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La nueva reina del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, Coral Gutiérrez, todavía con la voz rota de la emoción, confiesa que sigue sin creer que porta la corona de las fiestas. Ni siquiera la experiencia de haberse presentado por segunda vez a la gala de la reina le sirvió para aliviar la tensión. Su autoexigencia para hacer feliz a todo su equipo la tuvo en vilo hasta el último momento, hasta que se abrieron las puertas del escenario del parque de Santa Catalina. «Mi equipo lo sabe: he estado como un flan hasta el último momento, estuve llorando, tenía muchos nervios, mucho miedo de no estar a la altura de volverme a subir a ese escenario», explica este sábado, «la otra vez fue muy bonito, pero es que ahora tenía una presión autoimpuesta».
De hecho, el día anterior no pudo ensayar. «Más bien lloré», reconoce, «porque me parecía tal sueño lo que había creado mi diseñador, que pensé que cómo iba a estar al altura de eso».
No obstante, reconoce que cuando puso el pie en las tablas «sentí una emoción tan bonita que solo pensé en disfrutarlo». Y que pensar en todo su equipo, que forman unas diecisiete personas, le dio fuerzas, como también sentir el calor del público del parque de Santa Catalina.
Y lo hizo. Y lo transmitió. Cantó y bailó, desfiló como las reinas clásicas del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Por eso su fantasía se acomodó tan bien a la retina de estas carnestolendas. Era familiar. Su diseñador, Kilian Betancor, asegura que ese es el secreto de 'Bohemia', una fantasía de más de 800 kilos que bebió de la fuente de los primeros diseños de reinas del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria de hace medio siglo, pero también de referentes ilustres y ya eternos como Fernando Méndez. «La fantasía está inspirada en esas vedettes de la Belle Epoque, sobre todo cogí referencias de las primeras reinas del carnaval, esos primeros diseñadores que fueron los pioneros en el carnaval de las Palmas de Gran Canaria, cuando empezaron en los 70, pues se inspiraban en eso, en las vedettes del Lido de París, del Folies Berger, de ese glamour, de esa pedrería, ese cristal...», explica el diseñador.
«Cuando lo empecé a bocetar lo que tenía claro es que quería que fuera la viva representación de la historia del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria», prosigue Betancor, «que cuando tú la vieras dijeras: es que tiene que ser, tiene que estar en la historia del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria».
Asegura que pensaron en Coral Gutiérrez como la candidata ideal. El artista de Telde, con taller en Valsequillo, lo tuvo claro desde el primer momento por las especificidades del traje. «Requería de alguien con experiencia y que lo supiera defender, y sabíamos que Coral lo iba a hacer genial», detalla, «el traje pesaba mucho y sabíamos que iba a impresionar, por eso necesitábamos a alguien que no se asustara cuando se abrieran esas puertas».
La reina, a la que Kilian transmitió toda su tranquilidad y confianza justo antes de desfilar, no lo tuvo tampoco fácil. «Me dije que era mi momento, por mucho que se me fuera el casco, que el viento venía en mi contra... Me dije: 'Sonríe y disfruta'. Al final lo viví de una manera muy intensa y decidí que, pasara lo que pasara, lo tenía que disfrutar y fui muy feliz«, indicó este sábado.
Buena parte del material que sirvió para levantar la arquitectura de la fantasía de Coral Gutiérrez proviene de Estambul, un mercado que Kilian Betancor conoció en el año 2017 cuando lanzó la propuesta de drag Chuchi. «Es como el epicentro del lujo y de la calidad», resume, «ahí encuentras de todo».
Resulta complicado retener cifras, pero 'Bohemia' es una amalgama de canutillos, piedras, cristal de Swarosky, lentejuelas, telas bordadas... La nueva reina se envolvió en unos 400 metros de tiras de lentejuelas y otros 40 o 50 metros de tela de pedrería.
Kilian y Coral se estrenan en el reinado. El diseñador, que estudió Bellas Artes y Diseño, ya había disfrutado de los laureles del triunfo con drag Chuchi, pero nunca había ganado una gala de la reina, pese a que suele obtener menciones desde hace cinco años. Dice que la exigencia es la misma, aunque reconoce que entre las dos galas hay diferencias importantes a la hora de realizar la aproximación al trabajo. «El drag quizás es más complicado porque al final hay que pensar en que se tiene que ir desvistiendo, se tiene que ir desmontando, y es más complejo, mientras que la reina te permite soñar y empezar a añadir elementos, a crear, te deja más libertad porque sabes que eso se va a quedar ahí y que no va a desmontarse, es una ventaja».
Para Coral, la segunda experiencia ha sido la gloria. Reconoce que estuvo tan concentrada que no le dio tiempo a fijarse en las propuestas de las otras candidatas. Apuró hasta el último momento para ponerse el casco y salió. Tras la gala sí le ha dado a tiempo a ver los trajes de las demás en las redes sociales. «Está todas guapísimas, las damas me parecen preciosas todas, y encima son un amor de niñas, así que estoy súper feliz también por ellas», señala.
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