Juan Márquez. cober

«En la anterior crisis se recortó en cultura y en esta se apuesta por ella»

Juan Márquez, viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, subraya que el presupuesto de su área crecerá un 9% en inversiones

Domingo, 1 de noviembre 2020, 08:42

Juan Márquez debe estar cansado de que con él se acuda siempre al refranero con aquello del monaguillo antes que fraile. Pero es que el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias conoce perfectamente el campo de minas por el que se mueve; como músico de formación y profesión cree que tiene una sensibilidad y un conocimiento ideal para afrontar un área marcada por sus inercias y el contexto impuesto por la pandemia.

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–¿En qué situación queda el presupuesto de Cultura tras la negociación interna del Gobierno?

–El aumento es de un 9%. en inversiones. Falta esperar a la publicación definitiva pero seguramente vamos a estar por encima de la media de crecimiento porcentual con respecto al año anterior. Esto para nosotros es un espaldarazo y significa que podremos seguir llevando a cabo políticas activas y mejorar, en un año que está marcado por la pandemia. Queda un largo camino y queremos seguir avanzando.Pero supone un cambio radical, porque en la anterior crisis se recortó cultura y en esta se apuesta por ella.

–Llevamos muchos años escuchando que el objetivo es que el presupuesto en Cultura llegue a representar el 1% de las cuentas de la comunidad, ¿cuándo se cumplirá con ese reto?

–Voy a seguir batallando por eso. Aunque es verdad que nos hemos marcado esta senda y en medio cae esta crisis con una especial afección en nuestro sistema productivo por su impacto en el turismo. Esta es la incertidumbre que tenemos. Y hace muy complicado marcarnos una fecha exacta aunque vamos a seguir trabajando para que se cumpla.

–Esta semana el Parlamento ha declarado que la cultura tiene que ser un bien de primera necesidad. ¿Cómo se traduce eso?

–Fue una proposición de ley de Sí Podemos Canarias que creo que es una declaración política importante. Y con ella la importancia presupuestaria que debe tener, sabiendo que es algo que debemos asumir más allá de los discursos institucionales. Que sea una realidad que las industrias creativas y los servicios culturales estén dentro de la centralidad de la estrategias de desarrollo económico.

–Hay a quien le cuesta creerlo. Cultura es una palabra que suena bien y deja buenas fotos pero que suele estar muy abajo en los epígrafes presupuestarios...

–He percibido en los últimos años un cambio en Canarias en ese sentido, en todos los ámbitos administrativos. Se está asumiendo el potencial y la alta productividad que tiene el ecosistema cultural de las islas. En los últimos seis años se ha duplicado el empleo de las industrias creativas en Canarias. Está demostrado que aquellos países que cuentan con unos servicios culturales potentes tienen una mayor capacidad de amortiguar situaciones como la que estamos viviendo ahora, donde se desvirtúa la oferta y la demanda y hay caídas de ingresos. Cuando la innovación es la base hay una respuesta muy potente. Cuando hubo crisis en 2008 se recortó el 80% en cultura, y puedo decir que ahora, con un gobierno de progreso, hemos aumentado el presupuesto.

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Márquez en su despacho de la viceconsejería. cober

–¿Se ha tenido que remangar para convencer a sus compañeros de gobierno?

–Suelo ser bastante pesado con este asunto y mis compañeros de gobierno me conocen. Lo fui cuando estaba en la oposición en el Parlamento y ahora que estoy en funciones de gestión tengo que ser coherente con ese discurso. Pero no creo que lo haga con un discurso vacío, lo que pongo encima de la mesa son datos concretos de la capacidad de crear empleo y beneficios no solo en las industrias creativas, sino como atractor de otros servicios y de otros sectores económicos a los cuáles la cultura dinamiza y potencia. Evidentemente teniendo en cuenta el potencial social y los derechos al acceso. Forma parte de un proceso en el que debemos seguir avanzando, no hemos llegado a la meta ni mucho menos. Pero para mí es simplemente un cumplimiento con nuestro programa de gobierno. También es verdad que esto se da porque hay un gobierno de progreso en el Estado que no ha impuesto recortes a las comunidades.

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–Hablamos mucho de dinero pero eso sin una estrategia correcta no vale para nada. ¿Qué plan trazan?

–Evidentemente. Aunque estemos en un momento de crisis y en una situación compleja en la que hemos tenido que impulsar la readaptación de nuestro tejido cultural a la nueva normalidad esto no puede ser una excusa para dejar de lado el cambio de gobernanza sobre lo público, que es algo que estamos llevando a cabo en esta viceconsejería, y sobre todo el cambio estructural. Dejar de ser una productora que financia actividades que generan otras instituciones y otras empresas privadas para ser un Instituto Canario de Desarrollo Cultural que genera políticas activas y de desarrollo. Que planifica e innova y tiene capacidades creativas sobre las iniciativas públicas más allá de lo que ya existe. Ese es un proceso que estamos llevando a cabo y que culminará en los próximos meses con el cambio de nombre de Canarias Cultura en Red.

–¿Cómo de profundos tienen que ser esos cambios más allá de la modificación de un nombre?

–En los próximos meses irán cristalizando los cambios que ya estamos haciendo. Este año hemos hecho 12 convocatorias públicas. En la historia de Socaem o Canarias Cultura en Red nunca se habían hecho tantas, con lo que eso significa de concurrencia pública y transparencia. Este año vamos a pasar de un 3,3 de nota en transparencia a un notable e, incluso, esperamos un sobresaliente por el informe del Comisionado de Transparencia. Eso significa un cambio radical en la forma de hacer las cosas. El sector y las instituciones públicas nos estamos acostumbrando a esta nueva manera de funcionar que es mucho más justa y transparente. Y, sobre todo, es la mejor vacuna contra el ocurrencialismo y el clientelismo.

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–Hay en el tejido cultural de las islas gente muy arraigada en el anterior modelo, ¿cómo han asumido esos cambios que asegura que se están produciendo?

–Es que creo que es una manera en la que ellos también adquieren una mayor participación. Porque cuando sacamos convocatorias de este tipo, como sucedió cuando publicamos el bloque de ayudas de la Covid, con unas bases nuevas, se ha permitido que el sector, y sobre todo las asociaciones del ámbito regional, participen en esa idea. Que corrijan aquello que creen que no va a funcionar. Les implica y le da más posibilidades al tejido asociativo que tenemos en Canarias a través de la Cultura.

–¿Se acabó asociar a determinados artistas o productoras a partidos políticos?

–Este año hemos llegado a casi 1.000 agentes culturales a través de esas 12 convocatorias que hemos hecho. Desde el artista autónomo que hace un proyecto de investigación creativa hasta la empresa cultural que presenta gastos de cancelación por culpa de la pandemia y se ha podido acoger a las subvenciones. Todas las escalas de valor que tiene la cultura. Y es verdad que todavía hay sectores culturales que han estado al margen de este tipo de convocatorias y nos demandan cosas que ya existen. Por lo que también tenemos que hacer un trabajo de información, de pedagogía, y dar a conocer todo este tipo de programas. Ojo, no solo los de Canarias. Estamos haciendo el esfuerzo de dar a conocer a través de la Oficina de Apoyo al Sector Cultural con comunicaciones semanales y jornadas de formación las que otorga el Ministerio y la Unión Europea, que es una de las cuestiones que estamos explorando con mucho interés en esta legislatura. Abrirnos una ventana en el programa Europa Creativa del que hemos estado completamente al margen. Un dato: los últimos años, desde 2014, de 4.000 programas europeos las RUP solo participaron en siete en cultura.

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–¿Que sean más actores los que inyecten subvenciones?

–Esto de la cultura subvencionada es muy relativo si lo comparamos con otros sectores como el primario. Ahí vamos a ver cuál es la productividad que tienen los distintos sectores en base a la financiación pública. Y la cultura es, sin duda, la que tiene una mayor capacidad para que lo que llega desde lo público se multiplique. Pero, evidentemente, eso tiene que conllevar la tensificación del sistema cultural canario. El fortalecimiento de ese tejido. Que en muchos casos depende demasiado de asociaciones sin ánimo de lucro, de una estructura diseminada, y en algunos casos desde el punto de vista administrativo o empresarial con ciertas estructuras frágiles que tenemos que consolidar y profesionalizar. En ese sentido, mientras los ayuntamientos y los cabildos mantienen una infraestructura cultural muy potente el papel del Gobierno de Canarias tiene que estar más en esas políticas activas de desarrollo. Nuestro papel tiene que ir más allá, al diseño de esas políticas que conlleven el fortalecimiento.

Juan Márquez posa antes de la entrevista. cober

–¿Puede el Gobierno mejorar las condiciones de un sector desprotegido, por ejemplo, en la legislación laboral?

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–Esa flexibilidad que tiene el sistema productivo cultural, que le permite readaptarse muy bien en contextos como el que estamos viviendo, también tiene una cara mala. Y es la precariedad. Para generar mejores estructuras en Canarias debemos establecer alianzas que van más allá del ámbito insular. Saliendo de la burbuja que genera el archipiélago para establecer una red cultural potente que conlleve densificar esa capacidad que en una empresa pequeña no hay. Pero que en alianzas entre empresas puede generar estructuras más competitivas para llevar al mercado latinoamericano o peninsular. Y ahí nosotros podemos ayudar estableciendo ciertas condiciones en las convocatorias que planteamos, como estar de alta en los epígrafes de actividad económica, cosas que sin generar traumas queremos cambiar poco a poco. Con instituciones y organismos más sólidos. Y eso es lo que estamos haciendo con lo que todavía se conoce como Canarias Cultura en Red. Con una estructura mucho más ordenada con la creación de unidades de trabajo, de grupos que están trabajando desarrollo económico, desarrollo comunitario y derechos culturales. Eso está cristalizando a través de la empresa, son cambios que hemos tenido que ir haciendo mientras el tren sigue en marcha y que se rematarán con el cambio de nombre y de sedes.

– ¿Cuál es la foto fija de la cultura en Canarias que nos ha dejado la pandemia?

– Hubo un cambio en el Boletín Oficial del 11 de septiembre que publicó el cambio en la norma para las actividades culturales de las actividades públicas, cuando dejaron de ser considerados eventos multitudinarios. Ya no estamos condicionados a los datos, se reconoce que hay una actividad profesionalizada que cuenta con los protocolos sanitarios aprobados por Salud Pública. Y eso ha reactivado gran parte de la actividad y estamos en una media de 200 actividades semanales en las islas. Con un esfuerzo importante del sector para readaptarse con todo tipo de restricciones, que están siendo ejemplarizantes y están yendo mucho más allá de las normas de Sanidad.

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– ¿Cómo está siendo la relación con Salud Pública para las autorizaciones a los eventos?

– Muy buena. Mi contacto con Conrado Domínguez, director del Servicio Canario de Salud, es permanente porque el 60% de las actividades que ellos evalúan son culturales.

– Vienen grandes eventos, como el Womad, a los que la gente mira con recelo...

– Tenemos dos opciones: nos quedamos de brazos cruzados y cerramos las instituciones públicas culturales o buscamos alternativas. La propuesta del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria con el Womad, por ejemplo, no es llevarlo a cabo como en los años anteriores sino de una manera bastante creativa que puede ser un ejemplo internacional de cómo realizar actividades al aire libre, acotadas, que sean gratuitas y con reserva previa de asientos para que sean seguras. No va a suponer ningún riesgo para la salud, porque va a estar todo controlado para que disfruten sin problemas de la música en vivo. Los eventos culturales apenas están teniendo datos de contagios a nivel nacional, ahora mismo es un 0,1%. A costa de lo que eso representa en la pérdida de ingresos para los que promueven la cultura.

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