

Secciones
Servicios
Destacamos
Helena Falcón
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 10 de noviembre 2024, 01:00
La última entrega del novelista José Luis Correa (Las Palmas de Gran Canaria, 1962), 'La gitanilla de Ankara', se adentra en una historia que entrelaza romance, crítica social y una reflexión profunda sobre el choque de culturas. El escritor, que presenta el citado título que edita Mercurio el día 14 de noviembre, a las 19.00 horas, en la Biblioteca Insular de Gran Canaria, publicará el próximo mes de enero 'El bebedor de coñac', el nuevo título de la saga de Ricardo Blanco con el que alcanza la quincena, inspirada en el conocido detective al que dio vida en 2003.
Inspirada en una experiencia singular, la nueva novela de Correa nos presenta a Miguel Palmero, un gris oficinista cuya vida se transforma durante un viaje inesperado a Bremen. Allí, el atribulado personaje conocerá a una gitana turca que lo descolocará inesperadamente, suceso que otorga a la trama un tono apasionado que se distancia de la serie negra protagonizada por Ricardo Blanco, pero con un sello muy personal.
José Luis Correa, que forma parte de la denominada Generación 21 de la narrativa en Canarias, confiesa que esta historia nació en el contexto de una 'semana negra' celebrada en Bremen a la fue invitado, mientras disfrutaba de una noche española bastante particular en un local de la ciudad atravesada por el río Weser. «Un grupo alemán tocaba música flamenca y una bailaora turca danzaba sobre el escenario. Me pareció fascinante y muy literario», cuenta el autor, quien encontró en esta frenética mixtura de culturas la semilla para una historia de amor entre un español desencantado y una gitana turca apasionada. «Lo que inicialmente pretendía ser una novela erótica, con el tiempo se convirtió en una historia más romántica. Los personajes tomaron vida propia y acabaron enamorándose», explica.
«Se trata de una novela que intenta reflejar los miedos que afronta una persona cuando se encuentra en la tesitura de tener que cambiar su vida. El temor que produce abandonar la comodidad, lo conocido o la rutina por una vida de incertidumbre», explica Correa.
«Como en todas las obras, se trate de novela negra o de cualquier otro género, la ironía ayuda a distanciarse del dolor, de la violencia, de la muerte. Siempre se ha dicho que no hay entierro sin risa, lo que viene a ser un recordatorio de que no debemos tomarnos tan en serio la existencia, incluso, en las situaciones más graves», señala.
En 'La gitanilla de Ankara' el amor y la atracción entre ambos personajes no solo los enfrenta a sus propios prejuicios y temores, sino que también levanta ampollas en la comunidad de la bailaora. «Más que tratar sobre la desaparición de una gitana, esta historia refleja el choque cultural y cómo muchas veces aquello que no comprendemos termina asustándonos», añade Correa, quien señala la intransigencia como uno de los temas centrales de su nueva entrega. En este sentido la novela tiene una dimensión de crítica social, aunque aclara que su intención «no es formular una denuncia directa, sino invitar a la reflexión sobre la libertad individual más allá de las diferencias culturales», subraya.
El libro narra la historia de Miguel Palmero, un hombre atrapado en la rutina y sometido a una disyuntiva que muchos lectores podrían reconocer. A través del espejo de su propia vida, Palmero debe decidir entre una existencia segura y predecible o lanzarse al vacío. «No puedo revelar qué camino toma, porque sería destriparle el final al lector», advierte Correa. «Pero es claro que este dilema, universal en cualquier cultura, representa uno de los temas que quiero explorar: el anhelo de cambio y la valentía que requiere abandonar la zona de confort».
El humor también ocupa un lugar importante en 'La gitanilla de Ankara', algo que el novelista considera esencial en toda literatura y que conecta con la tradición española. «Para mí, el humor es fundamental. Lo veo como una herencia de Alonso Quesada o Galdós, autores que supieron incorporar la ironía y el humor como formas de mirar el mundo», afirma.
«Si tuviera que definir el libro con una frase sería con la frase que figura en una de las páginas del libro: Si de algo se habría de arrepentir Miguel Palmero en aquel invierno crudo y sorprendente en que cambió su vida por unos ojos negros fue de no habérselo sabido explicar mejor a sus hijos».
Lejos del universo de Ricardo Blanco el autor se enfrenta a preguntas sobre su zona de confort literario, a lo que responde con humor. «Entiendo que es una pregunta que busca saber cuándo voy a salir del universo Ricardo Blanco. Pero, ¿le parece poco riesgo escribir quince novelas sobre un mismo personaje y que los lectores sigan queriendo leerme?». Esta respuesta deja claro que Correa se toma con seriedad cada obra, sea o no parte de una serie, y que explorar nuevos territorios no significa abandonar su esencia.
«La literatura es, ante todo, un espacio de placer y divertimento, una conexión mágica entre quien escribe y quien lee. La literatura es más que eso, claro; es reflexión, emoción y conflicto. Pero es, sobre todo, un juego, un encuentro entre dos personas que se acompañan en la soledad: la de quien escribe y la de quien lee». Con 'La gitanilla de Ankara', el autor vuelve a desafiar los géneros y las expectativas, pero siempre con una premisa clara: escribir para conectar y deleitar.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.