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El escritor Víctor Álamo de la Rosa. ALEXIS W
«El lenguaje es reparador, es lo que hace y deshace una historia»

«El lenguaje es reparador, es lo que hace y deshace una historia»

El escritor herreño presentó en Madrid el pasado viernes 'Reparación del horizonte', un libro de relatos cortos.

MARÍA NIEVES PÉREZ CEJAS

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 20 de noviembre 2022, 01:00

Víctor Álamo de la Rosa es uno de los nombres de referencia de la Literatura canaria contemporánea. Desde que en 1994 publicara su primera novela El humilladero hasta su última obra de ficción La ternura del caníbal (2020), nueve novelas, cinco poemarios, tres libros de relatos, tres incursiones en la literatura infantil y juvenil, así como una amplia obra periodística, completan la trayectoria de este escritor consagrado por múltiples premios y numerosas traducciones. En esta ocasión, hablamos con el autor a propósito de la presentación en Madrid el viernes 18 de noviembre de su último libro de relatos, Reparación del horizonte.

- 'Reparación del horizonte' inaugura la Colección de narrativa Agustín Espinosa del Gobierno de Canarias. El relato, a pesar de ser minoritario en su obra, regresa a su producción literaria once años después.

-Así es. En 2011 publiqué mi segundo libro de relatos 'Mareas y murmullos' que, en cierta manera, formaba parte del libro con el que me di a conocer como narrador allá por 1991, 'Las mareas brujas'. Y es que las historias de ambos libros son relatos de un mismo mundo, la isla de El Hierro, de su magia y su ruralidad, esa especie de construcción mítica que he llevado a cabo en mis novelas del territorio de mi infancia. Sin embargo, este nuevo libro de relatos, 'Reparación del horizonte', no tiene nada que ver con El Hierro. En él se incluyen relatos de temática contemporánea que se localizan en ambientes de Nueva York, Venecia, Río de Janeiro, Gran Canaria y en diversas ciudades de la Península. En fin, que son relatos muy alejados de lo que el lector solía encontrar en mi narrativa anterior. 'Reparación del horizonte' tiene trampa, porque, aunque es novedad porque acaba de editarse, son historias que escribí entre 2011 y 2018. Fueron escritos en las noches de insomnio tras el nacimiento de mi hijo Pablo, cuando yo ya había abandonado mi mundo narrativo herreño con la publicación de mis dos últimas novelas, 'El pacto de las viudas' y 'La ternura del caníbal'. Tuve la enorme suerte de que estos cuentos míos ganaran el premio Agustín Espinosa que convoca el Gobierno de Canarias y, a la vuelta de un par de años, la Consejería de Educación lo ha editado. Estoy contento, pero también me siento raro porque hace ya cuatro años que no escribo nada.

«No quiero repetirme una y otra vez escribiendo la misma novela»

-En este libro los relatos que lo conforman no responden a un formato común. De hecho, hay cuentos que podrían considerarse microcuentos y otros, sin embargo, bastante largos.

-Sí. Es cierto. No hay orden ni concierto. Y no lo hay porque, según mi modo de concebir el relato, cada uno de ellos dicta su propia escritura, su propia extensión. De pronto, surge la trama, a veces a partir de una imagen o de una noticia, y entonces, me pongo a escribir, sin planes. A ver qué pasa. Para mí la escritura del relato se asemeja a la del poema. Es de un tirón. Después debe reposar, tomar distancia y es, a continuación, cuando llegan las correcciones.

-Una gran variedad temática se entrecruza entre las historias de este libro, sin embargo, muchos relatos hablan del oficio de escribir. A pesar de ello, su estilo sigue siendo inconfundible. Háblenos de sus inquietudes y de su especial relación con el lenguaje.

-En 'Reparación del horizonte' cada relato aborda un tema, aunque es cierto que son frecuentes los de epicentro metaliterario, porque una de mis preocupaciones es la propia literatura. Trato de preguntarme por la función de la literatura en el mundo actual, me pregunto qué será de los libros y de la propia escritura, qué será de la lectura y de los escritores, me pregunto cómo ha cambiado todo desde que yo empecé a escribir a finales de los años ochenta del pasado siglo a hoy. Pero también me intereso por temas más sociológicos como los divorcios, el feminismo, la vigorexia, el estrés, las nuevas tecnologías y su influencia, las adicciones, las relaciones entre padres e hijos, la juventud, el suicidio... Los narradores somos un poco periodistas en el sentido de que tenemos que ser observadores de la realidad para tratar de captar las esencias del futuro, ver hacia dónde vamos como seres humanos, cuál es nuestro horizonte para intentar 'sanar' las heridas que la vida va dejando en el camino. En este sentido, la literatura debe tener un efecto catártico. Con este fin nacieron estos relatos, porque la palabra representa una vía de escape capaz de 'reparar nuestro horizonte'. Pero, además de este propósito, la finalidad de esta 'reparación' es, por supuesto, literaria, es decir, ofrecer historias que busquen enganchar al lector y conmoverlo a través de aquello que cuentan pero, sobre todo, a través del lenguaje, que para mí es la herramienta fundamental, la única capaz de atraer la atención del lector. El lenguaje es reparador, es lo que hace y deshace una historia, que existe y significa gracias a él. En mi caso, y así creo que puede observarse en toda mi producción y, por supuesto en 'Reparación del horizonte', las palabras adquieren intensidad, transmiten una violencia, digamos, lingüística que se refleja en oraciones que buscan absorber al lector en su lectura. Intento trabajar con ellas y construir un mundo en cada frase. Las pienso y las manipulo hasta dar con las palabras exactas. Por eso el estilo define mi obra porque, si la trama es espontánea, la palabra no.

-Después de más de treinta años dedicados a la escritura, últimamente ha publicado su poesía completa y sus artículos y ensayos en sendos volúmenes. Además, llama la atención el título de uno de los relatos incluidos en esta obra, 'Te quité los libros'. ¿Por qué? ¿Es esto el final de algo?

-Pues, tal vez sí, tal vez estoy en ese camino. 'Te quité los libros' porque siento que ya he escrito todo lo que quería escribir. Es más, gracias al trabajo filológico de Victoriano Santana Sanjurjo y de usted misma han sido publicados dos volúmenes que me hacen muy feliz: 'Trabajar en los vientos', que es mi poesía completa, muy desperdigada en múltiples ediciones y por fin reunida en un solo libro que incluye inéditos, y 'Da que pensar', un volumen que compendia mis artículos en prensa y algunos pequeños ensayos. Además, están mis novelas y mis relatos, así que me doy por satisfecho porque creo que he construido una obra literaria compacta que explica el escritor que fui. Hace años que no escribo nada. Me llegó cierto hartazgo. No quiero repetirme haciendo una y otra vez la misma novela. Nunca he vivido de la escritura ni me ha interesado el mundillo literario ni tampoco sus luces ni sus sombras. La actualidad literaria es apabullante y ya me siento un extraño en este mundo, un mundo que, durante largo tiempo, sentí que era el mío. A lo largo de todos estos años de escritura, la literatura me ha dicho muchas cosas, sin embargo y aludiendo a uno de los últimos relatos que se incluyen en este libro, hay muchas 'Cosas que no dice la literatura' y en esas cosas son en las que ahora quiero detenerme. Si en algún momento, como diría el gran escritor Isaac de Vega, vuelven las voces a susurrar en mi oído, entonces, solo entonces, mi literatura volverá a tener algo que decir. Por ahora, siento que me he quedado sordo.

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