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La construcción del Corredor Paisajístico de Telde, con sus 13 kilómetros, va descubriendo pequeñas joyas ambientales, históricas y patrimoniales. El camino de la Casa de la Campana es una de esas veredas del municipio cargadas de sentimientos. Discurre por el fondo del barranco de Los Cernícalos, entre un lugar llamado Las Vueltecillas y la bifurcación doble de los caminos de Peniche y las Calderillas.
Menos de un kilómetro de recorrido pero, según atestiguan los mayores del lugar, era un camino de los de toda la vida, una conexión que utilizaba la gente para ir desde la Breña hasta Lomo Magullo, el itinerario por donde pasaban los entierros. «Por allí las bestias transitaban transportando flores que se vendían en los mercados de Telde y de Las Palmas de Gran Canaria», comenta Álvaro Monzón, concejal de Medioambiente, que ha investigado con minuciosidad junto al resto del equipo este y otros caminos históricos para su recuperación.
«Los burros bajaban cargados con papas y rematas desde El Drago, en Los Arenales. Utilizaban el camino de las Vueltecillas para bajar al barranco, de ahí pasaban por debajo de la Casa de La Campana y subían el camino de Peniche cargados. A veces eran burros, otras mulas y yeguas. Descargaban sus productos donde llegaban los camiones, delante de los colegios de hoy», relata Daniela Santana, de 86 años, quien vivió en la Casa de La Campana.
Era la menor de 11 hermanos y se casó en septiembre del 62 con Juan Monzón en la Parroquia Nuestra Señora de Las Nieves. Esa fecha se toma como referencia para atestiguar el comienzo del declive de la Casa de la Campana, de cuando se dejaron de usar los caminos. Más tarde se abandonaron también los terrenos y los frutales, mientras que los bancales se desfiguran por la erosión.
«En los últimos tres años hemos ido rastreando e investigando, con nuestro equipo de profesionales, toda la parte alta de Telde y Valsequillo. Y en la génesis de todo ello, el corredor paisajístico, un proyecto de futuro que podría generar una vía de comunicación, ciclista y pedestre, entre la cumbre de la isla y la capital», culmina Monzón, uno de los impulsores de este proyecto sostenible cuya primera fase, que se encuentra en ejecución, va dejando regalos como este, el camino de la Casa de La Campana.
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