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Pasaron toda la noche en guardia en las instalaciones que la concesionaria del servicio, la UTE Santana Cazorla-Valoriza Medioambiente, posee en el Parque Empresarial de Melenara (Las Rubiesas). Preparados para salir a trabajar en cuanto fuera posible. Pero este momento nunca llegó. Porque los alrededor de 16 operarios que van en los camiones de carga trasera se encontraron, al llegar a las tres de la mañana a sus puestos de trabajo, que todo seguía igual para ellos, como si nada hubiese pasado. «Tenemos contacto directo con los residuos y no puede ser que no haya ni gel desinfectante tal y como están las cosas», explica uno de los operarios.
Tampoco cuentan con mascarillas homologadas y solo un par de guantes que no cumplen, según ellos, los requisitos mínimos de seguridad para el desarrollo de sus funciones. Para demostrarlo enseñan las cajas en las que vienen las protecciones, y las especificaciones de las mismas les dan la razón. Las mascarillas, por ejemplo, vienen con el siguiente mensaje: «Este producto no es considerado como un EPI y no debe ser empleado para protegerse contra polvo, humos, niebla, gases o vapores tóxicos».
Por ello, los trabajadores no dan crédito a que tanto la empresa concesionaria como el Ayuntamiento, bajo la situación de alarma en la que se encuentra todo el país, no tomen medidas y les dejen expuestos a posibles infecciones. «Aquí la mayoría somos padres y tenemos familia. No vamos a jugárnosla porque el riesgo es muy alto. Ya no es solo por nosotros, es porque luego hay que volver a casa y podemos contagiar a nuestros seres queridos», explica parte de este personal.
Porque otros compañeros sí que salieron a calle a realizar su labor diaria. Los trabajadores que operan en los vehículos de carga lateral están algo más seguros y no variaron la rutina. «Nosotros tenemos que ir tres personas pegadas en la parte de atrás de los camiones. Ni mucho menos hay separación de un metro. Ellos al menos no van tan juntos», explican los afectados, quienes desvelan, además, que la empresa forzó a esa parte del equipo que sí prestó el servicio a completar el trabajo que quedaba por hacer.
Esta reivindicación de parte del servicio de limpieza fue muy mal recibida por Santana Cazorla-Valoriza. «Nos dijeron que tomarían medidas por no haber ido a trabajar, pero en realidad nosotros no nos quedamos en casa, sino que vinimos aquí y solo exigimos seguridad para realizar nuestras funciones», explican los trabajadores. Están indignados, además, porque la empresa no les deja fichar la salida para que no les cuente el día de trabajo. Sin embargo, esto no les detendrá. Mantendrán el parón hasta obtener soluciones porque entienden que la salud es lo primero.
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