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Rosa Rodríguez, R. R. / Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de Tenerife
Martes, 3 de octubre 2017, 10:28
A no ser que se tenga algún conocimiento o relación con la Regla de Osha, o lo que es lo mismo, con la Osha o la santería, la gente sigue sin saber muy bien de qué va e incluso asociándola a prácticas de brujería, magia negra o satanismo. Nada más lejos de la realidad. Como también está alejado de la realidad que la santería sea algo ajeno a Canarias. La doctora en Antropología por la Universidad de La Laguna (ULL), Grecy Pérez Amores, acaba de publicar Santería en Canarias, un libro en el que no sólo analiza el papel que ocupa, sino el modo en que se ha adaptado e integrado en el pensamiento religioso local.
De entrada, Pérez Amores aclara que la santería es una religión de raíz africana que, aunque tenga millones de seguidores, está fuera de las grandes religiones. Y es así porque no cumple con los requisitos para ser inscrita en el registro oficial. «No tiene líder, ni siquiera una iglesia». La santería se practica en las casas, donde hay un Cuarto de Santos, y las deidades, más de 600, conviven con las personas y casi tiene un comportamiento humano (comen, se bañan, se visten, se llevan bien o mal o tienen caprichos).
En Canaria, explica Grecy Pérez Amores, la santería llegó desde el siglo XVIII pero comenzó a fortalecerse y a hacerse más visible a finales del siglo XX. Desde las islas llegaron a Cuba y Venezuela muchas prácticas desde Canarias, como el curanderismo, allí se mezclaron con la santería y luego los canarios trajeron la Osha de regreso a las islas, aunque, «la practicaban con precaución y a escondidas», dice. En los años 80 empezó a visibilizarse «pero aún sin impactar en la sociedad», algo que sí ha sucedido a partir de los años 90, con el desembarco de inmigrantes procedentes de esos dos países que, además, «trajeron nuevas prácticas».
En pleno siglo XXI, Pérez Amores llama la atención sobre el hecho de que hay que hacerse a la idea de que «la santería no solo llegó, sino que se va a quedar en Canarias».
Y pese a esa importante presencia, en las islas se sigue asociando santería a lo malo, a la brujería, explica Grecy Pérez Amores, porque «hace dos funciones, sanar y causar daño», mientras que, por contra, «el cuaranderismo se ve como bueno, porque sana».
Especialmente llamativo, dice la antropóloga, es que con los venezolanos y cubanos la santería se ha mercantilizado. «Muchos antes de emigrar se iniciaban en la santería para ya en las islas tenerla como un modo de vida», por eso, dice, en los últimos años han proliferado las tiendas de objetos de santería, donde, además, los santeros ofrecen sus servicios, y los programas de televisión, haciendo arreglos desde las ondas.
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