«Destacaría de toda su producción artística el hecho de que se adentra, por la vinculación con la Escuela Luján Pérez, en el indigenismo, pero con una obra muy particular. Trabajaba todas las técnicas y resulta muy interesante el tratamiento de la representación de la mujer rural. Ella no las idealiza, sino que refleja la dureza del trabajo en el campo. Aporta una visión marcada por su empatía hacia ellas por ese duro trabajo. Fue una creadora incansable que no paró de producir, introduciéndose en lo abstracto con un estilo muy propio». Así define la comisaria de arte Yolanda Peralta a María del Carmen Millares Sall, conocida como Jane Millares, artista grancanaria que falleció en la noche del lunes, en su isla natal, a los 94 años de edad.
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Con el adiós de Jane Millares se cierra una etapa histórica de las artes en Canarias, España y fuera de las fronteras nacionales. Esta hija de Juan Millares Carló y de Dolores Sall compartió hogar con nueve hermanos, incluidos el pintor canario más universal, Manolo Millares, el músico Totoyo Millares, fallecido en mayo de este año, el artista gráfico Eduardo Millares y los poetas Agustín y José María Millares. El entorno ilustrado fue clave en su desarrollo vital y creativo y en el de sus hermanos, así como la represión franquista que tuvo que padecer su padre tras la Guerra Civil española.
Hasta que los achaques de salud se lo impidieron, Jane Millares cultivó una carrera artística prolífica, rica y variada, con sello propio y donde la identidad canaria y su particular manera de entender la vida y su entorno fueron determinantes.
Casada con el periodista Luis Jorge Ramírez, tuvo cuatro hijos. «La conocí mientras hacía mi tesis doctoral. Tuve una muy buena relación con ella y con sus hijos. Se merecía muchísimo como artista y persona. Tuvo reconocimientos, pero no todos los que se merecía, incluido el Premio Canarias a las Bellas Artes. Fue la primera mujeres en protagonizar una exposición individual en Las Palmas de Gran Canaria. Tuvo la oportunidad de exponer en Madrid, pero por su situación económica y debido a que sus hijos aún eran pequeños no pudo hacerlo. En los años 60 y 70 la contactaron varias veces para exponer fuera de las islas. Menos mal que en los últimos años se han hecho esfuerzos, con publicaciones y exposiciones, para acercar a la población su rico universo artístico», subraya Yolanda Peralta, que comisaria la exposición 'La otra mitad: mujeres artistas en Canarias', que incluye varias piezas de Jane Millares y que actualmente se exhibe hasta el 20 de noviembre en la Sala Cabrera Pinto de La Laguna.
Desde joven, en los circuitos artísticos isleños contó con bastante reconocimiento. Pero no tanto como el que los especialistas consideran que mereció. «Le sucedió como a muchas mujeres artistas, que no fueron valoradas por la crítica en la misma medida que sí lo hacían con los artistas varones. No creo que ser hermana de Manolo Millares le perjudicara en este sentido, ni en su juventud ni después. Tuvo la misma poca consideración que otras mujeres creadoras. Se encontró con dificultades para exponer, para exhibir sus obras porque algunos la consideraban de segunda o sus piezas muy femeninas por el hecho de ser mujer y le atribuían tópicos como que era intimista», defiende Peralta.
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Nombrada Hija Predilecta de Las Palmas de Gran Canaria en 2003, Jane Millares alcanzó una mayor repercusión popular, al margen de los círculos artísticos, con las muestras que protagonizó en el Cicca, en 2011 y su retrospectiva al año siguiente en el Centro de Cultura Contemporánea, que abrió durante unos años en el antiguo Hospital de San Martín donde se trabaja para inaugurar el futuro Mubea, Museo de Bellas Artes de Gran Canaria.
La muerte de Jane Millares, que este jueves será incinerada, causó un hondo pesar. Distintos organismos e instituciones artísticas públicas expresaron su dolor y admiración por la artista en las redes sociales. La Casa de Colón, por ejemplo, recordó que en sus instalaciones expuso, en 1967, 14 gánigos y 100 dibujos de Lanzarote y que en el catálogo de aquella muestra, el poeta Pedro Perdomo Acedo titulaba un texto sobre ella así: «A Jane Millares, tan primitiva y tan contemporánea».
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