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La Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria renunció en 2024 a seguir capturando y retirando de la Charca de Maspalomas el único pez que la habita desde hace varios años, la tilapia de Mozambique. El plan de control de su población que aplicaba desde 2019, consistente en su pesca con nasas, no daba abasto dado el ritmo con el que reproduce esta especie invasora y los responsables de la gestión de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas optaron por suspenderlo para que la avifauna siga practicando la pesca en esta laguna salubre del sur de la isla.
Así lo desvela el titular de este departamento, Raúl García, que reconoce que el intento de acabar con las tilapias en la Charca de Maspalomas no estaba dando los resultados apetecidos debido a la «enorme capacidad de reproducción de esta especie exótica, incluso de los ejemplares jóvenes», muy superior en cualquier caso al volumen de capturas del plan de control.
No en vano, su elevada agresividad, su potencial reproductor y su rápida adaptación a cambios ambientales convierten a la tilapia de Mozambique en una de las 100 especies invasoras más dañinas del planeta.
Este pez de agua dulce de origen africano, que es capaz de resistir elevados valores de salinidad, fue detectado por primera vez en Gran Canaria en el año 2017, tanto en la Charca de Maspalomas como en las presas de Vicentito y Lomo Perera y los embalses de La Gambuesa y Ayagaures. Varias veces se creyó exterminada y en tantas otras el tiempo demostró que no era así.
Al contrario, lo que ocurría debajo de la lámina de agua de la charca es que la tilapia iba devorando al resto de peces que la poblaban hasta que acabó con toda la comunidad ictiológica que albergaba.
Las anguilas, abaes, palometas, roncadores, sargos, seifías, galanas, doradas, cabosos, lebranchos, lisas y barrigudas, entre otras especies, que no era raro ver nada en la charca han desaparecido. Hace ya varios años que los únicos ejemplares de algunas de estas especies que se detectan en esas aguas son los que entran desde el mar cuando se producen las mareas altas.
En el año 2021, cuando empezaron a capturarse con nasas, los ejemplares retirados de la Charca de Maspalomas fueron 135.289 y su peso rondó las 2,65 toneladas (más de 2.649 kilos), mientras que en 2022 las 125.310 tilapias cogidas pesaron más de 1,86 toneladas (casi 1.865 kilos). En 2023, sin embargo, el número de capturas se redujo a 70.331 ejemplares debido a que la campaña para su control se tomó un respiro.
Para la retirada de las tilapias de Mozambique de esta laguna salobre se empleaban 13 nasas diseñadas específicamente para ello, con una luz de malla que se fue reduciendo para aumentar las capturas, unas nasas que recogían y volvían a colocar tres días a la semana un equipo de operarios de Gesplan.
Su población también se reduce de forma natural durante los meses de verano, cuando es habitual retirar ejemplares muertos de esta especie invasora en la orilla de la laguna debido a que el agua se vuelve más salada y caliente, al mismo tiempo que escasea más el oxígeno bajo la superficie del agua.
La dieta procedente de la pesca directa de la enorme variedad de avifauna que puebla, ya sea de forma permanente o temporal, la Charca de Maspalomas se ha reducido de este modo a las tilapias de Mozambique. No es raro ver, por ejemplo, como los cormoranes, entre otras aves, se encargan de los ejemplares adultos, mientras que las garcetas grandes se centran en la captura de los alevines.
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