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Aitana Pérez sirve una copa de vino blanco Albillo Criollo, variedad prefiloxérica que llevaron a La Palma monjes portugueses y gallegos y donde se conservaron reductos cuando, más tarde, la filoxera la condenó a la extinción. Es una de las joyas que se pueden probar en el estand de Vega Norte en la XI Feria Regional de Vino, Queso y Miel, que se celebra este fin de semana en la plaza de Timanfaya, en San Fernando (San Bartolomé de Tirajana).
Esta cooperativa de bodegas, con 284 productores, asume en esta edición la única representación de un producto que no viene de Gran Canaria. La feria suele hacerse en noviembre y la coexistencia de eventos similares en estas fechas le ha podido restar presencia. Sí acudieron a inaugurarla el presidente del Cabildo,Antonio Morales, y alcaldes y ediles de municipios de medianías.
El elixir Albillo Criollo desciende de los cielos de Tijarafe, Puntagorda y Garafía, donde se cultiva la uva por encima del nivel de las nubes, a más de 1.500 metros de altitud, para embriagar en los sures secos de Gran Canaria a los paladares más exquisitos que, dicho sea de paso, tienen la suerte, este fin de semana, de viajar sin salir de la carpa que ha montado la Mancomunidad de Municipios de Medianías para esta feria y donde los más curiosos pueden participar también de las catas que imparte con maestría Manuel López.
Jerónimo Marrero ofrece, por ejemplo, sus vinos de La Montaña, de las medianías y cumbre de la isla, con cinco variedades de tinto, para el que el 40% de la uva se trae de una finca en Acusa (Artenara) y el resto, de San Mateo. Con todo, el que más les demandan es el blanco, con 8 variedades, muy aromático, afrutado y seco.
Esta bodega trabaja la tradición, pero la feria también permite descubrir producciones bastante menos habituales, como la de la finca Fresas Valsequillo, en El Roque, de 10.000 hectáreas, la única con residuos cero, 100% ecológica, que trabaja el vino de fresa desde hace dos años y que ahora acaba de sacar una sugerente crema de fresa con nata, según explica Francisco Jiménez.
La alemana de corazón fataguero Ulrike Berg y su licor de cabra con gofio, marca Ñoos, no le va a la zaga en originalidad, un desayuno canario embotellado que quita el hipo, más aún si va acompañado de sus bombones de gofio o de chocolate con regusto picante hechos también de leche de cabra, fruto de una receta readaptada a la isla de su abuela holandesa. La original era con leche de vaca.
De variedades y singularidades está igualmente lleno el puesto de Mamasayo, que se llevó hasta San Fernando una selección de sus mojos (solo aquellos que contienen algunos de los productos protagonistas de la feria) y de sus mieles especiales, algunas, como dicen en el equipo que lidera Chary Medina, antídoto contra el solajero.
Los amantes del queso también tienen dónde elegir, desde los de la Quesería Guedes, de Casa Pastores, en Santa Lucía de Tirajana, de la que Loli Vizcaíno es su quinta generación y que lleva a gala hacer el media flor del sureste, plata este año en Guía, siempre con leche de cabra cruda, a la Naroy, de Tejeda, de las gemelas Natalia y Beatriz Mayor Monzón, y sus curados y semicurados de queso mezcla varias veces premiados.
Y luego hay estrenos como el del café La Sureña, de la finca de Antonio Pérez, con 700 cafetales junto a la carretera hacia Palmitos Park. Lo está probando y no le va mal. Este sábado hizo hasta cola.
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