José R. Sánchez López
Arrecife
Viernes, 28 de febrero 2025, 14:14
La peticiones de aplazar el desahucio, por diferentes circunstancias procesales, finalmente no pudieron tener desarrollo. Como consecuencia, Fernando Herrera Guillén se ha visto obligado en este último día de febrero a dejar la casa familiar en la que habitó desde que nació, en mayo de 1964, por orden judicial, en el marco de un litigio aún en activo. El inmueble forma parte del paquete de viviendas que años atrás vendió la Diócesis de Canarias a Iveco-Juan Antonio Rivera, sin tenerse en cuenta a los inquilinos.
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Perjudicados también son Roque, un hermano de menor edad que el desalojado; y una menor de edad, de 12 años. Los tres han sido acogidos por otros familiares, repartidos por Arrecife.
La actuación, a instancias del Juzgado de Primera Instancia 1 de Arrecife, fue supervisada por varias patrullas de la Policía Nacional. Los agentes permanecieron varias horas ante la casa, en la esquina de la calle Palacio Valdés, para evitar incidentes y a expensas de que los desalojados pudieran sacar sus enseres del que estaba a punto de ya no ser su hogar. No hubo lugar al aplazamiento, por decisión tomada a primera hora por la Audiencia Provincial.
Se trata de una ejecución provisional, justificada en pronunciamientos del Tribunal Supremo (TS), se advirtió sobre el terreno por funcionarios judiciales. El fondo del asunto está aún por zanjar, con lo que la familia Herrera Guillén debería ser indemnizada en caso de obtener finalmente la razón en el litigio.
Cabe recordar que fue a comienzos de siglo cuando hubo un primer pronunciamiento judicial en firme, donde se dijo que los inquilinos originales tenían derecho a mantenerse en el inmueble hasta el final de sus días. Fue tras fallecer cuando se retomó el proceso para acceder a la casa.
Como aspecto singular, los inmuebles vendidos por la Diócesis de Canarias se asentaron sobre suelo cedido por empresarios de Arrecife para obra social.
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«Voy a ser desahuciado el día 28 de febrero, de una vivienda que le dieron a mi familia en los años sesenta, porque unos empresarios donaron terrenos para que se hicieran viviendas para personas necesitadas», dijo Fernando Herrera Guillén en enero pasado a CANARIAS7. Así ha sido. Los enseres sacados se guardarán en un garaje de un hermano.
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