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La basura lleva semanas acumulada, por tongas, en las calles de San Bartolomé de Tirajana, tanto en zonas turísticas como residenciales. Son residuos de plásticos y de papel y cartón que han desbordado los contenedores de la selectiva y que han empezado a ocupar aceras y parterres. Vecinos y empresarios han dado la voz de alarma, por salud pública y por la imagen que se está dando del municipio en plena temporada alta. El gobierno local atribuye la situación a problemas que arrastra la adjudicataria.
Tom Smulders, presidente de la comisión de Seguridad y Turismo de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), no ha hecho estos días más que recabar quejas del sector y de los propios turistas. «Para los que nos visitan la imagen es la que cuenta y la que ofrecemos estos días es la de un lugar tercermundista, aunque no lo seamos», se queja Smulders, que tiene claro que si esto no tiene rápido remedio, en pocos días se verán a las ratas campar a sus anchas.
El representante de la patronal deja claro que el problema se centra en la recogida de la selectiva, no en la de vidrio ni en la de fracción resto, que funciona con regularidad. «Llevamos así semanas, es ya insostenible y supone una vergüenza para todos los que defendemos las bondades del destino».
Smulders apunta que desde el Ayuntamiento le explican que la adjudicataria, con el contrato vencido desde 2019, arrastra serios problemas y que eso está ya afectando al municipio, pero se pregunta cómo es que no se le busca una solución. Recuerda que los ciudadanos pagan sus impuestos para que se les preste un servicio que ahora no reciben.
José Ruymán Cardoso, concejal responsable del área en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, entiende el malestar que se está generando, pero asegura que el gobierno local está haciendo todo lo que está en su mano para exigir a la adjudicataria las obligaciones de su contrato.
Todo se produce, según precisa el edil, después de que a Urbaser, la empresa concesionaria, se le averiaran los dos vehículos que tiene para la recogida, lo que paralizó el servicio. «Tras instarle a que buscara una solución urgente, conseguimos que alquilaran otro, que está operativo desde el día 1 de enero, pero que no es capaz de abarcar todo lo que se ha acumulado», aclara.
A Smulders tampoco le convence la otra alternativa que se ha buscado. Ha visto cómo este fin de semana se ha intensificado la recogida en las calles, pero ha sido testigo de que para ello se ha recurrido, entre otros medios, a un camión de la basura de fracción resto. Sus operarios se han dedicado a eliminar los residuos que se acumulaban en las calles alrededor de los contenedores, pero, por un lado, se pregunta por qué han dejado llenos los depósitos que corresponden a los complejos turísticos y, por el otro, duda de que con ese método se esté cumpliendo con la obligación de separar los residuos.
Este desborde de la basura de la selectiva en las calles de San Bartolomé de Tirajana coincide con los que a priori pueden ser los últimos meses de Urbaser al frente del servicio. Cardoso recuerda que entre octubre y noviembre el Ayuntamiento licitó un nuevo contrato, con el que no solo sacó a concurso la recogida de los residuos de plástico y de papel y cartón, sino que también le sumó la la del aceite y productos textiles.
El valor estimado del contrato asciende a 7,4 millones de euros (7.451.402) dividido en dos lotes y con un plazo de adjudicación de cuatro años más uno de prórroga. La solución definitiva puede estar encaminada, pero el edil reconoce que el nuevo contrato no resuelve con urgencia la actual coyuntura, porque, entre otras cosas, cree que no estará operativo, como mínimo, hasta marzo. «Lo tenemos complicado», admitía el concejal estos días.
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