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La Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria se introdujo en el centro penitenciario Las Palmas II para desplegar la libertad de las emociones a través de una jornada en la que parte de su propuesta para la presente edición, representada en Ana Requena y Armand Gauz, se integró entre los reclusos que participan del programa de lectura que encabeza Celia D.
La propuesta de 'Feminismo vibrante' de Requena y la visceral creatividad de Gauz fluyeron dentro del salón de actos en el que se celebró el evento, donde se vivieron momentos de una interacción intensa con varios mensajes de ida y vuelta que aportó muchas conclusiones a ambas partes del debate.
El club de lectura de Las Palmas II es un ente con una personalidad propia dentro del centro penitenciario. Su actividad es incesante y estimulante para los presos, y por allí han pasado escritores como Alexis Ravelo o el novelista gráfico Rayco Pulido.
La actividad que se celebró arrojó conclusiones positivas y, como expresó Requena, conversaciones inconclusas que merecen una continuidad. «Para nosotros es muy importante estas actividades porque nos permiten tener una sensación de libertad muy especial», indicaba alrededor de los libros Yeray Robaina, integrante del club y una de las personas que se encuentran al frente de 'La Revista', una publicación interna, abierta a todo aquel que quiera participar y que se nutre de su realidad dentro de la prisión.
Los libros ocupan un espacio vital en un importante proyecto de integración a través de la cultura. «Contábamos con medio centenar de integrantes en una población de 700, y esa es una cifra buenísima», indica la coordinadora del programa.
La biblioteca de Las Palmas II arrancó con una dotación inicial del Ministerio del Interior y se nutre de donaciones tanto de personas particulares como de instituciones. Por allí deja su huella el trabajo de Magdalena González, una de las reclusas que más activamente participa del programa. «Para mí es muy especial estar allí. Trabajo en los libros que cogen los miembros del club y también disfruto mucho leyendo, especialmente libros relacionados con el crecimiento personal. Y también me permite conocer mejor a los compañeros que están aquí a través de los libros que escogen leer», indica.
Durante el acto estimularon su capacidad de diálogo. Requena planteó la libertad sexual de la mujer a través de la lectura de un capítulo de su libro y condujo eso a un espacio de debate en el que participaron tanto mujeres como hombres.
Gauz condujo su contundente mensaje a la libertad del individuo y comparó la libertad que la literatura daba a los internos de Las Palmas II con la falta de ella en sus amigos presos por ideas políticas en su Costa de Marfil.
Esto llevó hasta debates existenciales, con presos que interrogaban a Gauz sobre las diferencias de África con la despersonalización capitalista de Europa. «Siento desilusionarte, pero la publicidad y la cultura popular hace que hoy todos tengamos las mismas ambiciones cuando sería mucho más baratos tener sueños», indicó con la traducción de Ángeles Jurado y una salva de aplausos al cierre de sus intervenciones.
Celia D. destaca el interés que este club de lectura, evidentemente condicionado por la pandemia, está teniendo en un nutrido grupo de presos. De hecho muestra su sorpresa con la interrelación que ha nacido con ellos y textos de autores canarios. Incluyendo, la percha obliga, un acercamiento a Benito Pérez Galdós a propósito del centenario de su fallecimiento que se conmemora estos meses.
El director del centro, Ricardo Gutiérrez, y la subdelegada del Gobierno en Canarias, María Teresa Mayans, asistieron y hasta preguntaron desde la primera fila en esta iniciativa que se estrenaba en el marco de la Feria del Libro y dejó un poso de satisfacción en todos sus participantes.
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