, quizá para disfrutar del pasado, quizá para revivirlo como un 'refugio'. Esto me sucede ahora ... cuando quiero volver la vista atrás y reencontrarme con mis amigos de siempre, con aquellos que han ido acompañándome a lo largo de mis años y con los que he ido 'creciendo', conformando mis gustos, mi manera de ser y de estar, y mis anhelos.
Volver atrás es regresar a aquellos años en los que un grupo de profesores de lengua y literatura españolas, Alicia del Río, Gerardo Morales, Yolanda Arencibia y yo misma nos iniciamos en el mundo de la cultura, gracias a Alfonso Armas Ayala. Creo que en alguna ocasión he recordado esta etapa enriquecedora en la que aprendimos y en la que intentamos dar también lo que sabíamos. Aquella manera de «predicar»que decía Armas Ayala nos la tomamos muy en serio y ahí empezamos a descubrir nuevas sensaciones, sentimientos, aspectos, particularmente con la literatura, pero también con el hallazgo de otras formas del arte, de la cultura. Mientras esto sucedía, curiosamente nuestras parejas, aparejadores tres de ellos, comenzaron a ser espectadores, y diría que en momentos hasta partícipes de nuestras aventuras culturales. Con el paso de los años Yolanda y yo centramos nuestros trabajos de investigación en Benito Pérez Galdós, y recuerdo la implicación familiar en alguna que otra tarea; aún conservo notas y resúmenes pasados a limpio, hechos a mano, sobre Galdós por Tom, mi marido.
Sin embargo, alguna de nosotras como Yolanda Arencibia fue mucho más allá en los gustos e investigaciones literarias; por ejemplo, ahí están sus brillantes trabajos dedicados a Alonso Quesada, que este año celebramos. A este propósito y sobre el escritor, familia de Daniel Roca, su marido, yo consultaba a Yolanda hace unos días ciertas cuestiones.
Y es que la doctora Yolanda Arencibia, reconocida y premiada como especialista en Pérez Galdós, igualmente me ha trasmitido su interés por otros canarios ilustres, a saber, los Iriarte del Puerto de la Cruz. Acerca de ellos hemos hablado hace bien poco. Entre otros asuntos, considera Yolanda, y yo de acuerdo, que estamos en deuda con esta interesante familia de escritores, además de por sus distintos y muy valiosos trabajos, por el importante papel que ejercieron fuera de las Islas; hoy casi no se les recuerda.
Con ello quiero expresar cómo la amistad y los intereses de este grupo inicial, que comenzó ligado a la docencia, a la investigación y a la difusión de la literatura, han seguido vivos hasta la actualidad, gracias a la dedicación y al sobresaliente e incansable trabajo de Yolanda Arencibia. Ella es la que ha mantenido encendida la llama que un día empezamos a compartir los amigos de aquellos años, y que hoy deseamos continúe en el tiempo.
No son estos momentos fáciles para la cultura en cualesquiera de sus manifestaciones, como tampoco lo fueron en nuestros inicios. A todos, incluidas nuestras familias y los amigos que fuimos haciendo en el camino, nos sostiene este 'refugio', que no es otro que la cultura, más allá de los avatares de la vida. Sabemos que mantenerlo es tarea ardua a la vez que satisfactoria. Es necesario proseguir en el empeño de descubrir nuevos horizontes para la cultura. Trasferir y contagiar las sensaciones y sentimientos que esta nos provoca es el legado de nuestra querida amiga Yolanda Arencibia. La trasmisión de este patrimonio garantiza su pervivencia. Gracias, Yolanda.
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