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La Finca de San Rafael, una extensa explotación agrícola con casona incluida en La Higuera Canaria (Telde), que está abandonada, saqueada, vandalizada y en estado de ruina desde hace años, vuelve a tener una nueva historia dentro de los múltiples capítulos que ya se han escrito sobre ella.
La Agencia Estatal de Administración Tributaria había embargado en su día a Equipo Diez de Gestión Inmobiliaria, entidad perteneciente al Grupo Santana Cazorla, las dos parcelas registrales que conforman la llamada Finca de San Rafael, en Telde, por un importe de 11.476.259,54 millones de euros y el año pasado se inició un proceso de subasta como parte del procedimiento de liquidación de Equipo Diez tras haber entrado en concurso de acreedores.
El pasado año, en su primera subasta, según constaba en el portal Trademat Subastas, salió por un precio mínimo de remate de 5,5 millones de euros, sin éxito. Pues bien, ahora la Finca de San Rafael vuelve a ser objeto de subasta extrajudicial, también a través del portal Trademat, pero su precio ha disminuido considerablemente, pasándose de los 5,5 millones de euros del pasado año a los 2 millones actuales. La subasta ya está en marcha y su finalización está marcada para el próximo día 3 de junio.
Esta hacienda la adquirió el Ayuntamiento de Telde en 2004 en una polémica operación de permuta con Santana Cazorla que fue anulada por los tribunales en 2008. La constructora le había comprado la finca a la familia Benjumea por 2,5 millones y apenas tres semanas después se la intercambió al Ayuntamiento por parcelas en suelo urbano de Marpequeña valoradas en 6,3 millones. La finca tiene 50.000 metros cuadrados, con una casona de 622 metros.
La finca de San Rafael, un inmueble lleno de historia en Telde, es víctima del abandono. Mucho antes de que la finca de San Rafael llenara de titulares los periódicos y pisara los juzgados era un vergel agrícola que dio de comer a La Higuera Canaria o Caserones. Hay que recordar que cuando la justicia deshizo la operación, los solares ya estaban construidos y en manos de terceros, y la finca, por su parte, en estado de abandono y destrozada. Santana Cazorla nunca aceptó recuperarla si no se le daba en el estado en el que estaba, por lo que quedó en un limbo en el que lleva años. Ni Telde ni Santana Cazorla se hacían responsables mientras la finca se secaba y la casona ha sido pasto de vándalos, incendios y robos.
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