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Los secretos del cereal, en el Molino Quemado
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La emblemática edificación de Mogán reabre como centro de interpretación | Alberga un bar-cafetería que contribuirá a su dinamizaciónMogán es bastante más que sol y playa y un bonito puerto en el Atlántico. La reapertura, este miércoles, del Molino Quemado, casi a las puertas del casco del pueblo, reconcilia a los moganeros con lo más idiosincrático de su historia, un mundo de tradiciones, conocimientos y economía vinculados al campo, a la agricultura y a la ganadería de los que Mogán se destetó allá por los años 70, cuando los turistas se fijaron en sus costas.
Este emblema del barranco, como lo llamó este miércoles la alcaldesa, Onalia Bueno, merecía una puesta de largo en condiciones tras cuatro años de obras y burocracia que han empezado a hacer realidad una hoja de ruta que pusieron negro sobre blanco en 2017 los técnicos de Arqueocanaria.
Ahora reabre como Centro de Interpretación del Cereal y contará con un bar-cafetería y un punto de venta de productos kilómetro cero que contribuirán a su dinamización. Lo gestionará, por adjudicación municipal, María José Martínez, una de las propietarias del restaurante Casa Enrique, en Mogán casco,y lo hará por un periodo de dos años, prorrogable otros dos.
El Ayuntamiento de Mogán aprovechó la visita ayer del consejero de Presidencia del Cabildo, Teodoro Sosa, junto al director insular de Patrimonio Histórico, Juan Sebastián López, para organizar un sencillo acto de inauguración que fue coordinado por la concejalía de Patrimonio Cultural, que dirige la edil Consuelo Díaz.
El evento contó con una primera presentación de Cupacan, la Asociación de Cultura y Patrimonio de Canarias, que diseñó y redactó los 3 paneles que podrán leerse en el exterior del molino, y una posterior visita guiada a la propia industria, realizada por Valentín Barroso, historiador y director de Arqueocanaria, empresa responsable de la musealización. Le echó un cabo Emilio García, residente en el barrio, que se llama Molino de Viento, y considerado como el guardián de esta instalación.
El molino, que data de mediados del siglo XIX, es el de mayor de todos los molinos históricos de Gran Canaria y en 2008 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Sitio Etnológico. Tras una primera restauración en 1999, cien años después del incendio que devoró su maquinaria y que le acabó dando su nombre, ha sido objeto de una nueva intervención que se ha centrado en su entorno y que es la que, en esencia, entra ahora en servicio.
Como detalla un comunicado del gobierno municipal, se han invertido 491.510 euros, de los que el grueso, 374.892 euros, proceden del Cabildo y que fueron destinados a acondicionar la superficie alrededor del molino, recuperada ahora para completar la visita a este tesoro patrimonial.
A propuesta de aquel primer proyecto de Arqueocanaria, se han habilitado varias huertas para cultivar cereales, se ha levantado un punto de recepción que ha sido reinterpretado como bar-cafetería, se ha instalado una cantonera y se ha construido una era, a imitación de otras que hubo en la zona, para que sirva de espacio escénico para actividades.
A la inversión del Cabildo se le sumaron 80.000 euros otorgados por la Dirección General de Historia y Patrimonio del Gobierno de Canarias, que sirvieron para la musealización del interior del molino, estructurado en tres plantas, y otros 36.618 euros del Ayuntamiento de Mogán, necesarios para algunos remates.
Las instalaciones interiores albergan pantallas táctiles y paneles informativos, complementados con maquetas, que invitarán al visitante a conocer, en la primera planta, los tipos de molinos que hay en Gran Canaria y la historia de este de Mogán; en la segunda, los tipos de cereales; y en la tercera, una explicación didáctica de las piezas y el funcionamiento del Molino Quemado.
Tras la visita, la alcaldesa subrayó que el objetivo, con este museo y con el que próximamente se dedicará a la pesca, es que «no se reconozca y valore exclusivamente a Mogán por su parte turística, sino también por su idiosincrasia, tradiciones e identidad».
En esa misma línea se expresó Sosa. «En Mogán no solo se puede vivir del sol y de la playa, aunque es necesario y nuestra industria principal. Tenemos otros valores, como nuestro patrimonio e identidad como pueblo, que tienen que ser disfrutados por los que somos de aquí, que muchas veces, por desconocimiento, hemos despreciado nuestros orígenes de la agricultura y ganadería, pero, además, por las personas que nos visitan».
Las personas interesadas en visitar las instalaciones podrán hacerlo de domingo a viernes, de 9.00 a 17.00 horas. El acceso a la zona exterior es gratuita, pero quien desee acceder al interior del molino tendrá que abonar 2 euros. En grupos, a partir de 4 personas, la cuota se reduce a un euro por visitante. Martínez explica que busca moverlo en tres frentes, para visitas escolares, de mayores y de turoperadores. «Va a ser el centro de interpretación más visitado de la isla». Ella es técnico en Gestión Cultural y quiere organizar ferias de artesanía los domingos.
Cupacan dio a conocer también un libro sobre esta edificación y sobre la sociedad tradicional moganera, del que el Ayuntamiento ha adquirido 500 ejemplares.
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