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El histórico Círculo de Bellas Artes de Madrid se llenó para acoger el gran homenaje que se le ofreció a Pepe Dámaso en el marco de la entrega al polifacético artista canario de la Medalla de Honor de la Casa de Canarias de Madrid de manos de su presidente Roberto Miño Reig. Un acto en el que los asistentes pudieron disfrutar en primicia mundial del estreno de la película «La Vida en Lienzo» del cineasta canario Gustavo Socorro en la que se hace un recorrido sobre la vida de Dámaso.
Al multitudinario homenaje no quisieron faltar caras conocidas como la de Carolina Darías, Alcaldesa de Las Palmas, Marco Aurelio Pérez, Alcalde de San Bartolomé de Tirajana, el artista canario Caco Senante o la esperada presencia de Alberto Reguera, uno de los pintores españoles internacionales más cotizados en EEUU y en el gigante asiático que no quiso dejar de apoyar en persona al gran artista canario.
El homenaje comenzó con la intervención de Roberto Miño que ensalzó a Dámaso como el «Gran Héroe Atlántico» y que destacó no solo su papel como artista sino como «embajador de las libertades, el progreso y la modernidad de Canarias». El artista canario visiblemente emocionado y en pie a sus 90 años recibió un espectacular aplauso de varios minutos mientras que, después de un fraternal abrazo con Miño, se le imponía la Medalla de Honor de la Casa de Canarias de Madrid fundada en 1953, denominada cariñosamente por todos «la embajada canaria» en la capital. Dámaso con la voz quebrada le dedicó el reconocimiento a su maestro y mejor amigo Cesar Manrique y también a Chirino y a Millares.
Otro de los aplausos de la noche se lo llevó el cineasta Socorro que cautivó a los cientos de asistentes con una obra maestra en la que dio conocer aspectos inéditos de Dámaso. Una obra maestra que dentro de no mucho llegará a Canarias para ser disfrutada por todos los canarios. Si lugar a dudas Círculo de Bellas Artes se vistió de gala para un homenaje para el recuerdo en que la emoción y los aplausos que apoderaron de manera continua del coliseo madrileño. Como no, Dámaso congregó a un público heterogéneo que se unió para aclamar a uno de los últimos genios vivos canarios.
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