
El verano ha vuelto a Tunte con el rigor de los calores propios de las tierras de medianías y cumbre, pero esta vez sus vecinos no podrán refrescarse en el agua de la piscina recreativa municipal. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana confirma que este año no podrá abrir este tradicional servicio público del estío tirajanero.
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El edil de Deportes, Ramón Suárez, explica que el consistorio llegó incluso a contratar las obras, pero que fue la propia empresa adjudicataria la que se dio cuenta de que las deficiencias que presenta el vaso no podrían ser resueltas con las acciones previstas en el proyecto inicial.
Detectaron, por tanto, defectos no previstos que han impedido el inicio de los trabajos y que, por tanto, han frustrado la puesta a punto de la piscina para este verano. Algunas fuentes vinculan estas deficiencias al hallazgo de más filtraciones de agua.
«Ya estamos preparando el modificado del proyecto para volver a encargar las obras», avanza Suárez, quien asegura que el objetivo del gobierno de PP-AV y CC, presidido por Marco Aurelio Pérez, es que la piscina municipal de Tunte vuelva a estar operativa el próximo verano. Aprovecharán, para ello, los meses del otoño y del invierno.
El Ayuntamiento contrató los trabajos inicialmente previstos el pasado 26 de junio, por lo que ya iba con cierto retraso (otros años abría el 1 de julio) para la apertura del recinto, que tiene la particularidad de estar techado y que está ubicado en la zona de Las Lagunas, en la parte alta del caserío histórico de Tunte.
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Las obras se le adjudicaron al Grupo Secoinsan SL por 38.948 euros y disponía de un mes para ejecutarlas. En esencia, según consta en la propia memoria del proyecto, iban a consistir tanto en una impermeabilización del vaso de la piscina como en una reparación de la textura de la zona de playa, la parte del recinto que está al aire libre y que hace las veces de terraza. Las dos superficies están en mal estado.
Con este objetivo, la propuesta técnica contemplaba la demolición de la última capa de fibra mediante el lijado de la superficie, con varias bolsas de aire, para luego enfibrarla y pintarla. Por su parte, se restauraría el suelo de la zona de playa para que recupere la rugosidad necesaria que evite los temidos resbalones.
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Este periódico no ha podido precisar si el modificado del proyecto podrá asumirlo la actual adjudicataria o si habrá que rescindirle el contrato y si, en ese caso, tiene algún coste al erario público.
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