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La cartografía de los altercados relacionados con migrantes en las últimas semanas ha tenido a Las Rehoyas como el eje de los conflictos en el distrito de Ciudad Alta, en Las Palmas de Gran Canaria. Riñas callejeras, protestas fuera del toque de queda y la aparición de un discurso inflamado que ha tomado parte de sus calles. Este contexto coincide con la presencia en el CAAM, como parte de la colectiva 'In/Out: Un mapa posible', que se podrá visitar hasta el próximo 7 de marzo, de 'Orgullo de barrio'. Un trabajo firmado por el colectivo artístico PSJM y que cuenta como pieza central con el vídeo rodado y centrado en el barrio de la canción del rapero Alberto Gekah con la colaboración de Asiria Álvarez.
Se trata de explicar el barrio desde el arte. Con una construcción participativa del discurso y unas rimas nada complacientes de Gekah. Las personas en el centro del debate, buscando el contexto para un núcleo de más de 2.500 familias «bajo el Buque, entre El Polvorín y el Polígono».
Este proyecto de participación ciudadana concluyó justo en los últimos meses del año pasado, condicionado por la pandemia pero llevado a cabo sobre el terreno. Sin tener en el imaginario creativo de sus impulsores que la situación fuera a verse afectada de tal manera solo unos meses después. «Nosotros promovimos la acción pero la parte de participación la estuvieron llevando Gekah y Asiria, que además son vecinos de Las Rehoyas. Con lo que estuvieron mucho más integrados. Funcionó muy bien. Habla de las cosas por las que puedes sentir orgullo pero también de las miserias del barrio. No es nada complaciente la canción. Es cierto que en la situación en la que estamos es muy delicada. Porque está siendo aprovechada por la ultraderecha para sacar lo peor de la gente. Y en los barrios populares es donde lo pueden movilizar porque es donde se ven más afectados», indica Pablo San José, integrante junto a Cynthia Viera de PSJM.
Gekah firma un retrato notable de la realidad del barrio en el que se crió y forjó una identidad. Un lugar del que «se han contado historias, a veces mal y a veces a medias». Durante los cuatro minutos de la canción va fraseando por la vida diaria de esas calles, por sus personajes populares o la relación con el pequeño comercio. Pero también por esas casas, ahora en fase de reposición, de 50 metros cuadrados que más que «viviendas parecen cuartos de aperos».
Pablo San José cree que entre todas las carencias y la desatención institucional de lugares como Las Rehoyas hay que subrayar la invisibilidad que muchas veces ofrece el sistema a estos vecinos. Justo lo que pretenden cambiar con esta iniciativa. «En todo este tipo de proyectos participativos está la esperanza de que podemos crecer y llegar a un mundo mejor. Hacer microutopías, actuar de una forma muy local en la que puedas cambiar algo. Eso no está exento de una cierta ingenuidad, porque te encuentras de todo. Una de las grandes cuestiones de esos barrios, con todas las necesidades que tienen, que claman al cielo, es simplemente que les hagan caso. Que cuentes con ellos. Esa es la cuestión que puede darle dignidad al barrio. Luego es cierto que hacemos arte y hay un componente estético en el que buscamos el equilibrio entre el amateurismo de todo ser humano para crear cosas y nosotros reconducirlo desde nuestra condición técnica para intentar que las cosas mejoren en el lugar», subraya.
Construcción social.
PSJM destaca por la mirada social de su trabajo. Este colectivo artístico, además de consolidar una proyección internacional de su trabajo desde hace décadas, también ha desarrollado proyectos participativos en otros barrios de la ciudad, como Hoya de La Plata. Pieza que también se puede visitar en 'In/Out'.
Atento a una situación en la que percibe «una nefasta gestión del Gobierno central» en la política migratoria, Pablo San José entiende que ese es un desencadenante de la 'revuelta' de estos días. Que tiene un origen no muy alejado del material con el que ellos cincelaron su trabajo. «Hay una cuestión, para bien o para mal. Y es que uno de los motores para la participación es la indignación. Eso lo tuvimos claro cuando la gente salió a las calles en 2011 o cuando hacemos estos procesos. Y eso lo puedes vehicular o hacia las buenas intenciones de mejorar el barrio con respeto, creando ciudadanía o todo lo contrario. Que es lo que está pasando ahora. Porque es muy fácil tirar de las tripas de la gente», subraya.
Las Rehoyas es un «barrio de currantes y parados; mismo acento y distinta voz», como canta Gekah. Un espacio urbano sometido a un proceso de transformación que no se puede constreñir a los vídeos virales de una protesta callejera. Hay mucha raíz y un crisol de personalidades, que necesita un espacio más amplio de estudio para acercarse a su compresión. Eso es lo que intenta trasladar desde una disección artística que entiende perfectamente ese sustrato porque bebe de esas calles.
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